Epilepsia en perros: ¿qué debo saber?

El contacto regular del propietario con el veterinario, así como el acceso de la mascota a la asistencia veterinaria, son fundamentales para el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia canina.

Ilustración: Claudia Margarita Guillén Miranda.

Como veterinaria, muchas veces he recibido llamadas de propietarios desesperados porque su perro está convulsionando. Entonces le indico el procedimiento más sencillo en esos casos de episodios tan horribles: diazepam por vía rectal.

En muchos perros los ataques epilépticos ocurren durante la noche, pues ciertos grupos de neuronas, ligeramente hiperactivas durante la vigilia, se vuelven más excitables en el sueño.

Como enfermedad, la epilepsia llega a ser una de las enfermedades neurológicas crónicas más comunes en los perros y tiene un impacto grande no solo en el paciente que la padece sino también en el estado emocional del propietario de la mascota. De hecho, algunos propietarios piensan que tener una mascota epiléptica puede una causa negativa para su vida diaria porque le limitará su actividad y le causará estrés.

La epilepsia es una alteración cerebral crónica caracterizada por crisis convulsivas. Estas convulsiones tienen su origen en el cerebro y son una manifestación física de descarga eléctrica sincrónica anómala, que cuando se manifiesta en perros puede tener varias causas.

Es muy importante tener en cuenta, cuando se sospecha de un paciente convulsivo, la importancia de definir si realmente el perro está sufriendo episodios de este tipo o se trata de otra cosa. En algunos casos, el animal puede padecer otras enfermedades como trastornos neuromusculares, colapsos asociados a enfermedades cardíacas o contracciones musculares anormales súbitas e involuntarias, que suelen estar asociadas a un grupo de músculos esqueléticos del cuerpo y se repiten en el transcurso del tiempo. Por eso, pueden confundirse con crisis convulsivas.

Causas extracraneales de epilepsia en los perros

Las convulsiones pueden tener un origen extracraneal e intracraneal.

Las causas extracraneales de epilepsia son comunes en consulta, porque están asociadas a alteraciones metabólicas como hipoglucemia, alteraciones porto sistémicas o desbalances electrolíticos. Pero pueden estar asociadas también a causas tóxicas, como envenenamientos, y en nuestras consultas veterinarias es muy fácil encontrar convulsiones asociadas a este cuadro.

Los perros que presentan hipoglucemia pueden manifestar cambios de comportamiento, debilidad y convulsiones. La sobredosificación con insulina en pacientes diabéticos puede producir una hipoglucemia, pero hipoglucemias transitorias que suelen ocurrir en animales jóvenes de razas pequeñas (miniatura).

Ya la enfermedad de almacenamiento de glucógeno, insuficiencia hepática o neoplasias llegan a ser causas menos frecuentes.

Los signos neurológicos de una convulsión epiléptica se perciben cuando los niveles de glucosa en sangre son bajos o cuando estos disminuyen de forma abrupta. Es por eso que el tratamiento de emergencia en esos casos consiste en la administración de glucosa de forma intravenosa.

La encefalopatía hepática, por otro lado, como consecuencia de fallas hepáticas derivadas de varias patologías, es muy difícil de diagnosticar en nuestras condiciones clínicas en Cuba. Para el diagnóstico se necesitan estudios histológicos y ecográficos para evaluar el hígado del paciente que. En la mayoría de los casos, estos estudios no están al alcance del veterinario en Cuba.

Los problemas renales crónicos también pueden ser una causa extracraneal de la epilepsia en perros. En este caso, se necesita un diagnóstico definitivo de la enfermedad renal crónica y los pronósticos suelen ser malos a corto plazo.

Ya las convulsiones causadas por tóxicos son un tema muy recurrente en consulta. Suelen ocurrir muchas intoxicaciones por organofosforados, que no son más que un grupo de químicos que se utilizan como plaguicidas artificiales para controlar las poblaciones de plagas e insectos.

En perros y gatos suelen usarse los organofosforados como tratamiento de ectoparásitos. En algunas ocasiones, ya sea por hipersensibilidad del animal o por mala dosificación, pueden llegar a intoxicar a las mascotas.

A consulta llegan muchos perritos intoxicados por cipermetrina, que es un excelente acaricida perteneciente al grupo de los piretroides (insecticidas). Esto llama la atención pues es un excelente garrapaticida que tiene muy escasa o nula toxicidad. Pero, existe una diferencia muy importante que vale destacar aquí pues existe la cipermetrina de uso animal y la de uso vegetal. La mayoría de las veces los propietarios no tienen esto en cuenta porque lo desconocen y es por ello que usan cualquier tipo.

Cuando un animal está intoxicado por cipermetrina o permetrina se debe bañar para eliminar el resto del garrapaticida del cuerpo. No existe un antídoto específico para esta intoxicación, por lo que solo se tratan sus efectos secundarios. Si el animal convulsiona, se le debe administrar anticonvulsivos y fluidoterapia.

De forma general, los pacientes con convulsiones por causas tóxicas se deben tratar de forma inmediata con anticonvulsivos como el diazepam o realizar terapia de sedación o sueño con anestésicos generales; así como corregir los desequilibrios electrolíticos con fluidoterapia para de esta manera minimizar los efectos secundarios de la intoxicación sobre el Sistema Nervioso Central de la mascota.

