¿Personal médico cubano a Colombia?: lo que motiva la polémica

El rechazo a la colaboración cubana pone en evidencia a un sector político que se aferra a una idea de progreso atroz, cuyo discurso ha calado hondo en las entrañas de la sociedad colombiana.

Una brigada médica regresa a Cuba desde Italia. Foto: Yamil Lage /EFE.

Las reacciones en torno a la solicitud que el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, realizó el pasado 15 de julio al embajador de Cuba en Colombia, José Luis Ponce, no se han hecho esperar en Colombia. Quintero, en su misiva al embajador, solicita personal médico cubano para atender 600 Unidades de Cuidados Intensivos, pues “a pesar de contar con los equipos tecnológicos, la ciudad solo cuenta con 118 especialistas en cuidados intensivos, número insuficiente para garantizar la atención a los pacientes más graves”.

La alcaldía de Medellín, la capital de Antioquia, solicitó la cooperación de varios países para combatir la pandemia, pero es precisamente el pedido de colaboración al personal médico cubano el que ha generado las declaraciones de rechazo de los miembros del Centro Democrático, partido al que pertenece el actual presidente Iván Duque Márquez y bastión de la extrema derecha colombiana. La polémica se ha desatado en los medios de comunicación y las redes sociales, entre la población colombiana, y aglutinada en torno a las figuras políticas que se han posicionado a favor o en contra.

Con información errada y sin sustento alguno, la senadora de la república María Fernanda Cabal, miembro del Centro Democrático, cuestionó a través de su cuenta de Twitter la formación profesional de los médicos cubanos.

El exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, expuso 10 argumentos en los que rechaza la solicitud, a través de su cuenta de Twitter.

Así, con un evidente sesgo ideológico, la extrema derecha colombiana ha boicoteado la intención del alcalde de Medellín. Han centrado su discurso en acusar al personal médico cubano de ser los mensajeros del castrochavismo para instalar el comunismo en el país. Así lo dejó claro el propio Álvaro Uribe. 

 

Con ello han reflejado posiciones claramente xenófobas que buscan hacer eco en las percepciones de la ciudadanía. Se ha cuestionado la rigurosidad del personal médico cubano y se esgrime que la solicitud del alcalde Daniel Quintero fue realizada “a espaldas del país, la ciudad y los médicos colombianos”, según expresó el exalcalde Federico Gutiérrez.

El lunes 26 de julio, Daniel Quintero se reunió con el Dr. Mauricio Vasco, representante de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación, para dialogar sobre el plan de expansión de las UCI en Medellín. En esa reunión, se acordó priorizar la contratación de personal médico local, pero el principal desafío será salvar la mayor cantidad de vidas posibles en la ciudad.   

Bajo la falsa premisa de priorizar la contratación de médicos colombianos por la emergencia de la COVID-19, esgrimida por los opositores, se pone en evidencia a un sector político que se aferra a una idea de progreso atroz, representado en su mayoría por un grupo de nacionalistas sin escrúpulos que le teme a lo diferente, cuyo discurso ha calado hondo en las entrañas de la sociedad colombiana.

Según el Ministerio de Salud y Protección Social, Colombia tiene hasta el 28 de julio 267 385 casos confirmados de COVID-19, de los cuales 121 032 son casos activos. A la fecha, han muerto 9074 personas.

Infografía: Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia.

Roberto Baquero, presidente del Colegio Médico Colombiano, declaró a Revista Semana que, para el mes de septiembre, se espera que el número de contagios por coronavirus llegue a su cifra más alta, pero este fenómeno dependerá de la velocidad de propagación del virus y su contención en las diferentes ciudades de Colombia. ¿Es este el país que no necesita la colaboración cubana? 

Según un reporte de la alcaldía, Medellín registraba 12 894 casos positivos el 26 de julio. De las 742 camas de UCI disponibles, el 85,8 por ciento (628) están ocupadas (274 de ellas por pacientes con COVID-19). Mientras que la alcaldía se prepara con antelación para afrontar un posible colapso de los servicios de salud en la ciudad, el gobierno nacional desautoriza el primer acercamiento de Quintero con el Gobierno cubano y sabotea la iniciativa, calificándola de irrespetuosa por faltar a los canales oficiales para realizar dicha solicitud.

La Cancillería de Colombia, liderada por Claudia Blum, descalificó en un comunicado la iniciativa del alcalde de Medellín porque, según la entidad, “estas solicitudes deben ser articuladas y formalizadas utilizando los canales diplomáticos a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y en el marco de los convenios de cooperación existentes con los otros países”. Además, enfatizó en que “estas iniciativas deben ajustarse a los planes establecidos por el gobierno para proveer personal en salud”.

Cancillería colombiana asegura que alcalde de Medellín no puede solicitar médicos cubanos

Aunque Colombia parece sumergirse en un radicalismo ideológico que no tiene fin, Italia recibió a finales del mes de marzo una brigada médica para afrontar la crisis sanitaria, que dejó 12 428 fallecidos y llegó a tener 2100 contagios diarios por coronavirus en su pico más alto, según el diario El Clarín.  Su labor en ese país, que sigue sin ser comunista, ha sido ampliamente elogiada.

La Junta de Supervisores de San Francisco, California, emitió una resolución con la intención de que el Gobierno estadounidense facilite los procesos de cooperación con Cuba, para permitir el ingreso del Interferón y de un grupo de especialistas cubanos que ayude a contener la crisis por COVID-19 en esa ciudad.

 

El interferón cubano contra la COVID-19

 

Por otra parte, vemos que la postura confrontacional que ha caracterizado las decisiones políticas de Iván Duque en temas sensibles como los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC y la suspensión de las conversaciones de paz con la guerrilla del ELN se refleja también en el manejo de la pandemia en el país. Esta forma de gobernar, anquilosada y torpe, que se niega a ceder para conservar impoluta su doctrina política, violenta hoy uno de los derechos humanos fundamentales, el derecho a la vida.

La polémica en la que se sumerge la clase política colombiana muestra nuevamente las múltiples contradicciones que enfrenta el país y las paradojas de un oficialismo sin escrúpulos que establece vínculos con otras naciones según los intereses económicos que pueda obtener.

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