Un sparring con Alcides Sagarra

Cuando Alcides Sagarra habla todos a su alrededor atienden y escuchan. Puede venir un chiste, un consejo, una anécdota, incluso, un regaño; pero todos callan y observan al maestro, que enseña canas, algunas arrugas y unos espejuelos que dejan entrever el paso del implacable tiempo. En contraposición, su rostro no difiere mucho del que mostraba cuando subió a Teófilo Stevenson a la final del I Campeonato Mundial de Boxeo, en La Habana de 1974. Sus facciones se mantienen intactas.

Alcides gesticula como pocos. Saca sus palabras, duras a veces, y dice lo que piensa. Nunca se ha escondido y menos ahora después de 81 años de vida. Si la elegancia, como sustentó Balzac, es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, entonces Sagarra se conjuga con la elegancia. Para él no existió meta imposible. Genio divino del entrenamiento. Talento mayúsculo. Sus más de cuarenta años al frente del pugilismo cubano resultaron suficientes para alimentar una leyenda, a golpe de estudio, mano dura, entrega, mucho sacrificio y respeto.

Sobre el pasado, el presente y el futuro, OnCuba dialogó con este profesor de generaciones. Un hombre diáfano, obstinado, práctico, siempre abierto al diálogo, a la crítica, a la enseñanza, y que, pasada más de una década desde que dejó su puesto como director técnico de la Escuela Cubana, disfruta cada victoria, sufre cada derrota y deja escapar una palabrota cuando los suyos son despojados. Él lo vivió en carne propia.

Labor actual- En este instante soy entrenador consultante. Integro un grupo de compañeros con experiencia, a los cuales tanto preparadores como deportistas nos piden consejos. Colaboramos con la formación técnica y otros elementos necesarios. La función es ayudar en los planes de trabajo para que no se pierda la esencia del boxeo cubano. Es una misión que tiene carácter nacional, ninguna provincia queda exenta. Además auxilio en la parte académica como profesor del Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo, en tesis de licenciatura y maestrías, e imparto conferencias.

Salud- Bastante bien. Ahora mismo tengo un catarrito… Mejor ni te cuento. La humedad y los cambios de tiempo hacen lo suyo, pero nada preocupante. Solo hay que saber dosificarse y cuidarse mucho. También es bueno no exigirse, tomarse un rato y luego continuar. Además, recuerdo algo, mi abuela falleció con 119 años, mi mamá de 104 y mi papá de 89, al paso que voy yo parto de tres mil, si es que me muero.

¿Cansancio?- No, lejos de estar cansado. Me siento en perfectas condiciones para seguir ayudando. La Escuela Cubana no se puede perder, hay que mantener la dinámica y los triunfos. El día que no pueda más no estaré conforme conmigo mismo.

sagarra1Diferencias entre el boxeo nacional actual y el de su tiempo- Ahora es más difícil. Son más las competencias y los cambios. En la época entre los 70 y los 90 no había tantos eventos. Actualmente, hay que clasificarse y ha cambiado el sistema de calificación, pues clasifica el nombre y no el país como sucedía antaño. Ello complica más desde el punto de vista técnico-táctico, porque tienen que efectuar más combates. Eso sin olvidar que en esta etapa se eliminó la cabecera y la camiseta, algo que llegó bruscamente.  El deporte es semiprofesional y profesional en la misma Asociación Internacional (AIBA); lo mismo que se pelea a tres asaltos como en los Juegos Olímpicos, que a cinco en la Serie Mundial o seis u ocho en el AIBA Pro Boxing. Son muchas las maneras y eso complejiza el sistema.

Calidad individual, ¿pasado o presente?- No se pueden comparar épocas. Esa es una distinción que no se puede hacer, resulta muy complicado. Antes existían una serie de condiciones que nosotros teníamos que nos favorecían y ahora hay otras que favorecen y otras que perjudican; lo único que debe verse siempre es el resultado. Eso es lo realmente importante. La calidad siempre está en el rendimiento.

