Un Mundial en el fin del mundo

El lobo Zabivaka, la mascota del Mundial Rusia 2018. Foto: Twitter.

El lobo Zabivaka, la mascota del Mundial Rusia 2018. Foto: Twitter.

A tres semanas del sorteo del Mundial de Fútbol y mientras la FIFA envía sus exploradores a Rusia, Adidas, un sponsor de toda la vida, acaba de hacer oficiales las camisetas que vestirán el próximo verano las selecciones que patrocina.

La multinacional alemana, cuya pauta de las tres listas parece dejarla sin mucho margen de maniobra, ha optado esta vez por seducirnos con movimientos más simples. Sus nuevos diseños, estilo retro, lucirán motivos y alegorías en homenaje a los uniformes de Italia 1990, tiempos en que la Unión Soviética se caía a pedazos.

Como el tema del mercadeo cobra cada vez mayor valor dentro de todo el mantra que rodea a la Copa del Mundo, no es de sorprender que cierta clase de fanáticos vaya tomando partido en el asunto desde mucho antes. En ese sentido, y para contrarrestar los excesos de las grandes marcas deportivas, el Estado Islámico o ISIS ya ha anunciado que durante el Mundial mantendrá inalterable una circular que es ley en sus comarcas desde el pasado año: recibirá 80 latigazos quien porte una camiseta de fútbol, una cifra que redunda en la media de goles que anota Leo Messi por temporada, pero multiplicada por dos.

El grupo extremista también dejó “recados” a varias de las grandes estrellas del fútbol con postérs que se han hecho virales en las redes. Entre los avisados están el propio Messi; su antiguo compañero del Barcelona, el brasileño Neymar Jr.; el astro portugués Cristiano Ronaldo y hasta el entrenador francés Didier Deschamps. Los carteles son una llamada de atención no solo para los jugadores y sus equipos sino también para el mismísimo Kremlin y el comité organizador, los que han respondido con mecanismos de control y monitoreo nunca antes vistos en eventos de esta naturaleza.

Uno de los carteles del Estado Islámico que amenaza a Messi y Neymar Jr.
Uno de los carteles del Estado Islámico que amenaza a Messi y Neymar Jr.

Además de nuevas camisetas e implacables dispositivos de seguridad, Rusia también tendrá su mascota. El lobo Zabivaka tomará el relevo del armadillo Fuleco de Brasil y dará continuidad a la figura del mamífero como elemento bandera de los últimas cuatro Copas del Mundo. La elección de Zabivaka –cuya traducción al español es “el que anota”– puso fin a varias especulaciones sobre el posible retorno del perro como imagen icónica de estas citas.

Otras de las novedades del certamen será la implementación del controvertido Video Arbitraje (VAR) y el lanzamiento de un nuevo balón inteligente: el Telstar 18. El esférico, otra gentileza de Adidas, es una reedición del utilizado en México 70 y Alemania 74 que, según el parte textual de la FIFA, “llevará un chip integrado para transmisión de datos de proximidad que permitirá a sus consumidores interactuar con el mismo mediante un teléfono móvil”, todo un combo en franca armonía con lo que será el primer Mundial jugado íntegramente por millenials.

A la espera de que Italia, un histórico en horas bajas, resuelva su complicada repesca ante Suecia, el resto de los campeones del mundo aguardan en los bombos que serán sorteados el 1ro de diciembre. Por tanto, no hay razones de peso para pensar que el de Rusia no será un gran Mundial, avalado, entre otras cosas, por la mística que revierte en el imaginario del fanático la atractiva condición de lejanía geográfica y cultural que ostenta el gigante euroasiático.

Aunque en varios canales oficiales ya están disponibles algunas de las canciones que animarán el evento, fuentes cercanas a la FIFA aseguran que sería Luis Fernando Londoño, Maluma, un producto de las categorías inferiores del club Atlético Nacional de Colombia, el encargado de ponerle cuerpo, que no voz, al asunto. Si esto es así, estaremos en presencia de una colaboración donde podría dejarse ver Shakira, por default, y quién sabe si también Bad Bunny, que no es un lobo, sino un conejo malo. Todo ello como parte de una performance minuciosamente calculada e inimaginable hace algún tiempo: la sepultura del folclore de los pueblos eslavos a manos del género urbano. Puro chantaje.

Salir de la versión móvil