Enfermedades zoonósicas comunes en mascotas: ¿cuáles son y cómo prevenirlas?

Las enfermedades zoonósicas pueden afectar tanto a las mascotas como a sus dueños y, en algunos casos, son consideradas letales, por lo que su prevención es esencial.

Ilustración: Claudia Margarita Guillén Miranda.

Existe una amplia gama de enfermedades transmisibles comunes que afectan tanto a las personas como a los animales. A muchas se les conoce como enfermedades zoonósicas.

La Peste Bubónica, por ejemplo, fue una de las zoonosis más devastadoras de la historia, en la cual los roedores fueron la causa de propagación.

El carácter trasmisible de algunas enfermedades entre animales y seres humanos puede cambiar constantemente y depende principalmente de la relación entre la urbanización y el grado de contacto con algunas especies de animales.

La relación actual entre humanos y animales de compañía ha llegado a tal punto que nos permite considerar hoy a las mascotas como miembros más de las familias humanas. No obstante, si no se tiene un correcto manejo y atención del estado de salud de los animales con los que convivimos podemos poner también nuestra salud en riesgo, aunque esto no significa en lo absoluto que no podamos tener, cuidar y atender a nuestras mascotas como nos place.

Entre las enfermedades zoonósicas que tienen relación con nuestros animales afectivos, la Rabia, la Leptospirosis, la Toxoplasmosis y las enfermedades zoonósicas parasitarias son a las que más atención debemos prestar en las actuales condiciones de Cuba. Veamos a continuación cómo se manifiestan y las diversas estrategias de prevención que podemos poner en práctica para evitarlas.  

Toxoplasmosis (gatos):

Esta enfermedad infecciosa es causada por el Coccidio Toxoplasma Gondii, y puede afectar a nuestros felinos si, por ejemplo, ingieren carnes crudas e infectadas con quistes de bradizoítos (microorganismos) mientras cazan. También puede transmitirse a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados con ooquistes esporulados infectantes, o inclusive a través de la lactancia o de transfusiones de sangre.

Los gatos son los únicos hospedadores definitivos de la enfermedad y son los responsables por difundir la infección mediante la excreción de ooquistes (o quistes formados por parásitos) al medio ambiente. Estos ooquistes pueden ser liberados en las heces fecales de una a tres semanas posteriores a la exposición del animal al Toxoplasma Gondii.

Los ooquistes esporulados suelen ser muy resistentes. Pueden sobrevivir durante meses o años en el ambiente, sobre todo si están protegidos de la luz solar directa, cosa que ocurre cuando el gato tapa sus heces fecales, por ejemplo. Increíblemente son extremadamente resistentes a la mayoría de desinfectantes habituales que usamos para higienizar los hogares. Solo el agua hirviendo o el vapor de agua permiten inactivarlos.

La infección por Toxoplasma Gondii es una de las zoonosis más frecuentes entre animales y humanos. Puede causar un cuadro subclínico en personas inmunodeprimidas, provocando fiebre y malestar. En mujeres embarazadas que no hayan tenido contacto previo con la enfermedad y que se contagien durante el embarazo, el contagio fetal también es posible.

¿Cómo se contrae la Toxoplasmosis entre humanos?

Las personas pueden contraer la enfermedad a través de la ingesta de carnes crudas o poco hechas que contengan quistes de bradizoítos. El contagio también puede darse por la ingesta de agua o verduras frescas contaminadas con ooquistes esporulados infectantes.

La manipulación de arena contaminada pude ser otra forma de transmisión, en dependencia de las actividades que impliquen el uso de este tipo de materia. En este caso se requiere un contacto oral para que la infección ocurra.

En caso de ingerirse directamente restos fecales de gatos enfermos al menos 24 horas después de haberse producido la deposición, también es posible que la infección tenga lugar.

¿Cómo evitar el contagio?

Las carnes deben cocinarse a temperaturas altas alrededor de 10 minutos y mantenerlas congeladas a menos de 20°C por, al menos, dos días. Al manipularlas se debe usar guantes y, además, lavarlas bien. Las verduras también deben lavarse antes de ser consumidas.

Las bandejas de los gatos deben limpiarse diariamente y evitar que mujeres embarazadas realicen esta tarea.

Si se van a realizar labores de jardinería, se recomienda el uso de guantes.

Ilustración: Claudia Margarita Guillén Miranda.

Rabia

La Rabia es una enfermedad zoonósica viral que puede afectar a todos los animales de sangre caliente, aunque los mamíferos son los únicos vectores y reservorios que existen en la naturaleza para este padecimiento. Se trata además de una enfermedad infecciosa, de curso agudo y generalmente mortal.

Este virus se encuentra difundido en todo el planeta y ataca a mamíferos, tanto domésticos como salvajes, incluido el ser humano.

Entre los animales domésticos más afectados por la Rabia el perro es el que más la padece, representando, en Cuba, el 93% de los casos confirmados, mientras los gatos representan el 6% y el resto de los animales el 1%.

Entre las especies salvajes se ha diagnosticado en mangostas —mal llamada “hurón” en Cuba— con casos confirmados en distintos lugares de la Isla.  Los murciélagos insectívoros, frugívoros y vampiros también son vulnerables a la rabia.  En murciélagos frugívoros cubanos también se han detectado algunos casos.

