El establecimiento de PYMES en Cuba pudiera aumentar el PIB entre 1,5 y 1,7%

Desde el punto de vista de la política económica, en una recuperación lo razonable sería utilizar de manera pragmática cualquier activo que pudiera estar disponible en Cuba.  

Foto: Otmaro Rodríguez.

Foto: Otmaro Rodríguez.

En momentos en que parecería que Cuba se aproxima al momento “pico” de la emergencia sanitaria del COVID-19, es probable que la atención comience a desplazarse hacia la gestión de la recesión económica en la que ha entrado el país en 2020 y que se estima en una disminución del Producto Interno Bruto (PIB) de entre el 3,7 al 4,7%. (1)

Las medidas económicas adoptadas para mitigar el impacto económico de la Covid-19 pudieran mantenerse durante algún tiempo, con eventuales adecuaciones, pero son las medidas relativas a propiciar la recuperación económica las que deberán ocupar el centro de atención.

Esta no ha sido una crisis económica “normal” y, consecuentemente, tampoco cabría esperar una recuperación “normal”. La recesión no se debe principalmente a un “fallo” de demanda sino a un “choque de oferta”.

El gobierno cubano debió tomar la acción deliberada de detener el funcionamiento de la economía –como en muchos otros países– pues las medidas de distanciamiento social exigían interrumpir una parte relativamente amplia de la producción y de los servicios. También se han afectado flujos de suministros y de capitales desde el exterior que han tenido el efecto de “desconectar” circuitos de la economía nacional.

La recuperación económica en 2021 debería producirse de manera progresiva y desigual entre sectores. El turismo, que de “locomotora” pasó a ser un factor “acelerador” de la recesión, es probable que funcione como factor “retardador” de la recuperación porque no se vislumbra una reactivación segura y sustancial de los flujos de turismo en 2020 y 2021.

Desde el punto de vista de la política económica, en una recuperación lo razonable sería utilizar de manera pragmática cualquier activo que pudiera estar disponible en Cuba.  

El argumento que he expuesto en días recientes en las redes sociales es que el sector privado es uno de esos activos, pero que su aprovechamiento exigiría la legalización del funcionamiento de pequeñas y medianas empresas (PYMES).

También he sostenido que una contribución positiva de las PYMES al proceso de recuperación pudiera tener el efecto de convertirlas en parte de la “nueva normalidad” de una Cuba post COVID-19.

¿Qué pudiera esperarse de las PYMES en el corto plazo?

Expresado de manera sucinta, las PYMES pudieran ser la mejor oportunidad para incrementar la productividad en el corto plazo y con ello ayudarían a la recuperación económica.

Es decir, se trata de procesos a nivel de empleo y productividad, un plano esencial donde muchas veces comienzan y terminan las discusiones entre economistas. Esos son los dos factores a los que habría que dedicarle una atención especial.

Las PYMES pudieran aumentar la creación de empleo en el sector privado, precisamente el único sector que ha incrementado el empleo neto en Cuba desde 2008, pero que ha estado limitado debido a las restricciones con las que tiene que funcionar el trabajo por cuenta propia (TCP).

Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba (varios años: 2011, 2014, 2016, 2018), y Yenia Silva Correa, “La población económicamente activa en Cuba aumentó en más de 40 000 trabajadores en 2019”, Granma, 19 de enero de 2020 http://www.granma.cu/cuba/2020-01-19/el-empleo-en-la-mira-de-todos-19-01-2020-17-01-45
Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba (varios años: 2011, 2014, 2016, 2018), y Yenia Silva Correa, “La población económicamente activa en Cuba aumentó en más de 40 000 trabajadores en 2019”, Granma, 19 de enero de 2020 http://www.granma.cu/cuba/2020-01-19/el-empleo-en-la-mira-de-todos-19-01-2020-17-01-45

En 2019, el sector estatal solamente conservaba el 75% de los trabajadores que llegó a emplear en 2008, una “destrucción” promedio anual de 2,6% en el empleo neto.

En cambio, el sector no estatal incrementó el empleo neto a razón de 4,9% anual, llegando a tener en 2019 el 31,8% del empleo nacional, casi la tercera parte.

