Cinco formas de ver la elección en Venezuela

Bancas de estudiantes bloquean el acceso a vehículos durante comicios presidenciales en Caracas, el domingo 20 de mayo de 2018. Foto: Ariana Cubillos / AP.

Bancas de estudiantes bloquean el acceso a vehículos durante comicios presidenciales en Caracas, el domingo 20 de mayo de 2018. Foto: Ariana Cubillos / AP.

La crisis en Venezuela ha cobrado tanta complejidad que un mismo hecho, las elecciones de este domingo, habilitan al menos cinco lecturas superpuestas.

Desde que el chavismo llegó al poder, en 1999, ha ganado y perdido elecciones pero siempre el acto electoral bajaba la marea. Ya no. El acto esencial de la democracia, votar, ya no entibia diferencias. Pros y contras se vuelven autoritarios. La grieta que queda en el medio se traga a los cientos de miles de emigrantes dispersos principalmente a lo largo de Latinoamérica y a los que se quedaron: víctimas de la inflación más alta del mundo, la escasez y la violencia.

Cuando el desacuerdo es tan pronunciado no se sabe si el problema es aquello que sucede o quienes lo interpretan. A veces, una elección es solamente una elección.

Miembro de la milicia bolivariana se detiene frente a las listas de votantes en un centro electoral durante los comicios presidenciales en Caracas, Venezuela, el domingo 20 de mayo de 2018. Foto: Ariana Cubillos / AP

1. Ver que Maduro sale fortalecido

En sus redes sociales, Diego Maradona publicó una foto con Nicolás Maduro y la bandera venezolana. Lo acompaña un texto de apoyo al chavismo en donde “el Diez” afirma que ganaron este domingo “los venezolanos que no quieren ser invadidos” y que “hoy Venezuela es libre para siempre”. La pasión de Maradona es la síntesis de la lectura chavista.

El chavista leal concluye que la merma en la participación respecto a la elecciones anteriores no es grave, teniendo en cuenta que en Estados Unidos, Chile o Colombia las elecciones tienen índices de participación similares. El foco de esta interpretación se sostiene en que Maduro ganó por 45 puntos de diferencia, que 7 de cada 10 votantes lo eligieron y que la falta de reconocimiento por el Grupo de Lima es un elogio, porque esos gobiernos están alineados con Estados Unidos y la Unión Europea en contra del pensamiento bolivariano.

Los que festejan la victoria de Maduro ven una consolidación de la democracia en Venezuela, no solo porque su líder se legitimó sometiéndose al voto popular, sino también porque interpretan que la oposición habría confirmado su intención de dejar de disputar el poder por la vía de las urnas.

Los alegres este lunes, son los que ven a Maduro como alguien mucho más hábil de lo que la oposición –que lo llama “Maburro”– cree. En efecto, Maduro posee dos virtudes: sabe dividir a la oposición y, como le dijo David Smilde a la BBC, es hábil para “quitar de su camino a todos los que lo adversan”. El chavismo sigue siendo una máquina de ganar elecciones. Los chavistas hacen la ola, para ellos siempre habrá vencedores y vencidos: creen que la oposición hizo de todo para derrocar al gobierno y no ha podido. Y que lo que no mata, fortalece.

Seguidores del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se congregan ante el Palacio Presidencial en Caracas, Venezuela, el 20 de mayo de 2018 para celebrar la reelección del dirigente. Foto: Ariana Cubillos / AP

2. Ver que Maduro perdió al ganar

Sigmund Freud estudió a los que “fracasan al triunfar”. Cita el ejemplo de Lady Macbeth, en la novela de Shakespeare, que se derrumba en la enfermedad tras convertirse en reina: se frustró porque todo era demasiado bueno para ser cierto. Esa es una mirada posible de los 68 puntos que obtuvo Maduro.

Los que ven a un gobierno que sale debilitado tras ganar la elección, hacen foco en el porcentaje de abstención –del 52 por ciento– más que en el resultado electoral. Y en el resultado ven el vaso más vacío que lleno: igual un 32 por ciento de los que fueron a votar decidieron no seguir a los antichavistas que proponían la abstención, pero tampoco votaron al candidato chavista.

Quienes ven un Maduro derrotado tras la elección, también observan en el contexto de falta de reconocimiento internacional para las elecciones un factor determinante que le quita legitimidad al sufragio. Los que ven un fracaso en este triunfo, se ríen de Maduro festejando este gol, están seguros de que la jugada no es válida y el presidente quedó en offside.

