Heredero político de exmandatario condenado por corrupción es el nuevo presidente de Panamá

José Raúl Mulino, heredero político del exmandatario Ricardo Martinelli inhabilitado por corrupción, fue elegido este domingo nuevo presidente de Panamá.

Con más del 90 % de los votos escrutados, Mulino había logrado un 34,4 % de los votos y superaba a sus rivales políticos por un margen ya imposible de revertir.

Detrás se ubicaban Ricardo Lombana, del Movimiento Otro Camino (Moca), con alrededor del 25 %; el expresidente Martín Torrijos, del Partido Popular (PP), con un 16 %; y Rómulo Roux, de Cambio Democrático (CD), con poco más de un 11 %, reseña la agencia EFE.

Mientras, el gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD) obtuvo el peor resultado de su historia al sumar apenas un 5,8 % de los votos con su candidato, el vicepresidente Gabriel “Gaby” Carrizo, añade el reporte.

Según el medio español, la jornada electoral para la que fueron convocados más de tres millones de panameños se caracterizó por una alta participación —casi el 77 %, la más alta de las últimas tres décadas— y la ausencia de incidentes reseñables, más allá de denuncias puntuales.

En Panamá no hay segunda vuelta en las elecciones presidenciales, y al ganador le basta con lograr la mayor cantidad de votos aunque estos no superen el 50 %.

Además del presidente, este domingo también se elegían los diputados a la Asamblea Nacional y al Parlamento Centroamericano, así como alcaldes, representantes y concejales para el período 2024-2029.

El nuevo presidente

José Raúl Mulino, candidato de la alianza Salvar Panamá, es un abogado de 64 años de edad especializado en derecho marítimo por la Universidad de Tulane en Nueva Orleans. 

Durante su trayectoria política ha ocupado los puestos de ministro de Gobierno y Justicia, y también de Seguridad Pública, durante el Gobierno de su mentor Ricardo Martinelli. Con anterioridad, en los años 90, fue viceministro de Exteriores y luego canciller en el mandato de Guillermo Endara, explica BBC Mundo.

Mulino, quien inicialmente aspiraba a la vicepresidencia como compañero de fórmula de Martinelli para un nuevo mandato, asumió el lugar de este después de que fuera condenado a casi once años de prisión por blanqueo de capitales, y se asilará en la Embajada de Nicaragua.

Su candidatura, favorita en las encuestas, estuvo en entredicho hasta el pasado viernes, cuando la Corte Suprema de Justicia (CSJ) declaró constitucional su postulación, explica EFE.

Según analistas, Mulino debe su triunfo en gran medida a la popularidad que, aún con las acusaciones en su contra, conserva Martinelli en Panamá. También, a sus promesas de campaña de mejorar la situación económica del país, actualmente en declive, y de cerrar la selva del Darién y cortar el paso a los miles de migrantes que la utilizan para entrar a Panamá y seguir camino hacia los Estados Unidos.

Su éxito electoral fue confirmado, aunque de manera extraoficial todavía, por el presidente del Tribunal Electoral, Alfredo Juncá durante una videollamada.

Además, sus principales rivales políticos, como Lombana y Torrijos, reconocieron su derrota en las urnas, felicitaron a Mulino y le pidieron gobernar “para todos los panamenos” y no alejarse de “la voluntad popular”.

Tras conocer su victoria, Mulino —quien considera a Martinelli y a él mismo en algún momento como víctimas de “persecución política”— dijo que no asumirá la presidencia con “la venganza como bandera” y que, aunque promoverá la inversión, no se olvidará “de los que tienen hambre, de los que quieren un empleo”.

De igual forma, se comprometió a “establecer un gobierno de unidad nacional lo antes posible”.