Un cafecito en Miami con JennyLee Molina

“Este olor siempre me recuerda a mi familia, mi papá, la tradición cubana de tomar café con los amigos”.

JennyLee Molina. Foto: Marita Pérez Díaz

JennyLee Molina. Foto: Marita Pérez Díaz

El olor del café recién colado sale de las ventanitas* de la calle Ocho de la Pequeña Habana. Es una tarde calurosa. JennyLee Molina pide uno negro, sin azúcar, como cada día alrededor de las 3 pm.

“Este olor siempre me recuerda a mi familia, mi papá, la tradición cubana de tomar café con los amigos”, dice Molina mientras hace una foto a la taza de café con sus labios rojos marcados en ella. Luego pasa un filtro para arreglar los colores y la comparte en sus redes sociales con el hashtag #305Cafecito, justo como aquella primera vez, en 2012, cuando esa “casualidad” le cambiaría la vida.

JennyLee Molina. Foto: Marita Pérez Díaz
Foto: Marita Pérez Díaz

Con 36 años, Molina es la exitosa presidenta y fundadora de su propia agencia de publicidad en Miami, JLPR, ubicada justo en el corazón de la calle Ocho. Cuenta con miles de seguidores en Instagram, Twitter y Facebook. Más de 50 mil, si sumamos solo algunas de sus cuentas. Aunque ya venía despegando como profesional luego de estudiar Comunicación en la Universidad Internacional de Florida (FIU), en realidad “la casualidad” que la puso en la luz pública fue 3:05 Cafecito, una iniciativa para convertir las 3:05 de la tarde como la hora oficial del café en Miami.

“La idea surgió mientras tomaba café con un amigo y miré el reloj a las 3:05 pm, que casualmente es el código telefónico para el área de Miami. Entonces twité una foto con el hashtag #305Cafecito y lo publiqué como la ‘hora oficial’ para el coffee-break en Miami”, cuenta Molina.

El tweet se volvió viral. El revuelo fue tal, que el alcalde de la ciudad hizo oficial esa hora para el “Cafecito Time” en Miami, en el año 2013, tal y como muestra un cuadro en la pared de su oficina.

Foto: Marita Pérez Díaz

“Si en Londres tienen la hora del té, en Chile tienen la Once, yo decía, ¿por qué Miami no puede tener su hora para el cafecito?”, dice Lee Molina sentada ya en su oficina, justo delante de un cartel gigante que dice «Good Vibes» –buenas vibras.

La campaña sobrevivió como una plataforma en redes sociales para promocionar restaurantes locales, “ventanitas” y otros proyectos que celebren la cultura cubano-americana alrededor del café. Dentro de las colaboraciones con marcas establecidas ya ha trabajado con Nespresso, Café La Llave y Starbucks, entre muchos otros.

De padres cubanos, Molina se considera “muy cubana para ser americana y muy americana para ser cubana”, parafraseando los versos de Lourdes Casal donde decía ser “demasiado habanera para ser newyorkina…”.

“Yo soy de Miami, pero no soy tan americana, prefiero un congrí que un mash potato americano, por ejemplo. Pero siempre queda la mezcla. Yo digo ‘tri ou faif cafecito’, en spanglish, mitad inglés y mitad español. ¿Qué mejor puede describir mi cultura y mi identidad que esa mezcla?”, dice.

¿Te gusta el café americano?

No, es muy aguado. Me gusta el estilo cubano, bien fuerte. El grano debe estar bien tostado y oscuro. Mis amigos estadounidenses me dicen que sabe a “quemado”, pero tiene que ser bien fuerte.

JennyLee Molina. Foto: Marita Pérez Díaz

¿Hay alguna diferencia entre la tradición del café en Miami y el de la Isla?

Cuando fui a La Habana en 2001 me sorprendió que el ritual del café era el mismo, lo veía muy familiar. Los pasos son básicos para el verdadero espresso cubano: cuelas en una cafetera italiana y mezclas las primeras gotas del café con el azúcar bien rápido para formar la espumita y luego añades el resto. La consistencia y el sabor son únicos. Aunque hay variaciones, como el cortadito, etc., o simplemente negro y amargo sin azúcar, que es como lo tomo yo.

El café conecta. Cuando llegan los amigos a una casa cubana, aquí o en la Isla, lo primero es preguntar: “Te brindo un agüita y un café?”. Eso no puede faltar. La colada como la hacen en Cuba y Miami está diseñada para compartirla entre amigos, en los vasos o tazas pequeñas. Fíjate que una colada puede traer tres o seis tazas, dependiendo del tamaño de la cafetera. Eso es lo lindo del café y de nuestra cultura, que en general somos gente muy alegre y cálida que le gusta compartir.

¿Cómo comienza tu historia de amor con el café?

Desde muy niña. Con apenas 10 años ya sabía cómo colar café. Mi papá tomaba tres o cuatro veces al día. Mis padres son personas muy trabajadoras y tomaban mucho café para mantenerse activos. Mi familia y los cubanos en general somos personas muy alegres, con valores familiares muy fuertes, gente trabajadora que echa pa’lante. Y el café es parte importante para mantener toda esa energía. Yo también tomo bastante café cuando trabajo mucho tiempo, y para despertarme.

¿A dónde te ha llevado el fenómeno 3:05 Cafecito?

Hay gente que no me conoce, pero conoce 3:05 Cafecito. He estado en una ventanita, por ejemplo, y he oído decir a personas que no conozco. “Oye tú sabes que 3:05 is Miami coffee-break time?”. Y yo me quedo callada, pero me da gracia. Eso me pone contenta. La idea de 305 Cafecito evolucionó de ser una comunidad alrededor de la tradición cubana del café hasta convertirse en un espacio para conectar a toda esa gente y promocionar otros proyectos, otras marcas, restaurantes y mantener viva la costumbre.

Pero no tengo solo ese proyecto. Otro que es muy personal para mí es Leha Art, en Hialeah, donde nací. Ahí sirvo de conectora para varios trabajos comunitarios con artistas que pintan murales en las calles. Incluso hemos logrado cambiar leyes o requisitos para permitir a los artistas alquilar espacios donde antes no podían, y es una manera de atraer el talento y el arte a la zona.

Molina tiene como presentación en sus redes sociales el lema “Family First” y en su Website el de “Stay positive”, dos recursos que la mantienen optimista ante las adversidades como emprendedora.

“Siempre hay situaciones difíciles, siendo una empresaria me he enfrentado a muchas, pero uno va aprendiendo y mejorando. Mi hijo de ocho años es una motivación muy grande para mí. La familia es lo más importante”, dice.

Aunque confiesa no saber si su hijo heredará el gusto por el café de estilo cubano, su ilusión es que no pierda el idioma español, además de poder criarlo con las costumbres cubanas y las tradiciones de una isla que no le es ajena para su olfato en los negocios.

“Me encantaría poder colaborar con Cuba, hacer eventos y publicidad allá. Aunque todavía se ve lejano, sería un sueño para mí”.

*Miami está lleno de ventanitas, lugares donde se vende el típico café cubano.

Foto: Marita Pérez Díaz

Las 5 mejores ventanitas de Miami (según JennyLee Molina)

1- El Exquisito, en la Pequeña Habana

2-Sergio’s, en Coral Gables

3-Enriqueta’s, en Midtown

4-Mary’s Coin Laundry, en Coconogrove

5-Versailles, en la Pequeña Habana

 

Este artículo está incluido en el número 49 de la revista OnCuba Travel.

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