Alrededor de 1 000 estadounidenses y 5 000 afganos no saben cuándo serán evacuados

No está claro cómo sacarán a quienes queden varados, si se mantendrá la embajada estadounidense y quién será el interlocutor, porque en Kabul no hay un gobierno local.

Dentro de horas termina el plazo que Joe Biden se impuso para terminar de retirar sus tropas de Afganistán. 

Pero faltan muchos detalles por conocer. ¿A qué hora termina oficialmente el plazo? ¿Quién será el último en salir? (El último soldado soviético que cruzó el puente de la Amistad, fronterizo con el entonces Turkmenistán bajo la tutela de Moscú, fue el Coronel-General Boris Gromov en la tarde del 15 de febrero de 1989. Era el jefe supremo de las tropas acantonadas allí desde la década anterior).

Además, ¿qué pasará con la embajada estadounidense? Si la cierran, ¿quién negociará los futuros contactos? Durante los últimos días, el presidente Biden ha dado a entender, muy ligeramente, que el plazo pudiera no cumplirse. Pero como la totalidad de los aliados de la OTAN ya se han retirado durante el pasado fin de semana, alguien tiene que quedarse para negociar la salida ordenada de unos 1 000 estadounidenses y cerca de 5 000 afganos que han colaborado con las tropas extranjeras. Y ver quién protegerá a todas estas personas de la ira de unos talibanes que, si bien han prometido facilitar todo, no son de confiar. Es más: todavía no han formado un gobierno.

“Aquí hay dos aspectos. O el Pentágono no quiere exponer un plan que ya tiene diseñado o la Casa Blanca todavía no ha tomado realmente un decisión”, explicaba el analista de Seguridad Nacional de la cadena CNN, Michael Sheldon.

Su opinión coincide con la generalidad de los especialistas escuchados por la generalidad de los programas informativos del domingo. Durante unas seis horas, distribuidas por cuatro cadenas nacionales, nadie pareció llegar a una conclusión definitiva.

Uno de ellos es David Gersen, asesor de cuatro presidentes, uno demócrata y tres republicanos, entre ellos Richard Nixon, durante el proceso de negociación de la retirada de Vietnam. “Hay errores que no se pueden cometer de nuevo, como la precipitación de la salida el último día. Todos se acuerdan de las imágenes de la salida de Saigón, y eso no se puede repetir. Pero lo que me temo es que se instale el caos en el aeropuerto de Kabul con el último avión despegando y los talibanes entrando disparando en la pista”, especuló.

La misma impresión la tienen dos legisladores federales que hace una semana se aparecieron en Kabul sin decirle nada a nadie, desatando la furia de la Casa Blanca y el Pentágono. Se trata de los dos congresistas federales, ambos veteranos de las fuerzas armadas, el republicano, Peter Meijer y el demócrata, Seth Moulton. Como dijeron en un comunicado, fue un viaje clandestino del cual no se arrepienten porque “nuestro trabajo es supervisar al ejecutivo”.

“Washington debe avergonzarse de la posición en que ha puesto a nuestros militares, gente que representa los mejor de Estados Unidos”, dijeron. “Después de hablar con los comandantes en el terreno y ver la situación, es obvio que debido a que comenzamos la evacuación tan tarde, no importa lo que hagamos, no sacaremos a todos a tiempo, ni siquiera para el 11 de septiembre”, agregaron.

Posteriormente Moulton le dijo al Boston Globe que habían logrado ingresar a varias familias dentro del aeropuerto. “Es sorprendente que la gente piense que se trata de política cuando se trata de vidas inocentes y de salvar a personas que nos han dado todo de la tortura y la muerte. Cada persona que podemos atravesar las puertas […] es la diferencia entre la libertad y la muerte”.

Hasta el momento de la visita de esos congresistas, Estados Unidos y sus aliados han evacuado a más de 83 000 personas de Kabul desde el 14 de agosto hasta el martes pasado, cuando en un discurso a la nación Biden aseguró que la administración estaba “en camino de terminar” la evacuación antes de la fecha límite. Pero el mandatario también pidió al Pentágono elaborar planes de contingencia en caso de que la misión no se complete antes de esa fecha límite.

Solo este fin de semana fueron evacuadas más 21 000 personas con el auxilio de aviones alquilados y de aparatos militares de los aliados de la OTAN.

La preocupación consiste en que, pese a la promesa de Biden, no se sabe a ciencia cierta cuántas personas deben ser evacuadas. Los funcionarios estadounidenses creen que hay miles de estadounidenses todavía varados en Afganistán, incluidos algunos que no tienen forma de llegar al aeropuerto de Kabul de manera segura.

También hay decenas de miles de afganos que trabajaron para el gobierno de Estados Unidos durante la guerra. Son elegibles para visas especiales, pero los expertos en refugiados estiman que al menos 300 000 están en “peligro inminente” de ser blanco de los talibanes por asociarse con Estados Unidos. Los talibanes dijeron que permitirán que los estadounidenses y extranjeros se vayan, pero le han prohibido a los afganos ir al aeropuerto.

Y lo peor es que en Kabul circula el rumor de que el último día solo van a abordar los aviones los últimos militares estadounidenses. Y en Afganistán el último día ya llegó.

Ya lo están viviendo.

Salir de la versión móvil