El sector privado desempeña la función esencial de la creación de empleo neto en Cuba… desde hace tiempo

Las estadísticas oficiales de empleo privado perdieron rigor a partir del Anuario Estadístico de 2017 y por tanto es preferible hacer estimaciones a partir de 2016 en vez de utilizar los datos distorsionados de la estadística oficial. He abordado la cuestión en un artículo anterior. (2)

El siguiente gráfico indica que desde 2008 hasta 2018, el empleo privado (TCP y productores agropecuarios privados) ha representado la mayor parte del empleo no estatal, llegando a ser el 86% del total del empleo no estatal en 2019. Explico en una nota final el método utilizado para estimar las cifras totales del empleo privado, del empleo privado que no es TCP, y del empleo cooperativo en 2017 y 2018. (3)

El sector privado agregó 617 400 trabajadores entre 2008 y 2018, ocupando la importante función de sector creador de empleo neto del sistema económico.

Durante el mismo período, el sector cooperativo (UBP, CPA y CNA) contribuyó con 54 600 empleos netos, una cifra once veces inferior al empleo neto agregado por el sector privado.

En 2018, el sector privado aportaba el 27,2% del empleo total del país.

Además de acelerar la creación de empleos, las PYMES pudieran incrementar la productividad promedio que hoy tiene el TCP. Es conocido que el formato empresarial ofrece ventajas técnico-productivas superiores al ambiguo esquema con el que hoy opera el TCP, algo que en “la forma” parecería ser una modalidad de trabajo individual y familiar, pero que permite contratación de empleados, aunque legalmente no se reconocen las empresas privadas nacionales.

El reforzamiento adicional de la creación de empleo neto y del incremento de la productividad necesitaría que la legalización de PYMES estuviese acompañada de la eliminación del sistema nominalizado de licencias (estrecho y primitivo) que impide el despliegue de las capacidades técnicas de una parte de la fuerza laboral del TCP, es decir, se necesita la superación de una “planificación” que conlleva a la subutilización premeditada del principal recurso productivo del país.

En condiciones en que el sector estatal ha reducido sustancialmente el empleo, las PYMES privadas deberían ofrecer trabajos que reflejen no solamente la diversidad de la estructura económica del país, sino también actividades intensivas en conocimiento y tecnología.

La importancia de los datos del empleo privado radica en que cuando este adquiere una escala grande, se convierte en una variable crucial de la productividad del país y por tanto del proceso de creación del valor agregado.

Al tener una escala grande, los incrementos de productividad del empleo privado tienen un efecto significativo en la economía nacional.

Con esa “masa crítica”, cualquier noción de que el sector privado es una especie de “cuneta” a donde va a parar fuerza de trabajo sujeta a condiciones de baja productividad para ofertar productos y servicios periféricos, es una noción despistada respecto a la realidad de la economía y de la sociedad cubana.

Desde el momento en que el sector privado ofrece casi una tercera parte del empleo nacional, cualquier enfoque “plebeyo” del sector privado es desacertado. Para decirlo en códigos actuales: sería una “traba” del pensamiento económico que se necesita para superar la crisis.

¿Pudiera estimarse el aporte del sector privado al crecimiento económico en el contexto de una eventual recuperación?

Como el argumento principal que he utilizado para defender el establecimiento acelerado de las PYMES en Cuba se apoya en la combinación del número de empleados y del incremento de la productividad, el componente que faltaría por cuantificar sería el relativo a la productividad.

Es un ejercicio complicado pues no puede apoyarse directamente en la estadística oficial y tampoco parecen existir estudios específicos sobre el tema. Al menos no los he podido localizar.

Se trataría entonces de un ejercicio aproximado que utilizaría, como referente, la información sobre las productividades relativas en otros países y que en vez de ofrecer estimados únicos, presentaría un rango de estimados. Este ejercicio de estimación no tiene como objetivo la precisión, sino la aproximación.

Un análisis realizado en Vietnam indica las diferencias de productividad que existen en dependencia de la intersección entre la forma de gestión económica y el formato institucional de las entidades productivas, comparando las productividades en cuatro tipos de actividades: (4)

  • Empresa estatal
  • PYMES privadas
  • “Negocios de hogar” legalizados (donde no existe una relación empleador-empleado, sino trabajo individual y familiar)
  • Actividad informal

Cuando se comparan los promedios absolutos de productividad de cada uno de esos niveles, es posible calcular cifras relativas de productividad. En el estudio mencionado, las cifras son las siguientes:

La productividad promedio de las PYMES privadas equivale al 38% de la productividad de las empresas estatales.

