Lo que le dice Chile hoy a la vieja política

Chile está dando una lección muy directa a la democracia liberal a nivel mundial y a las izquierdas en particular.

Foto tomada por la autora durante las movilizaciones del estallido social en noviembre 2019. Se muestra un billete que fue usado como crítica al mercado de la educación y como reivindicación por el derecho a la misma, resignificando el billete chileno de 5000 pesos con la imagen de Gabriela Mistral.

Nada hay más antiguo que aquello de fragmentar el campo político entre lo viejo y lo nuevo, o leer toda reconfiguración como fractura. Sin dudas cuando las fuerzas políticas de un país son reemplazadas por fuerzas y/o actores emergentes, cuando las relaciones entre ellos y la organización/estructura política se transforman, cuando las normas del campo político también cambian, ya sea por medio de la fuerza o la negociación —la negociación suele ser una manera de evitar o poner fin a la violencia política—, estamos en presencia de un “entre”, un “between”, un antes y un después.

En Chile no hay hoy “fragmentación política”, todo lo contrario, se pone fin a la polarización como esa enfermedad que destruye la democracia.

El contexto país

En octubre de 2019 Chile vivió un “estallido social” que tuvo como protagonistas en primer lugar a los/as estudiantes, actor político principal en el campo político chileno de los últimos 15 años (hitos: movilización estudiantil del 2006 y del 2011). Junto a este, otros como el movimiento feminista (revolución feminista del 2018), movimiento No+ AFP, gremios y organizaciones de base, tuvieron una fuerte presencia en la configuración de actores-movimientos nucleados por fuertes demandas sociales pero también políticas. Organizaciones de base que hacen frente al sistema de partidos y el sistema político tradicional, con una fuerte crítica al modelo neoliberal y a las viejas fuerzas políticas duopólicas expresadas en el sistema de representación bicameral.

El 18-O marcó un remezón para todas las fuerzas políticas del país, incluyendo al Frente Amplio (FA). Esta fuerza irrumpió en 2017 como conglomerado de partidos y organizaciones de izquierda, una tercera fuerza política frente a los partidos de la derecha chilena y también de la centro-izquierda, estos últimos “comprometidos” en la Concertación (Concertación de Partidos por la Democracia) y luego con la Nueva Mayoría. El Frente Amplio emergió poniendo fin al duopolio del campo político chileno, distribuido entre la vieja derecha y la vieja izquierda de partidos.  Si bien ha sido una fuerza en la cual el movimiento estudiantil ha tenido una presencia importante, como bien afirma Carlos Durán (2020), se trata también de “la continuidad de una izquierda no comunista extraparlamentaria”.

Sin embargo, el estallido llevó a una fuerte crisis de la democracia chilena —o tal vez evidenció sus fragilidades como nunca antes en los últimos 30 años—, y ello tuvo su expresión en primer lugar sobre el sistema de representación política. El estallido rápidamente escaló de demandas sociales a convertirse en un movimiento político masivo: Nueva Constitución fue su primera demanda; Asamblea Constituyente, la segunda.

La crisis política del país, bajo un estado de excepción constitucional decretado por primera vez desde el retorno a la democracia bajo razones de orden político, las violaciones a los Derechos Humanos registradas entre el 18 de octubre y el 25 de noviembre 2019 y con posterioridad, marcaron un quiebre no solo del gobierno, sino del campo político todo y del sistema democrático chileno.

El 25 de octubre de 2019 se firmó el Acuerdo por la Paz social y la Nueva Constitución. Una larga noche que condensó el nivel de crisis política dentro de los partidos y la separación entre estos y la ciudadanía, entre estos y sus líderes. No firmaron dicho acuerdo el Partido Comunista (PC), ni el Frente Amplio (FA) como conglomerado.1 Este hito abrió la posibilidad del Plebiscito Nacional del 25 octubre del 2020 donde ganó con un 78,28% el Apruebo por una nueva constitución, y el 79% expresó que fuera mediante una Convención Constitucional.

