La innovación y sus posibilidades reales sobre la economía de Cuba: el todo y las partes

Sin la reforma integral del sistema empresarial en Cuba el papel de la innovación en los procesos productivos reales será siempre muy limitado.

CIGB-Mariel. Foto: Biocubafarma.

Está fuera de discusión que la investigación y la innovación son factores esenciales en el proceso de desarrollo económico de cualquier país. Es importante que los gobiernos la promuevan, la financien y la conviertan en parte de la estrategia nacional.

Sin embargo, esto no puede ocurrir sobre un vacío o simplemente como estructuras nacionales de carácter general guiadas por comisiones de gobierno, etc. Debe ser parte de un proceso integrado al fortalecimiento del tejido empresarial, como parte de lo que la empresa necesita para avanzar en un medioambiente de competencia, colaboración e incentivos, así como con las condiciones y los servicios generales necesarios para la inversión.

Sin la reforma del sistema empresarial, como parte de las transformación integral de la economía, fundamentalmente de la empresa estatal (no para que deje de ser pública, sino para que deje de ser ineficiente), el papel de la innovación en los procesos productivos reales será siempre muy limitado. Las evidencias de este hecho abundan.

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Diversos economistas cubanos hemos insistido sistemáticamente en la necesidad de una reforma integral de la economía como condición sine qua non para que todos los demás factores que empujan la economía al desarrollo puedan operar efectivamente. Este es también el caso de la innovación de base científica.

Cuba ha demostrado su capacidad de avance y aporte científicos en importantes ramas como la biotecnología, el software, etc. También lo podría ser en el infinito campo que abre hoy la inteligencia artificial, sin embargo, los límites para que esto se convierta en parte de la dinámica generalizada de las empresas en toda la economía en general hacen que esa aspiración esté aún muy lejos de la realidad.

Es un potencial desaprovechado. La pregunta que debe hacerse es ¿por qué? La respuesta, en mi modesta opinión, es que, como expresé antes, el recipiente en el cual esto debe operar, o sea la economía nacional y su sistema empresarial, no son los que corresponden con esta aspiración.

La organización y estructura del modelo económico no es neutral respecto a las posibilidades del uso e impacto de la innovación y las nuevas tecnologías. Es, además de esencial, imprescindible.

Casos como el de China, Corea del Sur, Taiwán y otros, a pesar de las diferencias entre ellos, demuestran el enorme impacto de la innovación cuando esta corresponde a un sistema empresarial con la descentralización y los incentivos para aplicarla de manera intensiva.

La súper centralización, las estructuras supra empresariales muchas veces innecesarias como muchas Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial, OSDEs, no todas—; la planificación burocrática, la imperfección y a veces inexistencias de los mercados, etc., son limitaciones que no permiten que la generalización de la innovación pase de ser una excepción en algunos segmentos institucionales, muy importantes por cierto, pero sin calado en la dinámica económica nacional.

El caso específico de la agricultura y la pecuaria son emblemáticos en este sentido.

Hemos expresado que conjuntamente con la reforma empresarial, la reestructuración de este subsistema debe ser una de las prioridades de la reforma integral de la economía.

Es en ese contexto que la innovación y las tecnologías podrán tener un fuerte impacto en la producción de alimentos, que es una prioridad esencial en estos momentos como han reconocido altos dirigentes del gobierno. Sin esa condición el resultado esperado no podría suceder y la innovación, aun cuando el país tenga alto potencial para ella, no podrá tener el resultado al que se aspira.

Un análisis de las últimas encuestas realizadas en Cuba sobre innovación refiere que:

El análisis comparativo (…) sobre los resultados obtenidos en las tres Encuestas Nacionales de Innovación por secciones temáticas seleccionadas muestra que las variaciones de una encuesta a otra, aunque existen no son significativas, lo que evidencia que para un periodo de 20 años (1997-2017) la conducta innovadora de las empresas cubanas mantuvo un comportamiento casi lineal, sin el desarrollo necesario para contribuir de una manera lo suficientemente efectiva a la solución de los problemas económicos y sociales del país” (ver Rodríguez Batista, Armando; Chía Garzón, Jesús; Arias Martín, Héctor; Zamora Rodríguez, María Luisa, Cuba y las Encuestas Nacionales de Innovación: La Conducta Innovadora de las Empresas Cubanas, CITMA 2022.)

Quiere todo esto decir que la ciencia y la innovación también deberían aplicarse a los sistemas de organización de la economía y del sistema empresarial, a fin de cuentas la economía también es una ciencia y de una importancia capital, más aún en una nación que aspira a un desarrollo socialista.

Valdría discutir, por ejemplo, qué reflexión científica hay en la base de lo que debería ser una política efectiva y acelerada de estabilización macroeconómica, condición indispensable para el avance de todo lo demás y para el control de la inflación con toda la importancia social y política que esto tiene.

Lo que expreso no deja de tener en cuenta las limitaciones e impactos que provoca el bloqueo criminal y la política de agresiones a la que está sistemáticamente sometida la nación, pero es mucho lo que se puede hacer a pesar de ese problema mayor

El modelo económico es esencial para cualquier alternativa, no solo de desarrollo; también para recuperar el crecimiento estable de la economía. Sin ese factor estaríamos, como en una ocasión expresó Bolívar, “arando en el mar”.


*Este texto fue publicado originalmente en el perfil de Facebook de su autor. Se reproduce con su expreso consentimiento. 

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