El Latino y San Obama

Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

 

A Obama lo van a santificar en el Cerro, en las inmediaciones más próximas al estadio Latinoamericano. Yo los invito a que se lleguen por ahí y vean el ajetreo incesante, como hormigas obreras, de todo un país volcado para “regalarle las mejores galas” al primer Presidente de los Estados Unidos que en funciones visita La Habana.

Los alrededores del Latino (no solo su manzana) y muchas más cuadras a la redonda, adyacentes, por donde se supone que pueda pasar la caravana presidencial y la prensa extranjera ahora mismo tienen encima a decenas de trabajadores que laboran bajo el sol para remodelar y embellecer la zona.

El aire huele al hedor de las calles recién asfaltadas, no para el ruido de las cavadoras que trituran el piso, hay hierba fresca acabada de sembrar salpicada de esmalte, lomas de tierra colorada (casi rojiza) estacionadas fuera del estadio que ha llegado desde Indio Hatuey en Matanzas para sustituir la arcilla de la medialuna del terreno, hay brigadas de pintores por todos lados cambiando los colores vetustos y corroídos de las fachadas de las casas y los muros por colores pasteles, hay más pintores ocupándose de las cercas oxidadas del parqueo, hay constructores que preparan mezcla de cemento y polvo de piedra en plena calle para darle fino a las paredes.

Hay brigadas de servicios de la empresa eléctrica trepados en los postes para cambiar cables y caballitos, hay decenas de carros del Ministerio del Interior, del INDER y de todos los ministerios involucrados en “la tarea”, hay obreros que entran y salen del estadio con cascos y herramientas pero que no te dejan pasar dentro, hay una enorme grúa que toca el sol y se encarga de la sustitución de las tejas metálicas del techo del Latino y hay un punto wifi en el parque donde la gente le enseña a sus amigos y familiares, que están del otro lado de la pantalla, cómo Obama ha puesto a Cuba.

En la esquina de Pedro Pérez y Patria, justo frente al Latino, una cafetería barata oferta panes con pasta y tortilla, jugos naturales y café. Marta, su propietaria, me dice: “llevan días en esto, están repellando las casas para pintarlas, también están cambiando los techos de tejas porque parece que alguien se dio cuenta que estaban en candela, ayer andaba por aquí el comandante Ramiro Valdés y Díaz-Canel”.

-¿Vas a abrir el día del juego?- le pregunté.

-No –me dijo.

-Pero si ese día seguro te sube la venta…

-Yo lo que quiero es que me den unas entradas como vecina de aquí, para poder ir con mi hija y mi nieto para ver el juego y ver a Obama de cerca. La otra vez todas las entradas fueron por invitaciones; se las dieron a los militantes del Partido en los trabajos y los aficionados no pudieron entrar.

Marta lleva más de 35 años viviendo en esta casa. Los ingresos económicos de la familia no le han permitido repararla. La última vez que Marta “le pasó la mano” a su casa fue en 1999, cuando los Orioles de Baltimore visitaron la Isla y el Estado le arregló la fachada. La brigada está cerca, anda a dos puertas de distancia.

Alberto Hernández, obrero de la empresa ECAL-6 de la UBEC de San Miguel del Padrón, que remendaba, empapado en sudor, un muro en la calle 20 de mayo, me comenta: “aquí están trabajando gente de todos lados, de todos los municipios, hay que dejar esto al quilo, todos los días verifican el trabajo, no puede haber invento, Obama si suena”.

Un padre que atravesaba uno de los parqueos con su hijo de la mano dice: “San Obama, así le van a poner a ese negrito. Tiene La Habana revuelta.” El hijo se mete en la conversación: “Papi, ¿Obama también es pelotero?”

Quedan menos de 20 días para que aterrice Barack Obama en Cuba y ya se notan los preparativos para el recibimiento.

Cuba vs Rays de Tampa Bays

El Presidente de los Estados Unidos escribió en su cuenta en Twitter: “Play ball” y compartió un enlace de la página oficial de la Major League Baseball (MLB) que hace alusión al encuentro de exhibición que sostendrán el próximo 22 de marzo la selección nacional de Cuba y los Tampa Bays.

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Después de la visita de los Orioles de Baltimore en 1999, más ningún equipo de las Grandes Ligas había disputado un juego en la Isla. Stuart Sternberg, dueño de la franquicia de los Rays, declaró recientemente en un comunicado que su organización se sentía “privilegiada” en viajar a Cuba y que esta era una oportunidad “memorable y significativa”.

Por su parte, Rob Manfred, comisionado de la MLB, expresó que: “Major League Baseball está emocionado por jugar en Cuba y de tener a los Rays de Tampa Bay representando a los 30 equipos. Apreciamos el rol constructivo proporcionado por nuestra pasión compartida por el juego, y esperamos poder experimentar la rica historia de tradición de Cuba en el béisbol y la pasión de sus muchos y fieles fanáticos”.

Antes del triunfo de la Revolución cubana en enero de 1959, los equipos de la MLB solía disputar partidos de pretemporada en la Isla. Cuarenta años más tarde los Orioles fueron los primeros en jugar en La Habana en la etapa revolucionaria. En este sentido, Tony Clark, director ejecutivo del sindicato de peloteros señaló: “Agradecemos al equipo nacional de Cuba y a todos los involucrados en la organización de este juego, ya que estamos muy contentos de regresar a La Habana para continuar nuestros esfuerzos para fortalecer las relaciones entre nuestros países a través de nuestro amor y pasión para el juego de béisbol”.

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