Yulieski Gourriel y sus dioses juguetones

¿No piensas hablar del Yuli y su debut  con los Industriales? Una sonrisa en sus labios fue muestra elocuente de la dosis de ironía que acompañaba a la pregunta. El inquisidor en cuestión era uno de los tantos “socios de la zona” cuyo nombre nunca conoces, ni siquiera te es necesario el dato. Al final solo coincides con ellos de vez en vez; quizás en el bar de la esquina cuando vas a comprar los cigarros del día o en una de las aceras del barrio, cuando ya ellos consumieron sus tragos y andan a la caza de cualquier interlocutor para dar rienda suelta a su gran pasión: discutir de pelota.

Nunca ha leído un trabajo mío y con seguridad jamás lo hará. Para él soy el periodista que escribe en internet, que lo actualiza con asiduidad del accionar de los peloteros cubanos en las Mayores, y uno de sus más encarnizados rivales en los debates beisboleros. Por mi parte, confieso que disfruto de esa condición otorgada. Enredarme en esas batallas acaloradas sobre nuestro pasatiempo nacional siempre me ha resultado una oferta difícil de rechazar. Quiso el destino que lleve más de 25 años viviendo a tan solo 200 metros del Latino, así que no podría ser de otra manera.

En esta ocasión no hubo tiempo para la polémica. Debía recoger a mi pequeño diablillo en el círculo y andaba contra reloj. Buscando aplacar su evidente descontento prometí le dedicaría unas líneas al estreno azul del estelar tercera base, y además quedé debiendo unos minutos de intercambio. Continué mi camino y desde ese instante empecé a acumular ideas para el nuevo trabajo.

Estoy seguro que hay unos cuantos dioses allá arriba que se divierten haciéndole trastadas a Yulieski Gourriel. Por herencia familiar le llegó el primer gran reto: ser hijo de Lourdes, el hombre que no fallaba a la hora cero. Ahí mismo una de esas divinidades traviesas decidió que el último bateador en los juegos finales del equipo Cuba iba a ser él. Bueno, solo en aquellos partidos donde llegáramos perdiendo al noveno capítulo y la escena quedara lista para revertir la situación. Allí, “en la caliente”, estaría destinado por siempre a emular con el héroe de Parma. El final de estas historias ya ustedes lo conocen.

Las Series Nacionales le han deparado otro infortunio del destino. Su equipo no es ganador. A pesar de que en la mayoría de las campañas en que Yulieski ha intervenido, Santi Spíritus ha contado con buenos trabucos, esta generación aún se debe el añorado título. Estuvieron a un pasito en aquella inesperada final contra Holguín, donde siendo los favoritos de la mayoría les llevaron la cartera en casa propia. En otras ocasiones se han quedado en semifinales ante Industriales, Pinar, La Habana, Matanzas…en fin. Y para no perder la costumbre la deidad retozona le ha dado cita al Yuli en varios momentos para, a la hora de los mameyes, ver si corta el bacalao de una vez y por todas…

Tocó el turno entonces al traslado de toda la familia para La Habana, por cuestiones de enfermedad del patriarca. En una nación donde se cuentan por miles los que cada día se aventuran en busca de una oportunidad en la capital de todos los cubanos, creo que nunca la llegada de unos migrantes de las llamadas “áreas verdes” había causado tanto revuelo. Y lo peor estaba por llegar: le iban a permitir al clan Gourriel jugar con los Industriales en la venidera campaña. Ahora sí los seres del más allá se habían excedido.

El descontento en el inicio fue casi unánime. Los fanáticos azules, en su mayoría enemigos acérrimos del Yuli, consideraron una afrenta que se le permitiese llevar el emblema con la giraldilla en la camiseta. Y ahora a quien le iban a gritar “payaso” en sus andanzas colectivas en el Latino; además que el tipo era gafe, de seguro les traería mala suerte y pasarían años sin ganar una corona. Por otro lado estaban los millones de rivales históricos de Industriales regados por toda la isla, la Habana incluida. “A este hijito de papá vende patria ya lo cogeremos cuando comience la serie y le toque visitarnos…el va a saber donde Pupy va a tocar”, mensaje que sin dudas avizoraba un futuro complicado.

Inexplicablemente a alguien se le ocurrió que la primera subserie de Industriales fuera el clásico ante Santiago. Algo así como que en la fecha inaugural de la Liga se enfrentasen el Madrid y el Barza, cuando aún los equipos, los fanáticos y la prensa no han calentado motores. ¡Tiene que haber sido a algún Dios con cara de coreano, que la final olímpica del 2008 lo dejó con ganas de seguir jodiendo al Yuli¡ Vaya estreno que le esperaba al ahora antesalista y tercer bate azul.

Llegó el día esperado. En las gradas del Guillermón Moncada no había espacio para un aficionado más. Par de outs iniciales y el presentador del estadio anunció el nombre del “proscrito”.  Empezaba la fiesta para la fanaticada indómita. Después de un primer lanzamiento fuera de zona, Danny Betancourt dejó caer un cambio en curva sobre el que Yulieski falló en dramático swing. La apoteosis fue total, a estas alturas todavía no sé si le gritaban “gallina”, por aquello de que a su antigua selección le dicen los gallos, o si la palabra de orden era “Shakira”. Da igual, de cualquier modo era la primera señal de las bienvenidas que le esperaban a su paso por los estadios de toda la nación.

Ese día, pesar de que conectó dos buenas líneas, Yulieski falló en cuatro turnos. Mi hipótesis de las divinidades juguetonas se validó aún más en el segundo encuentro. Otra vez, en par de ocasiones, le dio duro a la pelota pero de frente. De 4-0 por segunda jornada consecutiva, y la conga indómita gozando de lo lindo. Ayer, en el último partido de la subserie, parece que en el Olimpo estaban ocupados con la jornada de Champions en Europa, y pudo conectar sendos indiscutibles.

Yulieski es uno de los peloteros más completos que ha dado esta isla en lo que va de siglo XXI. Al menos yo, no albergo ninguna duda en ese sentido. Es más, considero que es uno de los jugadores cubanos a los que, desde hace rato, nuestro béisbol les queda chiquito y están necesitados de probarse en otras ligas de mayor nivel. Tal como les conté creo que su único problema está asociado a dioses revoltosos que disfrutan haciéndole diabluras de vez en cuando. Y por suerte para él creo que estas cosas tienen solución…

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