Voluntarios cubanos en Río 2016

Reynier Hernández, desde el 23 de julio trabaja como voluntario en el Estadio de remo de la Laguna, en la zona de Copacabana.

Reynier Hernández, desde el 23 de julio trabaja como voluntario en el Estadio de remo de la Laguna, en la zona de Copacabana.

 

Más que nunca, Río de Janeiro es por estos días una ciudad cosmopolita, una mezcla de acentos e idiomas que interactúan en las arenas de sus playas, en los eufóricos gritos que animan a los deportistas desde las gradas de los estadios, o desde las favelas…

La diversidad cultural que implica la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos no solo se refleja en los casi 350 mil turistas extranjeros que han llegado hasta esa ciudad en las últimas semanas o en los cerca de 10 mil 500 atletas seleccionados para competir.

Desde una posición más anónima, alrededor de 50 mil voluntarios también participan de las Olimpiadas y se estima que de ellos, el 18 por ciento son extranjeros. Las cifras, publicadas en el sitio oficial de Río 2016 indican, además, que la mayor parte proviene de Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia y China.

Cuba también está presente en Río 2016 mediante esta forma de participación. Dos de los nuestros tuvieron la oportunidad, por ejemplo, de formar parte del cuerpo de baile de la ceremonia de apertura y otros dos van a participar en la clausura. Algunos de ellos accedieron a compartir sus experiencias con OnCuba.

Desde Copacabana

Reynier Hernández lleva poco más de cuatro años viviendo en Brasil. El ingeniero en Automática, quien realiza estudios de doctorado en el Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE), se inscribió a finales de 2014 para participar como voluntario en las Olimpiadas.

“Decidí inscribirme por la experiencia de formar parte del evento deportivo más grande del planeta, que en esta ocasión iba a ser en un lugar inédito; la posibilidad de conocer atletas y personalidades, y de hacer nuevas amistades”, cuenta el joven de 32 años que desde el 23 de julio trabaja en el Estadio de remo de la Laguna, en la zona de Copacabana.

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Durante la organización de la cita estival, los voluntarios fueron agrupados en nueve grandes áreas de actuación: apoyo operacional, servicios de salud, atención al público, deportes, protocolo e idiomas, prensa y comunicación, tecnología, producción de ceremonias y transporte. Reynier fue ubicado en esta última y forma parte del Equipo de Operaciones de la instalación. Su trabajo consiste en atender el control de acceso de carros y buses, embarque y desembarque de la familia olímpica, atletas, árbitros, patrocinadores, etcétera.

“Al principio tenía que ir en días alternos casi siempre (desde las 10:30 am hasta las 7:30 pm), pero con las Olimpiadas se intensificó el trabajo”, explica al referirse a las rutinas diarias.

Como no reside en la ciudad, durante los primeros días se quedó en casa de una amiga cubana, pues el Comité Olímpico no asume el hospedaje en Río de Janeiro, aunque sí garantiza el transporte interurbano y la alimentación en los horarios de trabajo. Eso dificultaba su traslado hacia el estadio que, en ocasiones, podía demorar hasta tres horas, en dependencia del tráfico. “Luego conseguí quedarme en un hostal que queda más cerca”, comenta.

Durante estas semanas, además de conocer un gran número de personas, ha podido ver a buenos atletas de remo y kayak competir, incluso hasta se ha topado una que otra vez con deportistas de la Isla.

“Un día en el metro me encontré con el equipo de tiro cubano y me puse a hablar con ellos, pero debo confesar que no conocía bien a la gente. Hablé con Leuris Pupo tremendo rato, sin saber que era él. Fue uno de los momentos que menos me esperé, cuando me di cuenta de con quién estaba hablando me dio tremenda emoción”, manifiesta Reynier, quien también adelanta a OnCuba que asistirá a la clausura de los Juegos Olímpicos y no solo en calidad de espectador.

