Cumbre de las Américas en el nuevo mapa político

Delegación oficial cubana a los foros paralelos de la WIII Cumbre de las Américas de Perú. Foto: Roberto Suárez / Juventud Rebelde.

Delegación oficial cubana a los foros paralelos de la WIII Cumbre de las Américas de Perú. Foto: Roberto Suárez / Juventud Rebelde.

La XVIII Cumbre de las Américas será escenario del nuevo mapa político continental generado por numerosos procesos electorales y diversas crisis surgidos desde la última cita de este foro presidencial, al que acuden ahora varios gobernantes por primera vez.

De los 34 jefes de Estado invitados a participar del encuentro, trece se estrenan en la mayor reunión de alto nivel político del hemisferio y doce acudirían por segunda vez.

El más experimentado será el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, participante desde la tercera cumbre (Québec, 2001). Otros con varias experiencias previas son el primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, el primer ministro de Belice, Dean Barrow, y los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Uruguay, Tabaré Vázquez.

La cita de Lima encuentra a América con un escenario político muy diferente al de hace tres años, luego de procesos eleccionarios que en varios casos produjeron cambios de signo político, como la victoria del conservador Mauricio Macri en Argentina, tras doce años de kirchnerismo, o la del liberal Justin Trudeau que puso fin a una década conservadora en Canadá.

Aunque el más significativo de los cambios, por su impacto a nivel global, es la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, quien no solo se estrenará en una Cumbre de las Américas, sino que Perú será el inicio de su primera visita oficial a Latinoamérica, una gira que también incluye a Colombia.

La intervención de Trump genera gran interés en la región, que en líneas generales rechaza el duro discurso de Trump sobre la inmigración y mira con incertidumbre los alcances de las políticas proteccionistas impulsadas por Washington.

En Lima, Trump podría verse las caras con Trudeau y con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, con quienes tiene entre manos la compleja renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Mucho menos probable sería un encuentro con Raúl Castro, que por segunda vez participaría en una Cumbre de las Américas.

No obstante, le espera un escenario político menos adverso que el que hubiera encontrado en Panamá, con la ausencia de líderes de centroizquierda que le hubieran hecho de fuerte contrapeso, como Dilma Rousseff, Cristina Fernández o Rafael Correa, y la crisis en Venezuela, cuyo presidente, Nicolás Maduro, tampoco estará presente.

Los escándalos de corrupción, que han salpicado a muchos países en los últimos años, han marcado el escenario político de América de cara a la Cumbre. Esta situación llegó incluso al anfitrión Perú, lo que desembocó el mes pasado en la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien no llegó a cumplir dos años de mandato y cuyo gobierno, curiosamente, eligió que la corrupción y sus efectos sean el tema principal de la cita de Lima.

La sociedad civil en la Cumbre

La delegación oficial cubana que participará en el Foro de la Sociedad Civil de la VIII Cumbre de las Américas ya está en Perú.

El grupo, integrado por un centenar de representantes de organizaciones sociales que apoyan al gobierno de la Isla, llegó a Lima este domingo con ánimo “constructivo” y el deseo “de que se trate con igual respeto a Cuba” y que el encuentro sea “un espacio propiciatorio del diálogo, única vía para encontrar soluciones a los problemas de América Latina”, de acuerdo con medios cubanos.

No obstante, sus integrantes aclararon que “no se hacen ilusiones con la OEA [Organización de Estados Americanos]”, de la que no esperan que “propicie mágicamente un cambio favorable en el hemisferio” y adelantaron que “el choque de posiciones resulta inevitable, y lo seguirá siendo en la medida en que nuestros países ejerzan su soberanía”.

Uno de los delegados cubanos, el historiador Elier Ramírez, dijo que van dispuestos a sostener, desde el “respeto civilizado, todo tipo de diálogo”, pero que “no compartirán espacio alguno con elementos y organizaciones mercenarias financiadas desde el exterior” que considera no representan a la sociedad civil cubana, en alusión a organizaciones contrarias al gobierno de La Habana, con participación prevista en los foros paralelos de la Cumbre.

En la edición anterior, celebrada en Panamá en 2015, hubo enfrentamientos entre miembros de la delegación oficial cubana y grupos opositores.

Por su parte, la presidenta del Movimiento Estudiantil Cristiano de Cuba, Dianet Martínez, afirmó que con su participación demostrará cómo Cuba se abre al diálogo “con todas y todos”.

“Ante el actual escenario que vive América Latina, donde las fuerzas de la derecha toman auge, más que nunca tenemos el compromiso de llevar al continente esa luz que significa Cuba”, opinó.

Jóvenes, intelectuales, trabajadores autónomos, parlamentarios, religiosos y académicos, forman parte de la comitiva que participará entre el 10 y el 12 de abril en los foros paralelos de la Cumbre, cuyo encuentro de jefes de Estado y de Gobierno está previsto para los días 13 y 14 y en el que se espera la presencia del presidente Raúl Castro.

En la delegación cubana también figuran tres campeones olímpicos: el luchador Mijaín López, la pertiguista Yarisley Silva y la atleta discapacitada Omara Durand.

Según medios de la Isla, la delegación cubana aportará propuestas sobre temas centrales de Cumbre como gobernabilidad democrática frente a la corrupción, desarrollo sostenible y cooperación, y tendrá entre sus prioridades “la solidaridad con Venezuela, tal y como Cuba recibió antes el apoyo en otras Cumbres de las Américas, cuando su asistencia estuvo vetada”.

 

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EFE / OnCuba

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