La Rabia puede transmitirse a través de la saliva, por la mordedura de un animal infectado o también por una herida en la piel. No existe tratamiento específico para esta dolencia y generalmente se considera fatal.

Los perros son una de las especies que transmiten el virus a los humanos y la Rabia urbana se presenta mayormente en zonas cuya población canina es significativa. Por esta razón, la forma más eficaz de prevención es la realización de campañas de vacunación antirrábica.

¿Qué hacer para prevenir la Rabia?

En Cuba existe un Programa Nacional de Prevención y Control de la Rabia, dictado por el Área de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud Pública.

Aunque no es implementado en la práctica de acuerdo con lo que orienta, según el Programa se debe vacunar a todo perro con dueño a partir de los tres meses de edad. Para ello, se hace necesaria la realización de un programa de divulgación a través de diferentes medios y vías de difusión, para así lograr la movilización y la cooperación de la comunidad en esta tarea.

Como aclara el Programa, la eliminación sistemática de animales callejeros o silvestres no es un método efectivo para el control de la Rabia porque, en un corto plazo, nuevas proles ocuparán el espacio dejado por las especies “saneadas”. La causa fundamental de las superpoblaciones de animales es la falta de control de la tasa de natalidad. Por eso son muy importantes el control de la gestación, la regulación del celo y la esterilización. Crear conciencia en la población sobre la necesidad del control de las poblaciones de perros y gatos es un punto fundamental en la prevención.

 

Leptospirosis:

La Leptospirosis es otra enfermedad zoonósica infecto-contagiosa común entre animales y personas.

Desafortunadamente, la enfermedad varía desde una afección inaparente hasta una enfermedad mortal y es una de las zoonosis más comunes, constituyendo hoy día un importante problema de salud pública.

En sentido general, las especies de mayor impacto para las economías locales, como son los bovinos, equinos, ovejas, cabras y cerdos, se afectan en mayor o menor grado. Los caninos son una especie muy vulnerable también a esta enfermedad y, debido a su próxima relación con el hombre, constituyen una fuente de transmisión importante. En los felinos la Leptospirosis se considera rara o poco frecuente.

La variante humana ha sido considerada como la zoonosis bacteriana más frecuente en el mundo, y está comprendida dentro del grupo de enfermedades que poseen focalidad natural, o sea, que se encuentran en el ambiente, en lugares determinados.

Los roedores han sido considerados universalmente como fuente originaria de la infección. Es importante saber que el medio más favorable en que se conservan las leptospiras —causantes de la enfermedad—, además del organismo, son las represas abiertas, lagunas y pantanos, o los terrenos bajos y húmedos. El ganado porcino y bovino constituye también otro reservorio importante.

La desratización se usa como medida contraepizoótica de prevención. Para ello pueden utilizarse diferentes productos químicos, según la disponibilidad que exista en el mercado.

La vacunación es un método que puede resultar muy eficaz ante este padecimiento, siempre que se realice debidamente. Nuestros perros deben vacunarse siempre que sea posible contra la leptospira y la revacunación debe hacerse anualmente, ni más ni menos. Se aconseja vacunarlos en primavera, que es cuando mayor exposición a la bacteria existe.

La vacunación contra la leptospira no solo previene la enfermedad en nuestros perros, también ayuda a la salud humana pues muchos —incluidos niños, propietarios o veterinarios— nos exponemos a diario a esta enfermedad.

Es importante, además, que las personas que atienden a los animales en unidades afectadas cumplan con las reglas de profilaxis personal y estén vacunadas contra la Leptospirosis.

Las zoonosis parasitarias

La atención a las zoonosis parasitarias es importante debido a la repercusión que tienen en los animales y las personas. 

La parasitosis es un problema muy frecuente en nuestros animales de compañía y debe tenerse en cuenta a la hora de tener un perro o gato en casa.

Parásitos como Toxocara canis o Ancylostoma caninum pueden resultar comunes a las personas y al animal si no se realiza un adecuado control.

La educación a los dueños de mascotas es fundamental en estos casos, ya se trate de realizar la desparasitación o de explicarles cómo deben controlar las heces de sus animales. 

Nuestras mascotas deben seguir un régimen de desparasitación propuesto por el médico veterinario responsable por su atención y cuidados, y no se debe esperar a que el parásito sea visible en las heces para empezar un tratamiento.

El Toxocara canis, por ejemplo, produce una elevada contaminación en el medio con sus huevos. Por eso es recomendable mantener, además, una buena higiene en el hogar. Es importante que nuestras mascotas defequen en pisos de cemento, donde se pueda realizar una buena desinfección, y que lo hagan al sol para evitar la humedad.

Las heces que recojamos de nuestros animales no se deben verter en canteros que contengan verduras ni se deben depositar en los inodoros.

Parásitos como el Ancylostoma caninum, por su parte, pueden afectar la visión del hombre e incluso provocarle ceguera. Al poder ser transmitido por la piel, se recomienda como medida de prevención evitar andar descalzos, en especial los niños, en lugares donde nuestros animales defequen. Es imprescindible también la destrucción eficaz de restos de heces mediante el uso de desinfectantes.

No importa la procedencia del animal, si se compra un cachorro o se adopta un callejero es siempre imprescindible que se le realice un correcto ciclo de vacunación. Es esa la mejor forma de asegurar el bienestar y buena calidad de vida, tanto de las mascotas como de los propietarios.

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