La Escuela Cubana mantiene su esencia- Hay diferentes estilos dentro de la misma escuela, acorde a los conocimientos adquiridos por cada atleta. Por ejemplo, un deportista asume una forma específica para pelear y luego la gente critica que porqué hace eso. Bueno, si gana con eso no se le puede cambiar su estilo, simplemente hay que eliminar aquellos elementos que le resten. Ello no indica que haya cambiado la esencia de nuestro boxeo. A veces critican a este muchacho de los 81 kilogramos (Julio César la Cruz), pero él gana así, malo es pelear como la gente quiere y perder. Nuestra línea de pensamiento desde que nos fundamos se mantiene igual: En cada peso, una medalla y el color lo pone el atleta, en función de eso se trabaja.

Mayor número de torneos, ¿positivo o negativo?- Eso es positivo porque a ellos les gusta más competir que entrenar. Lo que pasa es que también hay que saber jugar con el porciento, porque si se pasan los resultados no serán buenos.

Pugilistas más dotados hoy- La potencialidad se mide por el resultado, me gusta que la gente respete el resultado. Siempre he pensado que el mejor es quien  más medallas tenga. En este sentido, omito algunos detalles y voy a lo alcanzado. Por eso, no podemos olvidar al pinareño de los 60 kilos Lázaro Álvarez, a Robeysi Ramírez, a Roniel Iglesias, a La Cruz. Los mejores son los que ganan en las competencias fuertes.

Camino a los Juegos Olímpicos de Río- Hay potencialidades reales para superar las dos medallas de oro de Londres 2012. No es capricho. Se cuenta con un team con resultados y se demostró después de las cuatro doradas alcanzadas en el Mundial de Catar, donde se supone fueron los mejores. Puede ser que se obtengan tres o cuatro en la próxima olimpiada, pero sí existen potencialidades reales de superar los resultados anteriores.

Serie Mundial de Boxeo, ¿le convence?- La finalidad de la Serie es mantener vivo el boxeo amateur, para eso lo creó la AIBA, para que los boxeadores no pasaran tan rápidamente al Boxeo Profesional. Sin embargo, no creo que la AIBA lo pueda lograr. Cada país tiene derecho a colocar a sus atletas donde quiera y todo el mundo aspira a los millones de Floyd Mayweather, aunque la mayoría no logre siquiera acercarse. Los aficionados pasan rápidamente al semiprofesional y/o al profesional, y ello le resta calidad al evento. No se puede llegar a sustituir a ninguna de las ligas profesionales. Sin embargo, no se puede dejar de reconocer que la Serie Mundial le da vida al boxeo.

Gran momento como entrenador- Tengo una costumbre y es que siempre digo que los boxeadores cuando son campeones olímpicos ya son grandes. Para mí lo máximo son los Juegos Olímpicos. Por eso recuerdo con añoranza  la olimpiada de Barcelona 1992, donde obtuvimos siete preseas de oro. Dime cómo uno puede llegar y llevarse siete títulos olímpicos, eso es ser grande entre los grandes, porque ser grande es llevarse una medalla de oro, imagina siete. Fue un barbarismo lo que hicimos en España.

Tiempos difíciles-  Cuando no cumplíamos los objetivos trazados. Mira, en las olimpiadas de Tokio 1964 y México 1968 no obtuvimos medalla de oro, pero  vimos que estábamos cerquita y dijimos, ¡oye, tenemos ya que cogerla! Entonces, llegó Munich 1972 y las tres primeras posiciones. Creo que después, una menos, dos más, siempre cumplimos.

¿El peor?- El Mundial de Houston (1999), Estados Unidos, no fue fácil. Nosotros nos convertimos en el país que había que derrotar de cualquier manera, y se hicieron barbaridades para lograrlo. Tuvimos que irnos porque era demasiado. Había que no sentir por el deporte para aceptar aquello y decidí regresarnos. Esa fue una decisión que había que tomarla porque esa derrota de Juan Hernández Sierra fue una falta de respeto. Él había ganado esa pelea sin problemas. Cuando yo vi eso, me pregunté,  ¿qué es lo que pasa aquí?