La productividad de los “negocios de hogar” equivale al 81% del nivel de la productividad de las PYMES y al 30,9% de la productividad de las empresas estatales.

La productividad de la actividad informal equivale al 43% de la productividad de las PYMES y al 16,5% de la productividad de las empresas estatales.

Es decir, los datos de Vietnam permiten identificar una “jerarquía” de niveles de productividad que asumimos que en términos generales pudiera existir aproximadamente en Cuba.

El método de estimación del efecto de las PYMES en la productividad del sector privado no agropecuario

Los datos de Vietnam sirven como referencia para establecer varios supuestos del ejercicio que se hace para estimar los posibles efectos sobre la productividad en caso del eventual establecimiento de PYMES.

Se consideran solamente dos niveles en las condiciones cubanas: el sector de TCP que ya existe y las PYMES que legalmente no han sido establecidas.

La ausencia de datos obliga a trabajar con supuestos “gruesos”, siendo el principal estos la consideración de una situación “media” en ambos niveles (TCP y PYMES). Naturalmente, existe una gran diversidad al interior del TCP cubano, que, de hecho, incluye el funcionamiento de PYMES, aunque estas no hayan sido legalmente reconocidas.

Lo que desea medirse aproximadamente es el efecto que tendría el establecimiento de las PYMES en la productividad promedio de conjunto de los trabajadores que hoy participan legalmente en el sector TCP y de los trabajadores adicionales que pudieran incorporarse, tanto a las PYMES como al TCP, en un nuevo contexto en el que ambas modalidades coexistirían al interior del sector privado nacional.

Es importante aclarar que el ejercicio de estimación considera que solamente una parte del TCP se transformaría en PYMES y que no se estaría midiendo el efecto en la productividad de los trabajadores de las PYMES, sino el efecto que pudieran tener las PYMES en la productividad promedio de todos los trabajadores que forman el conglomerado TCP + PYMES, es decir en todos los trabajadores privados no agropecuarios.

Dos escenarios:

Se consideran dos escenarios. El primero asume que la productividad promedio actual del sector TCP equivale al 20% de la productividad promedio del país y que la legalización de las PYMES elevaría ese nivel hasta el 25% de la productividad promedio nacional.

El segundo escenario considera niveles de partida y de llegada más bajos de productividad. Se asume que el nivel de productividad actual del TCP es el 15% de la productividad media y que el establecimiento de PYMES haría crecer la productividad del empleo privado no agropecuario hasta el 20% de la productividad media.

Como puede observarse, se trata de supuestos moderados que se mueven en rangos que incluso son inferiores al nivel relativo de la productividad observados en Vietnam, donde la productividad de los “negocios de hogar” equivale al 30,9% de la productividad de las empresas estatales y el de las PYMES representa el 38% de la productividad de las empresas estatales.

Los datos de partida:

Producto Interno Bruto (PIB) en 2019: 57 310 millones de pesos (estimado a partir de crecimiento de 0,5% y del dato del PIB a precios constantes en 2018) (5)

Número total de trabajadores en 2019: 4 515 200 (6)

Productividad media en 2019: 12 692 pesos (cifra redondeada: 12 690 pesos) (7)

Número total de trabajadores en sector TCP en 2019: 617 974 (dato de cierre de septiembre de 2019) (8)

Supuestos adoptados:

  • Solamente se ha considerado, como dato de partida, el empleo en el sector TCP (a partir del número de licencias informadas al cierre de septiembre de 2019).
  • Se asume que la legalización de PYMES produciría un incremento promedio de la productividad del conjunto de trabajadores del sector privado no agropecuario (TCP + PYMES).
  • Se asume que los niveles de productividad actuales del TCP son tan bajos, que es factible registrar incrementos relativamente altos en el indicador en el corto plazo, aun cuando la nueva productividad promedio en el punto de llegada (después de establecer las PYMES) siga siendo relativamente baja.
  • Se asume que el establecimiento de PYMES facilitaría el incremento del empleo privado no agropecuario hasta un nivel de 800 000 trabajadores en seis meses (empleo en TCP + PYMES).

Resumen de la estimación:

Resultados de la estimación:

Escenario # 1: El valor agregado extra por incremento de productividad (969,6 millones de pesos) equivale a 0,0169 del PIB de 2019 (a precios constantes).

