Yandy Díaz y el espejismo

Yandy Díaz. Foto: Minor League Ball.

Yandy Díaz. Foto: Minor League Ball.

Esto es una historia motivacional.

Cuando Yandy Díaz llegó a AA con los Indios de Cleveland en 2014, escribí un artículo el 27 de mayo de 2015 sobre él y la proyección de su talento. Los comentarios no eran nada favorables y quizás todo el universo lo veía como el pelotero que se enredaría en un espejismo. Ahora, los mismos que se equivocaron o lo ignoraron, lo buscan tras los vestidores, llaman a Yandy e intentan contactarlo.

Es la parte triste de la historia que finalmente comienza como debía. Triunfando el trabajo, las horas de frío en Ohio, las clases de idioma, la búsqueda del swing, de la posición, la lejanía y la costumbre de que todo para él siempre sería más difícil que para los demás.

Pasaron más de 20 meses, y sus pasos solo se podían ver mediante un reflector. Pero cuando el miércoles en el partido de los Indios contra los Rojos de Cincinnati, el “Caqui” hijo del mitológico “Araña Díaz” le encontró una recta a Brandon Finnegan y la colgó por encima del jardín derecho, todos pensaron: “llegó el momento”.

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Yandy Díaz le prometió a su madre, antes de salir de Cuba, que llegaría algún día a Grandes Ligas. Tras confirmar una espectacular temporada en las menores durante 2016 y asistir al Juego de las Futuras Estrellas, Díaz acaba de lograr su meta.

Con la noticia de que Jason Kipnis se ausentará las dos primeras semanas de la temporada por una lesión, se abrió un espacio de oportunidad para Díaz. Los Indios de Cleveland buscaban ocupar el espacio dejado por Kipnis, y así corrieron al dominicano José Ramírez hacia la segunda base hasta el regreso de Kipnis, dos veces Todos Estrellas.

Entonces, el natural de Sagua la Grande en Villa Clara comenzó una competencia de semanas ante los infielders Giovanny Urshela y Erik González.

Díaz fue elegido en 2016 como novato del Año en la International League de Triple-A, al producir con solidez para 325 /399./461, 32 extrabases y 44 carreras impulsadas en 95 partidos con Columbus Clippers.

“Hasta ahora están contando conmigo” le dijo Díaz a OnCuba una semana antes de revelarse la noticia.

Finalmente, Terry Francona lo llamó a su oficina el jueves por la tarde. Díaz, quien se convertirá en el pelotero cubano número 200 en jugar en Grandes Ligas, reconoció sentirse nervioso. Atrapado en uno de esos momentos en que crees que algo decisivo en tu vida está por ocurrir.

Y llegó la hora. Díaz ganó la guerra por la posición en una de las mejores batallas de esta primavera.

El infielder de 25 años también podrá jugar en los jardines, pero en esta primavera trabajó fuerte la defensa de la tercera base, bajo la tutela del instructor de infielders Mike Sarbaugh.

Su ofensiva parece lista para el nivel de Grandes Ligas. Él lideró a los bateadores de la International League en porcentaje de embasado durante el 2016 con 399 de OBP. Aun así, no fue subido en septiembre por la gerencia de Cleveland cuando se expandieron los rosters. La última vez que un líder de OBP en Triple-A no fue subido al equipo de MLB fue en 2012, con Jack Cust (400 de OBP).

La disciplina de Díaz en el plato y su habilidad para batear hacia los tres lados del terreno lo ubican en una posición de ventaja para no solo arribar a MLB sino establecerse.

Destruyó la primavera bateando 458. /544/. 708, cuatro dobles, dos jonrones y 15 impulsadas.

“Ellos me están preparando para eso, por eso estoy trabajando todos los días en la defensa para poder mantenerme ahí”, aclaró.

Los progresos de Díaz vienen desde 2014 cuando inició su camino por las ligas menores. Allí fue rankeado por la revista Baseball America como el bateador con mejor zona de strike de todo el nivel Doble-A en 2015.

“Gané confianza desde que estaba en Clase A, en Carolina cuando mis entrenadores me dijeron: ‘hagas lo que hagas la tercera base es tuya’. De ahí en adelante entrené más fuerte que nunca. No fue muy fácil porque era mi primer año en tercera base, pero con el tiempo me adapté y todo me salió bien hasta que fui ese año la mejor tercera base de la liga y al otro año en Doble-A también fui la mejor tercera base de la liga”, recuerda Díaz.

Al terminar la temporada de Triple-A, en septiembre pasado, se marchó a Miami por unos días. Al cabo de 8 días la jefatura de los Indios lo llamó para que tomara un avión hacia Cleveland. Él pensó que había llegado la hora. Pero, quizás, el momento para el mejor jugador de todo el sistema de las menores de los Indios en 2016 no había llegado. Estuvo una semana entrenando y esperando por la promoción que nunca llegó. Los Indios decidieron contratar a Coco Crisp y optar por más experiencia.

Díaz observó con detenimiento los juegos de postemporada, sin pensar en su situación. Él solo deseaba que sus compañeros ganaran.

“Me dijeron que el equipo estaba en buen momento y que los jefes hablaban todos los días mí. Que yo era un jugador que los podía ayudar bastante y que estaban tratando de buscarme un puesto”, recordó.

Al parecer, la hora del debut se acercaba hora tras hora. Díaz superó en average y embasamiento a González y Urshela, sus competidores directos. El dominicano González se ha ponchó 19 veces y solo ha capturado un boleto. El colombiano Urshela solo produjo para 268 de average.

Díaz demostró ser un bateador avanzado y listo para el nivel MLB, según aseveró hace pocos días el manager Terry Francona. En todos los niveles donde ha jugado, él ha obtenido más boletos que ponches. Su capacidad para producir extrabases lo colocan en un terreno favorable. Es el jugador de los Indios que más boletos capturó durante la primavera con ocho.

“No pienso que cambie en nada mi manera de batear ni mi sistema, la paciencia siempre va a estar ahí”, explicó.

Por mucho tiempo Yandy Díaz esperó su promoción a las Mayores. Su temporada invernal con los Leones de Caracas en Venezuela reafirmó su madurez como beisbolista. Allí bateó para 371 /450./ 510 y fue segundo de los bateadores detrás de Hernán Pérez (373) y en embasamiento solo superado por José Tábata (457).

Defensivamente, Erik González y Giovanny Urshela presentaban mejores credenciales que Díaz para el trabajo de tercera base. Además, ellos tenían la ventaja de pertenecer al roster de 40, mientras que el cubano se encontraba en el campamento de primavera como invitado fuera-del roster. Sucedió lo que el béisbol siempre muestra cuando es verde.

Sucedió lo magnifico. El salto de calidad más elevado en un beisbolista cubano en el último lustro. Donde habita la subestimación en la oscuridad, y a la vez se destornilla la flor.

Terry Francona aclaró que si la jefatura sentía que Díaz era el indicado no les interesaría mucho este problema, y lo agregarían al roster de 40.

Él lo sintió.

“Si me ganó el puesto con el equipo, pensaré en mi madre y en mis abuelos, las tres personas más importantes de mi vida”, confesó.

Todos estos años de trabajo para que el camino vuelva a comenzar de nuevo. Es otro camino nuevo y alucinante.

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