¿Termina la lucha en Rio de Janeiro?

Tiene una motivación, ganar tres título olímpicos a hilo. Y ese solo móvil es uno bien grande para hacer los deberes y presentarse en los juegos de la XXXI Olimpiada. Mas, en caso de no bastarle con ello, Mijaín López puede adicionar ahora otro estímulo: si gana en la próxima edición, será el último campeón supercompleto, de esa casta, en la lucha grecorromana.

Es que, a propuesta de la Comisión Ejecutiva del Comité Olímpico Internacional (COI), se acaba de decidir dejar fuera del programa permanente a la lucha, exactamente después de los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Al término de la primera reunión de trabajo de la Comisión, en Lausana, Suiza, Mark Adams reveló la disposición, que sorprendió al mundo atlético, toda vez que se trata de un deporte presente desde los I Juegos y que ni siquiera era señalado como uno de los posibles excluidos de entre los 25 que integran el núcleo del programa olímpico.

Adams especificó que es solo una propuesta, que deberá ratificarse o anularse en San Petersburgo, Rusia, en mayo próximo, cuando se celebre la siguiente reunión del organismo.

Pero lo cierto es que, en lugar del pentatlón moderno, bádminton, taekwondo o tenis de mesa, los que parecían con menos probabilidades de permanecer en el programa, será la lucha la que deberá unirse a otros siete deportes que intentan sus inclusiones, como deportes adicionales, en los Juegos de 2020.

Se trata del béisbol-softball, que unieron sus fuerzas; karate, patinaje sobre ruedas, escalada, squash, wakeboard y wushu, cuyo futuro olímpico también se discutirá en mayo.   La noticia puede ser un aguijón para Mijaín que puede, en los últimos momentos de su ya gigante carrera, igualar una gesta solo alcanzada, en las divisiones topes, por el mítico Alexander Karelin.

El ruso Karelin se mantuvo invicto desde 1987 a 2000 y, en ese propio período, se ciñó la coronas olímpicas de los Juegos de Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996, cuando se compitió contra gladiadores de más de 100 kilogramos; además de alzarse con la medalla de plata en Sydney 2000, en un torneo de entre 97 y 130 kilogramos.

Para Cuba, sin embargo, la exclusión de la lucha no es nada grata, toda vez que es una de la disciplina con mejores resultados en torneos mundiales y olímpicos.

La Isla mayor de Las Antillas ha escrito una gran historia en los colchones del mundo, con hombres como Raúl Cascaret, bicampeón mundial, Héctor Milián, el primer monarca olímpico de América Latina, y, entre otros, Filiberto Azcuy (Atlanta 1996- Sydney 2000), en los 74 y 69 kilogramos, y el propio Mijaín López (Atenas 2004- Beijing 2008), dobles monarcas bajo los cinco aros.

Además, durante 20 años, de 1992 a 2012, Cuba ha alcanzado al menos una medalla de oro en la lucha, un palmarés imposible, por ejemplo, para el atletismo y el boxeo, las especialidades con mayores aportes a las arcas olímpicas del país.

Con toda seguridad la FILA, organismo que dirige la lucha deportiva a nivel internacional, iniciará ahora mismo una cruzada por mantenerse en el programa, una situación que ni sospechaban porque el belga Jacque Rogge, presidente del COI, dijo en 2007, cuando se aprobó la elección de un núcleo de 25 deportes básicos, que los incluidos solo podrían ser eliminados por razones excepcionales, entre las que mencionó escándalos de dopaje o corrupción y la pérdida de popularidad.

Y en mayo, en la referida reunión, sabrá si integra o no el grupo de ocho deportes que se recomendarán a la 125 sesión del COI, prevista para septiembre en Buenos Aires entre el siete y diez de septiembre, para ser incluido como deporte adicional en el programa de 2020.

Hasta 28 deportes podrán tener los juegos, por lo que en cada edición se sumarán tres al grupo básico, integrado por atletismo, balonmano, baloncesto, boxeo, bádminton, ciclismo, esgrima, fútbol, hípica, halterofilia, hockey, natación, piragüismo, voleibol, tiro con arco, gimnasia, tiro, judo, pentatlón moderno, remo, vela, tenis, tenis de mesa, triatlón y taekwondo.

Se les suma el golf y el rugby, debutantes en 2016 y, por esa razón,  que, al ser nuevos, asegurados para 2020, ya sea en Madrid, Estambul o  Tokio, ciudades candidatas a organizar los XXXII Juegos Olímpicos.

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