El presidente Nicolás Maudro hace un gesto a sus partidarios tras votar en los comicios presidenciales en Caracas, Venezuela, el domingo 20 de mayo de 2018. (Foto: Ricardo Mazalán / AP

3. Ver que es el momento de la oposición radical

Para un sector, este domingo sólo “implicará más presión para la ejecución de un plan de intervención, embargo o bloqueo a Venezuela”, escribe el sociólogo de la Universidad Central de Venezuela Ociel Alí López. Son los que creen que las elecciones fueron una farsa y que la oposición ganó sin participar.

El emblema de los que piensan que es el momento de radicalizar a fondo la coyuntura son las alianzas opositoras “Mesa de la Unidad Democrática” y “Frente Amplio”. Son ellos quienes sostienen que en realidad la participación no alcanzó el 30 por ciento del padrón electoral y que no existe ninguna garantía de que no haya habido fraude.

Nada de ver vasos vacíos: el domingo una gota lo rebasó. Piensan, como lo ha hecho el exiliado Antonio Ledezma, que una “intervención humanitaria” de la comunidad internacional es necesaria y urgente. Trump ya mencionó la posibilidad y quieren que se haga realidad. Hasta desde Cambridge apoyaron la idea. Para muchos opositores la Venezuela de 2019, puede precipitar condiciones similares a la Panamá de 1989.

Miembros de la guardia nacional de Venezuela resguardan un centro electoral durante los comicios presidenciales en Caracas, Venezuela, el domingo 20 de mayo de 2018. Foto: Ariana Cubillos / AP

4. Ver que todo seguirá igual

El precio del petróleo está repuntando, pero Venezuela ha tenido en abril el peor mes de los últimos 30 años. La OPEP informó que apenas vendió 1,5 millones de barriles por día. Pero el oro negro seguirá siendo la apuesta principal del gobierno de Nicolás Maduro.

Se aplicarán más sanciones económicas por parte de Estados Unidos. Pero las que ya se ha aplicaron solo deterioraron la vida de la gente común más que la salud política del gobierno.

Quienes creen que todo seguirá igual no confían en que la opinión y acción externa vaya a influir en la realidad venezolana más de lo que pudo haber influido hasta ahora.

En Caracas, cuando alguien le cuenta a sus amigos que fue robado, lo primero que le preguntan es si el ladrón estaba armado. Están tan acostumbrados a los hurtos callejeros que si el ladrón no tenía arma, se burlan del robado. Son los resignados: nada cambia la elección porque la crisis llegó para quedarse. De lo que se trata es de sobrellevarla. A la vez, cuatro de cada diez dreciben ayudas económicas, a través de los distintos bonos que otorga el Estado.

Votantes se registran con el Partido Socialista Unido tras emitir sus votos durante las elecciones presidenciales en Caracas, Venezuela, el domingo 20 de mayo de 2018. Foto: Ariana Cubillos / AP

5. Ver que son todos lo mismo

Hay una cantidad de gente inmensa entre los que no fueron a votar, que no lo hicieron para seguir la propuesta de la oposición radical sino que se abstuvieron porque están hartos de la política: ven en el chavismo y el antichavismo una misma cosa. Son las víctimas del mercado ilegal de alimentos, del alza generalizada de precios más volátil del mundo, los que pierden el salario de un mes en los gastos de un día, los familiares de las víctimas de homicidios violentos para robar un celular.

Lejos de la calle, en la academia, también hay quienes han pensado la idea de la irrupción chavista como una continuidad en varios aspectos. “Más que una transformación socialista (o desarrollista), la economía venezolana vivió una masiva transferencia de renta hacia el capital importador y hacia una casta burocrático-militar que vive a costa de las arcas públicas mediante la sobrevaluación del bolívar y las importaciones fraudulentas para captar divisas a precios preferenciales. El proceso bolivariano ha sido más bien una variante del rentismo petrolero que ya se había registrado durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979)” escribió el economista Martín Sutherland en la Revista Nueva Sociedad.

El candidato a la presidencia de Venezuela, Henri Falcón, a su llegada a un acto de campaña en Barquisimeto, Venezuela, el 17 de mayo de 2018. Foto: Julio Colmenarez / AP

José Natanson resumió en el Le Monde: “el chavismo convoca a elecciones cuando cree que las puede ganar, y la oposición solo las reconoce cuando gana“. Una porción considerable (ocho de cada diez) de los venezolanos cree “que el país va mal y que este año es peor que el anterior”. Son los que no quieren saber más nada. Es mucha la gente que está apática y quiere volver a otro tipo de normalidad, en la que los alimentos valgan todos los días lo mismo, donde el valor de la moneda no sea algo subjetivo. Y una elección presidencial, tampoco.

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