Francisco llega a Mongolia y es el primer papa en la tierra de Gengis Khan

Esta es la segunda visita de Francisco a Asia central en un año; la 43 en su pontificado.

Niños mongoles intercambian con el papa, en su llegada a Mongolia. Foto: VATICAN MEDIA/EFE/EPA.

El papa Francisco llegó este jueves a Ulán Bator, la capital de Mongolia, país del que destacó el silencio de sus grandes estepas y su “enorme cultura”, a pesar de sus pocos habitantes y sus solo 1400 católicos.

A su llegada al aeropuerto internacional Gengis Khan fue recibido por una joven que le ofreció yogur seco, una usanza típica del país, y por la ministra de Asuntos Exteriores, Battsetseg Batmunkh, con la que se reunió durante algunos minutos en una sala del aeródromo, ya que la ceremonia oficial de bienvenida se celebrará mañana.

Después, se dirigió a la residencia del obispo italiano Giorgio Marengo, que es el cardenal más joven del mundo y ejerce como representante de la prefectura apostólica de Ulán Bator. A su llegada, el pontífice fue aclamado por cientos de personas que lo saludaron y gritaron: “¡Larga vida al papa!”.

Primer pontífice en Mongolia

Francisco se ha convertido en el primer pontífice que pone un pie en la tierra “del eterno cielo azul”, como la llaman sus habitantes, recordaba Marengo.

Estará hasta el lunes en Mongolia, de mayoría budista. Su viaje busca ser un gesto de apoyo a la ínfima comunidad católica local y al mismo tiempo tiene una importancia estratégica de cara a mejorar las relaciones del Vaticano con las potencias vecinas de Mongolia, China y Rusia.

Mensaje a China

Durante el vuelo de nueve horas, Francisco envió un telegrama con “plegarias” y “buenos deseos” al presidente chino, Xi Jinping, informó el Vaticano, siguiendo la tradición de mandar agradecimientos a los países que sobrevuela el avión papal.

Recibimiento al llegar a Ulán Bator. Foto: VATICAN MEDIA/ EFE/EPA.

Pekín respondió afirmando que desea “reforzar la confianza mutua” con el Vaticano y promover “un proceso de mejora de las relaciones bilaterales”, en palabras del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.

El viaje, el 43º que realiza Francisco en sus más de diez años al frente de la Iglesia católica, es crucial para las relaciones del Vaticano con Pekín y Moscú, adonde el papa no ha sido invitado aún.

Segunda visita a Asia en 2023

El trayecto en avión también es una prueba física para este jesuita que tiene varios problemas de salud, incluyendo una hernia abdominal y dolores agudos en una rodilla.

Francisco, de 86 años, se reunirá con la comunidad católica local, que cuenta apenas con 25 sacerdotes (solo dos de ellos mongoles) y 33 monjas. El domingo está prevista una misa en un estadio de hockey sobre hielo, donde participarán peregrinos de países vecinos.

Mongolia, que antaño fue parte del imperio de Gengis Kan, depende de Rusia para la importación de energía y de China para la exportación de materias primas. Aunque mantiene una línea neutral, busca un equilibrio en la escena internacional.

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También el país sufre los impactos del cambio climático por la minería, el pastoreo excesivo y la desertificación y esto ha obligado a los nómadas, que constituyen un tercio de la población, a emigrar a la capital, que ahora está rodeada de viviendas precarias para los desplazados.

Esta es la segunda visita de Francisco a Asia central en un año, después de la gira a Kazajistán en septiembre de 2022, lo que pone en relieve la importancia geopolítica de esta región.

Con información de Efe, AFP y VaticanNews.

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