El instante que más recuerda- Después de tomar la decisión de retirarnos de Houston, porque aquello no daba más, yo estaba preocupado por lo que pasaría al llegar a Cuba. Sin embargo, cuando aterrizamos nos recibió el Comandante Fidel y me dijo: “Antonio Maceo, Raúl y tú toman las decisiones en el momento adecuado”  y yo le dije: “Coño, menos mal, menos mal, pues se las dejamos en la mano a los americanos ahí. Le tumbamos el campeonato.” Fidel no se equivoca y eso me llenó de orgullo. Incapaz yo de olvidar eso. Nunca.

También tengo bien vivo el recuerdo de cuando me dieron el título de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, fue en 1987 y fui el número 14 que tuvo ese honor. Eso es sagrado. Entre todos los reconocimientos que tengo en la sala de mi casa, ese es el más preciado. El cuadro está cerca de varias fotografías con el líder histórico de la Revolución.

Cinco mejores boxeadores de la historia- Eso es un poco difícil, cada cual es su época. Recuerda que me voy más por los resultados, así que saca tus conclusiones. No obstante, cuando se hable de la Escuela Cubana y su boxeo no se puede dejar de mencionar nombres como el de Félix Savón, Teófilo Stevenson, Adolfo Orta, Ariel Hernández, Héctor Vinent, Ángel Herrera. Son muchos (sonríe, con cara de pícaro).

sagarra2El más grande- Yo no me aventuraría a sacar a un boxeador, pues para definir eso hay que buscar en la historia del boxeo en Cuba, remitirse a sus inicios y evaluar muchos factores. Para mí, Kid Chocolate era grande, por todas las cosas que hizo, por lo difícil que le fue llegar a su lugar. Se puede decir que Kid es el padre de la Escuela Cubana de Boxeo. Pero es que también existieron otros grandes como Kid Gavilán en su época, o después Stevenson y otros. La verdad es que tomar partido ahí resulta muy complejo.

Decisiones complicadas– Varias, muchas de ellas por los cambios de peso o las elecciones de llevar a un deportista o a otro.  Aunque ayudó que siempre las decisiones difíciles se tomaban en colectivo. Cuando uno es el jefe de un grupo de entrenadores todo el mundo se fija en ti, pero detrás hay un colectivo. A ellos es que se somete el problema y en conjunto es que se decide. Así sucedió cuando Félix Savón y Roberto Balado estuvieron juntos en una misma división siendo ambos figuras. Se sometió a análisis el problema y el colectivo fue quien decidió finalmente. Un ejemplo más reciente es el cambio que hubo que hacer en los 56 kilogramos. Andy Cruz, quien estaba hasta clasificado a los Juegos Olímpicos, se subió a los 64 donde no es ya la primera figura.

Diferencias con boxeadores- Las diferencias entre el atleta y el entrenador son cosas que siempre son confidenciales, eso es algo que hay que saber manejar. El tema es que son caracteres fuertes, y hay que saber hablar para solucionar el problema, de modo que luego ellos digan: “el profe tenía razón”. Hay miles de casos en los que después de conversar se resolvió el problema, sobre todo en aquellos casos relacionados con el comportamiento diario, el no pasarse de trago, etc. Difícil que en el deporte no haya gente indisciplinada. Difícil. La indisciplina es siempre un problema.

¿Deuda?- Mi deuda es continuar trabajando. Siempre pienso que me falta por dar y a eso me estoy dedicando, a dar consejos, a ayudar. Mi objetivo, que es el de muchos, es mantener vivo lo que tanto trabajo y esfuerzo costó, primero, crear la Escuela Cubana, y luego, mantenerla bien arriba. Mi deuda es no dejar de trabajar a favor del boxeo y del deporte cubano.

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Así nos despedimos en una casa repleta de trofeos y reconocimientos, que acoge en su interior a una leyenda y a parte de su familia. Dejamos atrás al mismo hombre diáfano, obstinado, práctico, abierto al diálogo y a la crítica que nos recibió. Ese que fue y es ejemplo de constancia, que repartió “bofetadas” a diestra y siniestra en las esquinas, azul o roja, y lanzó palabrotas, también por doquier, porque lo sintió conveniente. Dejamos atrás al Dr. Alcides Sagarra Carón, el entrenador cubano más laureado de la historia.

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