El cubano supo hace unos días que fue seleccionado para formar parte de un grupo especial de 70 personas que representará a los 50 mil voluntarios del Programa de Voluntarios Río 2016 durante la ceremonia del próximo domingo.

“Los coordinadores de las zonas olímpicas sugirieron personas que para ellos representaban diversidad y demostraban todos los valores que se esperaba que tuvieran los voluntarios en Rio”, argumenta. Después de esa primera fase, se realizaron dos sorteos y a partir de los resultados se confeccionó la lista final de nombres.

Doris fue uno de ellos.
Durante la inauguración de los Juegos el día 5 de agosto, la cubana Doris fue voluntaria.

El Rostro de una cubana en el Maracaná

Quien se pasee en estos días por los pasillos del legendario Maracaná pudiera ver en una de sus paredes el rostro de Doris Martí Izquierdo, una cubana de 26 años.

La joven, formada en Ingeniería Industrial, no solo se tomó una foto en uno de los recintos deportivos más icónicos a nivel mundial, sino que tuvo la oportunidad que su imagen perdure allí, en homenaje a la colaboración que ella y tantos otros voluntarios están brindando en los Juegos.

Desde que salió la convocatoria oficial se inscribió en las audiciones de danza pues su mayor interés era participar en alguna de las cuatro ceremonias culturales (inauguración y clausura de las Olimpiadas y Paralimpiadas).

A Doris siempre le gustó bailar.
A Doris siempre le gustó bailar.

“Siempre me gustó bailar y ya que estaba aquí en Río de Janeiro no iba a perder esa oportunidad. Entonces me apunté para hacer la audición el 7 de noviembre de 2015. En ese momento no podías seleccionar en cuál de las ceremonias querías participar”.

Doris cruzaba los dedos para que le tocara la inauguración.

“Desde la audición aquello fue algo impresionante para mí, al ver a tantas personas tan animadas; había muchos extranjeros también. En las pruebas teníamos que seguir unos pasos que una muchacha estaba indicando”.

A finales de enero le enviaron un email diciéndole que había sido aceptada para participar en la inauguración, exactamente lo que quería. Los ensayos comenzaban el 29 de mayo y de acuerdo con el programa los primeros veinte tendrían una duración de cinco horas y los otros cinco se prolongarían durante todo el día.

Doris recuerda que cada persona tenía un número específico. “Yo era el 20 del bloque de los africanos, que pertenecía al grupo de geometrização el cual incluía también portugueses, asiáticos y árabes. En todo ese grupo grande participaron muy pocos bailarines profesionales”.

Era poco probable que su madre pudiera verla ese 5 de agosto en la televisión, entre tantas personas, luces y vestuarios. Quizás bastaba con saber que Doris estaba ahí, en alguna parte del gran escenario. Y sin embargo, sucedió, Dora Alicia Izquierdo vio a su hija por un instante.

“Eso fue comiquísimo. Mi mamá consiguió verme porque yo le había explicado la ropa con que iba a estar, también porque hubo un momento de la ceremonia en que una de las cámaras hizo un acercamiento y se pudo percibir mi rostro. En mi familia todos estaban muy contentos por mí”.

Su rostro está ahora en el Maracaná.
Su rostro está ahora en el Maracaná.

“Ah, cubano! Já você o falou tudo!”

Yoanni Sarmiento (30 años) también es voluntario de la parte cultural, pero a diferencia de Doris, él fue seleccionado para participar en la ceremonia de clausura, el próximo domingo.

Cuenta que durante la audición tuvo que bailar diferentes estilos de música, fundamentalmente samba, hip hop y otros bailes tradicionales de Brasil y del mundo en general.

“Después de que terminaron las pruebas, preguntaron si había algún profesor de danza o bailarín profesional en el grupo. Entonces me señalaron a mí y una muchacha me preguntó: ‘Você é professor?’, y respondí ‘No, no soy profesor, soy cubano’. Entonces ella me dijo ‘Ah, cubano! Já você o falou tudo’. Ahí sentí mucha alegría. Eso me marcó porque todos me miraban, me puse un poco penoso al principio, pero después pasó. Al final el director coreográfico, que es británico, me saludó y me dijo que lo había hecho bastante bien”.

