Nelson Mulet: entre retratos de señoras y un taller

Un pintor cubano radicado en Las Vegas ha querido homenajear a sus alumnas de dibujo dándose, al mismo tiempo, la oportunidad de encauzar su obra. Así nace la exposición "It´s never too late" (Nunca es demasiado tarde), abierta en una residencia para jubilados.

Nelson Mulet junto a sus alumnas del taller de pintura en la residencia para jubilados de Las Vegas, Revel Nevada. Foto: https://www.facebook.com/revelnevada/

El artista cubano Nelson Mulet (Holguín, 1977) organizó una exposición de retratos y no he querido perdérmela. Nos conocimos poco antes de que comenzara el siglo XXI, aun no había iniciado sus estudios en el Instituto Superior de Artes (ISA), donde se licenció de Artes Plásticas en 2006 en la especialidad de Pintura; sin embargo, ya tenía la idea de una obra por la que sigue luchando.

“Mi trabajo, sobre todo a partir de la tesis, se empezó a centrar en el lenguaje del arte y cómo se puede articular poesía; es decir, subvertir los códigos a través de ese lenguaje para dar lugar a nuevos mensajes. Por ahí va mi trabajo, que ha sido esencialmente pictórico”, dice.

Esa obra la desarrolló primero desde Holguín, la ciudad en la cual ambos vivíamos, luego en La Habana. Ahora, vive en Las Vegas, a donde llegó casi de manera casual hace unos pocos años. Si durante el desmontaje de una exposición en el hotel Pernik un amigo no le comenta la existencia del sorteo para emigrar a los Estados Unidos, su presente, que entonces era “el futuro”, hubiera sido otro.

El pintor cubano Nelson Mulet el día en que inauguró la exposición, en la residencia para jubilados Revel Nevada. Foto: Cortesía del entrevistado.

Luego de una estancia breve en Miami, la primera ciudad donde vivió Nelson Mulet fue en Louisville, en el estado de Kentucky: pero, la nieve le disgusta como a muchos, así que duró poco allí y con él toda la familia, que entonces estaba formada por su esposa e hija.

Por carretera, en bus, se trasladaron hasta Nevada. “Vinimos a parar a Las Vegas. Estoy aquí por un amigo que me vio mal donde estaba. Y no me arrepiento; a pesar de que esta ciudad es una gran fachada, un gran escenario, uno se acostumbra a su cadencia, a su vida”.

En Las Vegas, quien se presenta como “diseñador y artista visual”, especialidades por las que ha ganado premios como el de la Ciudad de Holguín 2016, Nelson inventa la manera de mantenerse en ebullición creativa. Ha sido una de sus virtudes.

Recuerdo la vez en que, casi frente al Capitolio de La Habana, me mostró un poemario impreso por él mismo en el ISA, y otra en que en la sala de su departamento holguinero me puso delante de una de sus series, en ella jugaba con fósiles y símbolos.

El libro de poemas lo conservo en cajas dentro de escaparates prestados. Parte de la serie, en cambio, puede encontrarse ahora mismo en su página personal, bajo el título: “Fósil”. Como presentación, un precepto teórico filosófico que deja en claro también sus concepciones sobre el arte, el artista y el sentido de su obra: “Somos, al final, hacedores de huellas, huellas que serán fosilizadas por el sedimento de la institución artística. Inevitablemente”.

Fossil resistance. Técnica mixta / madera. 30 x 30 cm

Permanecer en uno de los dilemas, sea cual sea la manifestación en la que se desarrolle uno: el creador quiere concretar la obra y lograr que alguna vez se reconozca. He ahí la justificación de la más reciente muestra de Nelson Mulet a la cual he asistido gracias a Facebook. Su título la justifica doblemente: It´s never too late (Nunca es demasiado tarde).

Los retratos, porque son retratos a carboncillo, se encuentran desde el pasado mes de agosto en la residencia para ancianos Revel Nevada, donde trabaja en mantenimiento. Y muchos de sus amigos la hemos disfrutado ya en su muro de la red social.

Retrato que forma parte de la exposición ” It’s never too late”

“La exposición surgió bajo el imperativo de romper la inercia a la que todo emigrante se ve obligado: trabajo, trabajo y más trabajo”, me dice, porque para no traicionar a los creadores de su estirpe, Nelson, como casi todo emigrante, también ha lavado platos, ha limpiado cocinas y fregado pisos en su nueva circunstancia.

“Quizás se difícil de creer, pero mis mejores ideas artísticas han venido en los momentos en que realizaba estas labores”.

Por muy brillante que sea, una idea necesita de una base económica para ver la luz, por eso pensó que sería bueno armar una muestra para las personas con las que interactúa a diario: “Se me ocurrió hacer una exposición que sirviera de homenaje a mis alumnas, unas ancianas con el valor de aprender a pintar a una edad tardía. Es también una forma de crear la base económica para verdaderas creaciones artísticas del futuro”.

“Nunca fueron encargos”, advierte: “De hecho, tuve la intención de que las obras fueran hasta cierto punto una sorpresa para las retratadas. Fueron concebidos con la precisa intención de impresionar, no solo por la pericia de la técnica carboncillo, también por la capacidad de captar la psicología de cada personaje. En este sentido la selección de las poses jugaron un papel fundamental.”

Una de esas alumnas se llama Sophia Rossi. Es californiana, tiene 62 años y está encantada con el resultado y la manera en que Nelson ha incorporado a los residentes en su arte, en su obra, lugar adonde lentamente irá a plasmarse de algún modo todo lo que sigue viviendo.

En los Estados Unidos tiene también este pintor a su hija, que debe su nombre, Isla, a una de sus trabajos.

Isla # 6, Acrílico / Lienzo, 90 x 140 cm, Nelson Mulet.

“Islas es una serie marina, pinturas no realizadas a la manera natural. Tampoco están realizadas directamente de una fotografía. Son  imágenes del mar sacadas del televisor, copiadas con todos los efectos de la pantalla y, a partir de esa visualidad logré imágenes del mar donde no aparece la isla, que es el espectador, el que mira. Se trata de una construcción poética a partir de lo que puede ser también una isla: una construcción mediática”.

A Nelson Mulet le interesan los temas universales, dice, no se encasilla en asuntos o elementos nacionales, aunque lleva lo cubano con él a dondequiera que vaya. Del mismo modo cree que aun no ha pasado el tiempo suficiente para que la cultura estadounidense se imponga en su arte, aunque está convencido de que “la cultura cubana está profundamente influenciada por el arte y la cultura norteamericana”. Debido a esto, en su obra también yace desde hace mucho esa huella.

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