El nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, está haciendo todo, menos lo imposible, para que no se identifiquen y delimiten las tierras de las tribus indígenas.
El mandatario emitió una orden ejecutiva el mismo día de su juramentación para transferir esas responsabilidades al Ministerio de Agricultura de Brasil.
El Ministerio de Justicia y la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) habían demarcado previamente las tierras de las tribus, pero el mandatario de extrema derecha prometió durante su campaña cambiar eso y dijo que quería anular las decisiones de demarcación hechas por los gobiernos previos.
Primer golpe de Bolsonaro a la comunidad indígenas de Brasil https://t.co/hX7FApP05k
— euronews español (@euronewses) January 2, 2019
La decisión de Bolsonaro se considera una victoria para la agroindustria brasileña, contraria a los intereses de los grupos ecologistas y de las comunidades indígenas.
Su ministra de Agricultura, Tereza Cristina, es parte del comité de la industria agraria en la cámara baja de Brasil y opositora de las peticiones de las tribus nativas.
El decreto, que tiene un carácter temporal a menos que sea ratificada por el Congreso en los próximos 120 días, también afecta las tierras de los quilombolas, como se les conoce a los descendientes de los antiguos esclavos. Además, pone al Servicio Forestal Brasileño, que promueve el uso sostenible de los bosques y que hasta ahora pertenecía al Ministerio de Medio Ambiente, bajo el control del Ministerio de Agricultura, que también se encargará de la gestión de los bosques públicos.
La líder indígena Sonia Guajajara aseguró que la orden presidencial tiene el objetivo de eliminar las protecciones para las tribus indígenas.
Por su parte, los grupos ecologistas y de derechos humanos temen que Bolsonaro permita la deforestación de la vasta selva amazónica y otras áreas sensibles de Brasil para una mayor explotación.
En su campaña, el ahora presidente también afirmó que estaba considerando poner las tierras actualmente protegidas al servicio de actividades comerciales.
AP / OnCuba