AUGE: moldear los sueños de otros

Foto: Ismario Rodríguez

Foto: Ismario Rodríguez

Son cuatro amigos. Pasaban sus tertulias soñando y poniendo sobre la mesa las habilidades que cada uno podía aportar en un emprendimiento común. Un economista con máster en Administración de Negocios, una diseñadora gráfica, una comunicadora y un biólogo con estudios de maestría en Relaciones Internacionales y de diplomado en Comercio Exterior. Todos jóvenes, todos queriendo cambiar junto con Cuba.

Querían probarse como gestores de su propio negocio en un país donde ya existe más de medio millón de trabajadores por cuenta propia y miles de emprendimientos. Así fue que en octubre de 2014 nació AUGE. Casi dos años después se presentan orgullosos con una carpeta de más de veinte clientes decididos a confiar en ellos para recibir asesoría de negocios.

La aventura comenzó con una investigación de cuatro meses para un primer diagnóstico de 128 negocios privados en La Habana. Entre los cuatro recorrieron negocios en Plaza, Playa y La Habana Vieja y se dedicaron a hacer visitas de “cliente espía” o “cliente misterioso”, técnica de investigación adaptada a las condiciones de Cuba.

“Queríamos evitar que nos confundieran con inspectores, por ejemplo. Nos hacíamos pasar por clientes y usábamos una guía de observación para detectar el concepto del negocio, si es que lo tenían, sus debilidades y fortalezas y hacerles una lista inicial de recomendaciones”.

“En esas jornadas”, cuentan, “no quedaba más remedio que gastar dinero del poco que teníamos”. Ese fue, digamos, su capital semilla.

“A veces solo tomábamos un café o nos comprábamos una botellita de agua. Otras veces íbamos con la leyenda de que estábamos organizando una celebración de 50 años de casados de nuestros padres, o la fiesta de fin de año de una supuesta empresa para la que trabajábamos. Y entonces nos daban mucha información”.

Al final obtuvieron lo que necesitaban: un mapa para saber por dónde empezar y qué puertas tocar para brindar sus servicios de asesoría de negocios.

Muchos trataron de disuadirlos. “Aquí la gente no sabe de marketing”, les decían. “Pero nosotros hemos verificado que la gente sí sabe y sí entiende”.

Foto: Ismario Rodríguez
Foto: Ismario Rodríguez

La mayoría de los clientes han sido negocios ya constituidos que pidieron ayuda para perfeccionar su desempeño: desde soluciones de diseño gráfico hasta relanzamientos de marca o reparaciones en su modelo. Otros han buscado a AUGE para hacer estudios de factibilidad, para organizar un concepto, para preparar su nacimiento.

“Lo que ocurre es que ahora hay voluntad entre los dueños que perciben sus necesidades y pueden pagar este tipo de servicios”.

Todo ha cambiado. En los 90 existía solo un puñado de paladares en La Habana, que únicamente podían tener 12 sillas. Hoy hay más de 500 restaurantes en la capital. Algunos bastante grandes, que compiten con los estándares internacionales. “Nosotros en AUGE hemos tratado de construir una oferta que pueda ser accedida por estos nuevos empresarios”.

Hasta ahora han prestado servicio a los negocios que son predominantes todavía en Cuba y que tienen más necesidades de competir y establecer sus ventajas: restaurantes, bares, cafeterías, equipos de desarrollo de software, spas, gimnasios.

“Hoy podemos vender los servicios de AUGE con más facilidad que hace dos años. No solo porque tenemos más experiencia y nos sentimos más seguros, sino porque hay más necesidad en el mercado de aplicar este tipo de know how”.

AUGE es un equipo que ya rebasa sus cuatro integrantes. “Nuestra filosofía es dar un servicio integral, pero sin tratar de desdoblarnos en lo que no somos. Cuando necesitamos especialización en otras áreas buscamos a profesionales”. AUGE crea alianzas para resolver problemas. Existe ya en Cuba una red de negocios que prestan servicios profesionales a otros negocios en las más diversas áreas. La mayoría de ellos han tenido que abrirse camino con dificultades, con un marco legal restrictivo. Su trabajo depende de conocimientos técnicos y profesionales de alto valor cuyas funciones a veces no se comprenden de manera correcta por parte de los reguladores.

“El que decide emprender juega un papel positivo en la sociedad. No necesariamente es alguien que se va a forrar en dinero; no es el embrión de un desalmado capitalista. Es quien genera un servicio, suministra un producto no disponible, genera empleo, paga impuestos y contribuye a redistribuir la riqueza y a financiar los programas sociales que distinguen a esta sociedad”.

Los emprendedores en Cuba necesitan algunos impulsos fundamentales: muchas más acciones de capacitación, multiplicación de facilidades financieras y espacios de diálogo entre ellos y con las autoridades. “Ese diálogo hoy lamentablemente existe en muy pocos lugares”.

“La coyuntura de restablecimiento de relaciones entre los Estados Unidos y Cuba”, opinan, “lejos de ser inhibitoria, debería propulsar más el desarrollo de este sector a partir de una voluntad política seria. El propósito expreso del gobierno de Estados Unidos de utilizar el emprendimiento privado como agente de cambio, debería ser una motivación adicional para propiciar un sector con una conciencia de Cuba, personas que sean patriotas y que comprendan su papel en esta sociedad. Lo más bonito es que los hay; son muchos. Solo que tienen que lidiar todavía, con problemas, trabas, sospechas…”.

AUGE tiene la posibilidad de ayudar a convertir los sueños de otros en realidades eficientes, duraderas. El pasado mes de mayo estuvieron representados en la VII Cumbre Mundial de Emprendimientos que se celebró en Palo Alto, California. Junto a otros diez emprendimientos cubanos, conocieron de cerca cientos de experiencias de todos los lugares del mundo. Pudieron reafirmar que emprender, bajo cualquier circunstancia, es difícil. Se trata de enamorarse de una idea –mejor si es buena– y no abandonar el ring en el primer round.

Foto: Ismario Rodríguez
Foto: Ismario Rodríguez

***
AUGE es la suma e integración de estos profesionales:
Lyly Díaz, diseñadora gráfica
Suselmi Martín Guilarte, comunicadora
Oniel Díaz Castellanos, biólogo, máster en Relaciones Internacionales y con un diplomado en Comercio Exterior
Frank Orta, economista y máster en Administración de Negocios

Salir de la versión móvil