Los ensayos de la clausura comenzaron desde junio y se han intensificado durante las últimas semanas. Según las normas, los voluntarios no tienen permitido revelar fotos de estos ni dar detalles sobre su realización pues el espectáculo debe permanecer en sorpresa hasta el día 21. Aun así, el joven destaca que estará basado en las raíces del samba y que recrea elementos de la naturaleza, al igual que la apertura.

Con el tricampeón, Mijaín López.
Con el tricampeón Mijaín López.

Yoanni también tuvo su momento de intercambio con deportistas cubanos. Cuando el ingeniero en Telecomunicaciones y otros amigos de la universidad en donde realiza estudios de Maestría se enteraron de que el luchador Mijaín López estaba en la ciudad entrenando al equipo de lucha, “le cayeron en invasión” en el local.

“Ellos nos recibieron, y sabes cómo son los cubanos, sean músicos, deportistas, lo que sean, siempre que se ven en el mundo se identifican. Allí nos trataron de lo mejor, conversamos y nos tiramos fotos con ellos. Recuerdo que le dije a Mijaín ‘Compadre, tienes que ponerte fuerte porque tienes mucha presión, son dos medallas de oro olímpicas y vienes por la tercera, todo el mundo quiere que la ganes…’ y él me dice ‘¿Presión por qué? Chama, aquí no hay miedo’”.

“Cuando ganó la medalla de oro le preguntamos, ‘Mijaín, ¿ahora que vamos a hacer?’ y nos dijo ‘Allá afuera nos vemos’. Que un campeón olímpico de su altura te hable así es algo que te llena de orgullo de ser cubano”.

Yoanni y sus amigos también fueron a ver al boxeador Julio César La Cruz a su combate contra el kazajo Adilbek Niyazmbetov. De seguro, los gritos desde las gradas en honor al oro de La cruz deben haber sido aún más altos, pues además de la nacionalidad, Yoanni comparte con el atleta el hecho de ser camagüeyano.

con atletas cubanos

 

El sueño, que sin serlo, se hizo realidad

Ni Reynier, ni Doris, ni Yoanni imaginaron que iban a asistir algún día al evento deportivo más importante del mundo y mucho menos formar parte del grupo de personas que ayudó a realizarlo. Ninguno de los tres puede decir, como establecen los clichés en estos casos, que fue un sueño convertido en realidad.

“Bailar en la clausura de los Juegos Olímpicos no era ni un sueño –ratifica Yoanni– y saber que voy a estar allí el domingo 21… Es algo único que voy a llevar siempre conmigo”.

“Voy a estar bailando inspirado en muchas cosas y entre ellas, en una triste noticia que recibí recientemente: la muerte de mi padre. Así que este momento es en especial para él, que va a estar mirándome, contento, como él era siempre”.

Casi al final de su entrevista Doris también describe la sensación que le deja haber sido participe de Río 2016: “Siempre esperaba ansiosa las ceremonias de inauguración y pensaba, sería maravilloso participar en un evento de esos. El día 5 me vi ahí, en el Maracaná, con muchas personas mirándonos alrededor del mundo. Cuando cantaron el himno de Brasil comencé a emocionarme mucho y cuando tuve que salir a hacer la parte que me tocaba el corazón se me quería salir del pecho”.

Para algunos, esta ha sido la experiencia más satisfactoria y el privilegio de juntar dos pasiones como el deporte y la danza. Para otros, la oportunidad de hacer nuevas amistades y aprender de sus culturas. Poder ser parte de la Historia de Río 2016 a través del voluntariado, deja a todos una sensación tan grata como la que debe sentirse al competir en busca de una medalla o llevar en la mano, aunque sea por unos minutos, la antorcha olímpica.

*Todas las fotos fueron cedidas por los entrevistados.

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