Aporte estimado de PIB adicional: 1,7% (cifra redondeada)

Escenario # 2: El valor agregado extra por incremento de productividad (854,4 millones de pesos) equivale a 0.0149 del PIB de 2019 (a precios constantes).

Aporte estimado de PIB adicional: 1,5% (cifra redondeada)

Conclusiones

El ejercicio de estimación permite adoptar la hipótesis de que si se establecieran PYMES en Cuba (bajo ciertas premisas), se le agregaría entre 1,5% y 1,7% al PIB del país, una cifra nada despreciable en una situación como la actual.

 

Notas

1 El estimado de CEPAL es -3,7% y el The Economic Intelligence Unit es -4,7%. Ver https://www.cepal.org/es/comunicados/pandemia-covid-19-llevara-la-mayor-contraccion-la-actividad-economica-la-historia-la

2 Ver, “Las estadísticas de empleo privado en Cuba: ¿una pirueta ideológica?”, blog El Estado como tal, 6 de mayo de 2019 https://elestadocomotal.com/2019/05/06/las-estadisticas-de-empleo-privado-en-cuba-una-pirueta-ideologica/

3 Considerando que la “revisión” de los datos de empleo efectuada en el Anuario Estadístico de Cuba 2017 distorsiona la serie de datos relativa a empleo privado no TCP, empleo privado total y empleo cooperativo, se procedió a recalcular los datos para 2017 y 2018. Se considera que no es necesario ajustar los datos oficiales de empleo TCP y de empleo total no estatal porque estos mantienen su coherencia en las series del Anuario.

Se procedió a calcular el empleo privado no TCP asumiendo como dato de base la cifra de empleo privado total de 2016 (1 139 200 trabajadores), tomada del Anuario 2016, a la cual se le restó la cifra de empleados TCP (540 800 trabajadores). El resultado fue una cifra de 598 400 trabajadores privados no TCP en 2016. Se hizo el mismo cálculo para el año 2008, con un resultado de 460 500 trabajadores.

Se calculó el crecimiento anual promedio de los trabajadores privados no TCP en el periodo 2008-2016, resultando una tasa anual promedio de 3,33%

Se aplica esa tasa al dato de base en 2016 (598 400) y se estima la cifra de trabajadores privados no TCP en 2017 (618 300 trabajadores) y en 2018 (638 900 trabajadores).

Se suman ambas cifras a los datos de trabajadores TCP del Anuario 2018, para los años 2017 (583 200 trabajadores) y 2018 580 800 trabajadores), calculando de esa manera el total de trabajadores privados de 2017 (1 201 500 trabajadores) y de 2018 (1 219 500 trabajadores).

Luego se estiman las cifras de empleo cooperativo, restando a las cifras de empleo no estatal de los años 2017 y 2018 (tomadas del Anuario 2018) los datos recalculados de empleo total privado de 2017 (1 201 500 trabajadores) y de 2018 (1 219 500 trabajadores).

Las cifras recalculadas del trabajo cooperativo son 185 800 trabajadores en 2017 y 196 200 en 2028.

4 Nguyen Thang, Laure Pasquier-Doumer, y Xavier Oudin (editors), The Importance of Household Businesses and the Informal Sector for Inclusive Growth in Vietnam, co-publicado por Vietnam Academy of Social Sciences and the French National Research Institute, 2017. Ver Gráfico 5.4 Value added per year and per worker (labour productivity ) by institutional sector (million VND)

5 ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2018.

6 Yenia Silva Correa, “La población económicamente activa en Cuba aumentó en más de 40 000 trabajadores en 2019”, Granma, 19 de enero de 2020 http://www.granma.cu/cuba/2020-01-19/el-empleo-en-la-mira-de-todos-19-01-2020-17-01-45

7 Indicador aproximado de productividad que se obtiene dividiendo el estimado del PIB de 2019 (a precios constantes) entre el número total de empleados en 2019.

8 Yenia Silva Corrrea, “Nuevas normas jurídicas para el trabajo por cuenta propia”, Granma, 5 de noviembre de 2019, http://www.granma.cu/cuba/2019-11-05/nuevas-normas-juridicas-para-el-trabajo-por-cuenta-propia-05-11-2019-22-11-20

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