Las elecciones del 15 y 16 mayo 2021

Este fin de semana tuvo lugar la elección más importante de Chile en su historia política: se eligieron los/as representantes a la Convención Constitucional, órgano que redactará la Nueva Carta Magna. Dicha Convención logró, producto de las fuerzas que la impulsaron y refrendaron en el Plebiscito del 2020: (1) paridad de género —único a nivel mundial en la historia del constitucionalismo—, (2) 17 escaños reservados a pueblos originarios y (3) la inscripción de candidatos independientes. Estos tres requisitos de la Convención Constitucional evidencian las demandas de un campo político en transformación.

Las candidaturas se conformaron acorde a Listas y no a partidos, precisamente como resultado de la crisis de representatividad que los mismos han evidenciado. Sin embargo, no podemos dejar de observar que estos siguen teniendo un signo y peso importantes en la política chilena, incluso dentro de los llamados “independientes”, un hecho a observar y seguir con cuidado. Acá un cuadro resumen de las Listas principales y los partidos que la conformaron:

Elaboración propia con fuentes SERVEL, con 99,91% mesas escrutadas.

Principales Resultados

Los resultados de la Convención Constitucional evidencian una caída de los partidos tanto de derecha y centro-derecha (Lista Vamos por Chile), como de la izquierda y centro-izquierda (Lista Apruebo). Un ejemplo de ello es el dramático caso de la Democracia Cristiana, un partido histórico dentro del campo político chileno que solo ha logrado hasta el momento del 99,91% de mesas escrutadas según SERVEL, incluir dos candidatos dentro de la Convención Constitucional, siendo uno de ellos el presidente del Partido. En cambio, un partido como el Socialista a pesar de los golpes que ha tenido en el último tiempo, crisis de liderazgos y corrupción principalmente, logra instalar 15 constituyentes.

Frente a estas listas, expresión directa de lo que se lee como sistema duopólico, la Lista Apruebo Dignidad impone una fuerza relevante, con partidos del Frente Amplio y el Partido Comunista (PC) (7 escaños), siendo el más significativo el partido Revolución Democrática (RD), con 9 constituyentes.

Pero las elecciones de este fin de semana no solo han sido históricas por la Elección de Constituyentes, sino porque también fueron elecciones municipales (Alcaldes y Concejales) y de Gobernadores Regionales (por primera ocasión en Chile). Los resultados no pueden ser leídos independientes unos de otros.

Si observamos, a nivel de alcaldías en la Región Metropolitana de 52 comunas, resultaron electas 16 mujeres alcaldesas (30%), y se expresa también la irrupción en la gobernanza municipal de fuerzas como el Frente Amplio —especialmente RD—, independientes y el Partido Comunista. Este último logró en un acto histórico la alcaldía de Santiago Centro, siendo una mujer del PC la nueva alcaldesa: Irací Hassler. Así mismo el triunfo en la comuna Ñuñoa de la alcaldesa de RD Emilia Ríos y en Viña del Mar, Macarena Ripamonti también de RD. El logro en estas comunas insignias y gobernadas por la derecha durante décadas ha sido muy significativo porque además se trata de novísimos liderazgos femeninos.

Foto tomada por la autora en la esquina de Carmen y Curicó, en Santiago Centro, donde acaba de ganar la alcaldesa del PC Irací Hassler.

A nivel de gobernadores la cosa es un poco más difícil pero apunta una irrupción también interesante, de las 16 regiones del país, 4 mujeres alcanzaron a constituirse como Gobernadoras (25%).

Lo que estos resultados nos muestran hasta el momento:

Chile está dando una lección muy directa a la democracia liberal a nivel mundial y a las izquierdas en particular. Hay un modo democrático de ganar a la vez que se cambian dichas reglas democráticas. Escribe así un hito no solo en su historia política, en la del Constitucionalismo, sino antes bien en la de las luchas viciosas entre viejos y nuevos actores políticos, viejos y nuevos ciclos históricos.

 

Notas:

1 Entre los partidos que conformaban el Frente Amplio el 25 octubre de 2019, solo firmaron el Partido Comunes y Gabriel Boric a título personal. Gabriel Boric es una figura que también representa la reconfiguración política chilena: ex dirigente estudiantil durante las movilizaciones estudiantiles de 2011. Actualmente Diputado (FA), y posible candidato presidencial en 2021 por partidos del FA.

* Dentro de estos 47 escaños tienen la mayor representación independientes por la Lista del Pueblo con 24 constituyentes. Son independientes que se definen “de izquierda sin militancia política” y que emergieron dentro del contexto del Estallido Social.

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