Ilustración: Claudia Margarita Guillén Miranda.

Causas intracraneles de epilepsia en perros

La epilepsia secundaria o estructural y epilepsia idiopática canina (EIC) pueden ser también motivos de convulsiones en perros.

Los accidentes cerebro-vasculares (ACV) son una anomalía muy frecuente en la epilepsia secundaria. Esta enfermedad aparece de forma súbita y es secundaria a una enfermedad cerebro-vascular que está causada por un proceso patológico que compromete la irrigación sanguínea.

Cuando se manifiestan, los ACV pueden ser isquémicos o hemorrágicos, pero el de tipo isquémico es más común. Este puede estar asociado a la presencia de trombos sépticos o tumorales, arteriosclerosis o émbolos parasitarios. La hipertensión es otro factor de riesgo importante pero esta solo puede encontrarse asociada a enfermedades renales, endocrinas o cardíacas. 

Las enfermedades infecciosas son un punto muy importante dentro de las epilepsias secundarias. Las mismas pueden llegar a causar meningitis o encefalitis y estar asociadas a enfermedades como Moquillo Canino o Erlichiosis Canina.

El Moquillo Canino ha tomado una gran incidencia en nuestra geografía tropical. Principalmente porque nuestras mascotas no cuentan con un sistema de vacunación adecuado.  A pesar de que la enfermedad tiene varios síntomas, las convulsiones se presentan con mucha frecuencia y a veces acaban con la vida del animal. Estas llegan a presentarse de manera violenta y cuesta mucho trabajo controlarlas en ocasiones. En estos casos se debe utilizar diazepam para controlarlas momentáneamente y luego continuar con la administración de dosis del fármaco fenobarbital.

Existen otras meningoencefalitis de origen no conocido, consideradas enfermedades inflamatorias, que causan convulsiones. Estas comprenden la inflamación del cerebro, las meninges o la médula espinal de forma conjunta o individual. Los signos clínicos aquí varían dependiendo del lugar afectado.

En estos casos, la inmunosupresión juega un papel importante. Se deben administrar corticosteroides a dosis altas por largos períodos de tiempo.

Los pacientes con tumores cerebrales suelen presentar convulsiones como uno de los primeros signos clínicos. Pero en Cuba es muy difícil diagnosticar neoplasias encefálicas en mascotas por falta de medios para hacerlo.

La hidrocefalia congénita, por su parte, no suele verse con mucha frecuencia en consulta. Pero en caso de presentarse, es más común en perros chihuahuas. La hidrocefalia congénita se debe a alteraciones en el flujo de líquido cefalorraquídeo dentro del sistema ventricular o producto de un defecto en su absorción.

Para esta enfermedad el tratamiento con corticoides y diuréticos es muy importante. En caso de que este tratamiento ya no resulte, se debe pensar en la opción de la derivación ventriculoperitoneal.

¿Qué es la Epilepsia Idiopática Canina (EIC)?

Muchos perros que sufren ataques epilépticos recurrentes son diagnosticados de epilepsia idiopática, es decir, no hay causa identificable y, en algunos casos, con sospecha de origen genético.

Para realizar el diagnóstico de este tipo de epilepsia se debe tener en cuenta que las primeras crisis se producen entre los seis meses y seis años de edad y la presencia de dos crisis epilépticas en un período no superior a 24 horas. Además, deben descartarse procesos metabólicos, tóxicos y lesiones estructurales en el encéfalo como causa de los ataques.

Para tratar esta enfermedad deben usarse medicamentos antiepilépticos de forma prolongada, pues los animales presentan su primer ataque en edades tempranas y siguen sufriéndolos durante el resto de su vida.

En Cuba se suele usar el fenobarbital como medicamento antiepiléptico de primera línea.

Tanto la enfermedad como las medicaciones usadas para el tratamiento pueden tener efectos adversos sobre la calidad de vida de los perros afectados. Algunos estudios han descrito que la ansiedad es un aspecto marcado en perros con resistencia a la medicación.

Existen algunos factores a tener en cuenta también cuando los pacientes con diagnóstico previo de Epilesia Idiopática Canina (EIC) presentan un control ineficaz de las convulsiones. Entre ellos destaco: la elección inadecuada del fármaco, el dosaje incorrecto y la reducción rápida de la dosis.

El fenobarbital ha presentado efectos secundarios como poliuria, polifagia y sedación.

En pacientes con EIC es importante tener en cuenta su peso y condición corporal, pues la cantidad de tejido graso y magro puede afectar la eficacia de los medicamentos utilizados. La obesidad prevalece mucho en algunas mascotas. Algunas medicaciones que contengan alta solubilidad lipídica se verán más afectadas que otras si el animal es obeso.

Utilizar triglicéridos de cadena media en la dieta puede ayudar también a controlar los signos clínicos de la epilepsia.

Ante cualquiera de las situaciones anteriores, el contacto regular del propietario con el veterinario, así como que el dueño del paciente afectado le garantice a su mascota acceso a la asistencia veterinaria en cualquier momento que lo necesite, son fundamentales para el tratamiento de la epilepsia canina. 

La información completa sobre las convulsiones, el régimen terapéutico, el pronóstico y las instrucciones para el control del animal ante alguna crisis convulsiva ayudará al propietario a reducir su estrés emocional y le garantizará una mejor calidad de vida a su masco

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