Señor Biden, por favor háblenos a nosotros: los cubanoamericanos.

No, Biden no va a ganar el voto cubanoamericano, pero puede reducir su margen de derrota si le habla francamente a los votantes cubanos moderados y progresistas sobre dos temas principales: las preocupaciones del patio que compartimos con todos los otros norteamericanos, y la cuestión de la política hacia Cuba.

El candidato presidencial demócrata Joe Biden habla el martes 15 de septiembre de 2020 durante un evento del Mes de la Herencia Hispana en el Osceola Heritage Park, en Kissimmee, Florida. (AP Foto/Patrick Semansky)

Otra campaña presidencial, y no es una sorpresa ver al presidente Trump nuevamente explotando las emociones de muchos en la comunidad cubanoamericana con la falsa promesa de “liberar” a Cuba con la misma política fracasada de hace 60 años, mientras que los demócratas son —otra vez— demasiado tímidos para enfrentar el “intocable tercer carril” de la política del sur de la Florida.

La guataquería con el electorado cubano está peor de lo que hemos visto en mucho tiempo. Dos recientes encuestas pronostican un descenso del 45-50% del voto cubanoamericano que ganaron Obama (2008 y 2012) y Clinton (2016), y observadores tan disímiles como Karl Rove y Andrés Oppenheimer también sugieren que la opinión cubana está retornando a sus “raíces anticomunistas de los 1960s.”

Pero como expresa el New York Times: “la Florida es un juego de márgenes,” y el voto cubano es uno de esos márgenes. Contrario a las expectativas, esto presenta una oportunidad para Biden, no solo una preocupación. No, Biden no va a ganar el voto cubanoamericano, pero puede reducir su margen de derrota si le habla francamente a los votantes cubanos moderados y progresistas sobre dos temas principales: las preocupaciones del patio que compartimos con todos los otros norteamericanos, y la cuestión de la política hacia Cuba.

No quede duda que muchos de nosotros estamos asqueados con Trump en general, y con el odio que está sembrando en toda la población. Y también con el odio que está reviviendo dentro de nuestra comunidad, cuando lo que necesitamos urgentemente es una reconciliación con nuestro país de origen, después de sesenta años de amargura.  Muchos de nosotros estamos horrorizados por su respuesta a la pandemia, con la pérdida de trabajos y hasta de las casas.  Y necesitamos servicios y seguros médicos: miren a Hialeah, la ciudad con mayor población cubana en todo el país, y también con el mayor número de miembros en Obamacare.

Pero siempre está presente la cuestión de Cuba, ese perenne “tercer carril.”

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Biden no puede pretender que va a ser más “duro” con Cuba que los republicanos; él no puede ganar esos márgenes que necesita tratando de ser más Trumpista que Trump.  Esos que creen la gran mentira de que Biden es un socialista de closet no se van a convencer de lo contrario con argumentos racionales. La política “dura” contra Cuba solo ha causado sufrimiento en la Isla y en nuestra comunidad, y ha sido desastrosa para nuestro país adoptivo. Y muchos cubanoamericanos se vienen ajustando con la realidad que es Cuba, como lo demuestran los más de medio millón de viajeros cubanos a la isla en 2018.  Desde entonces, Trump ha venido dificultando severamente los viajes y las remesas, y promete aumentar esas medidas restrictivas.

Yo no sé si Biden va a aprovechar esta oportunidad. Desgraciadamente, casi todo el aparato demócrata lo presionará para que no lo haga, porque están muy comprometidos con la extrema derecha de nuestra comunidad. Y esto, a pesar de que la mayoría de ellos están de acuerdo con que la política actual es inútil, y que el único camino razonable sería el llamado “engagement” con la isla. Ojalá que Biden esté a la altura de esta oportunidad, hablándonos francamente a nosotros y a todo el país, y retomando con firmeza el cambio de política que inició con Obama en 2014.

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* Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Sun Sentinel, se reproduce con autorización expresa del autor.

 

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