EEUU sobrepasa los 600.000 fallecimientos por la COVID-19

Pese a los altos indices de vacunación en el país norteamericano, las nuevas cepas son más contagiosas y difíciles de combatir, mientras los científicos aseguran que “en relación a la COVID-19 hay mucho todavía por averiguar”.

Una paciente con COVID-19 es trasladada a un hospital en EE.UU. Foto: Justin Lane / EFE / Archivo.

Una paciente con COVID-19 es trasladada a un hospital en EE.UU. Foto: Justin Lane / EFE / Archivo.

Pese a que los nuevos casos de enfermos de la COVID-19 han retrocedido ligeramente en Estados Unidos por el incremento de los vacunados, el país sobrepasó la cifra de 600.000 muertos, indicó este martes la Universidad Johns Hopkins.

De esta forma, Estados Unidos se reafirma como la nación con más fallecimientos por la enfermedad infecciosa en el mundo.

Durante la semana pasada, el número promedio de muertes por la pandemia fue de 343, de acuerdo con el centro de estudios. Y los más negativo es que esta cifra representa aproximadamente cinco veces más que el promedio diario de personas que mueren en accidentes automovilísticos en la nación norteamericana.

El número de contagios, por su parte, asciende a casi 33,5 millones en territorio estadounidense, también la cifra más alta del planeta, seguida por la India y Brasil. 

A medida que el coronavirus se sigue propagando por todo el mundo, ha mutado en cepas más transmisibles, incluidas las variantes Alpha (B.1.1.7) y Delta (B.1.617.2), las que mantienen en alerta a numerosos países, incluso a los que tienen una elevada cobertura de vacunación, como es el caso de Estados Unidos.

Según la cadena ABC News, se ha demostrado que las vacunas son eficaces contra estas variantes, pero los expertos advierten que es fundamental vacunarse lo antes posible. Entre otras razones, porque la COVID-19 es una dolencia nueva con muchos detalles aún desconocidos.

“El problema es que ya descubrimos vacunas para combatir otras epidemias de la familia de la COVID, como la gripe de las aves o el simple catarro, pero en relación a la COVID-19 hay mucho todavía por averiguar”, explicó este martes OnCuba el doctor James Watson, uno de los analistas de la Universidad Johns Hopkins.

La suya es una opinión compartida por otros especialistas.

“Cuando un virus es más contagioso, es necesario tener un porcentaje más alto de población protegida, inmunizada, si se quiere detener la propagación”, explicó el doctor Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Children’s Hospital de Filadelfia, a la cadena CNN.

Offit advirtió que se necesita “tener una población altamente vacunada durante años, si no más. Este virus va a estar circulando en el mundo durante mucho tiempo a través de la nuevas variantes”. Es que, “cuanto más se propaga un virus, más posibilidades tiene de generar variantes que son aún más contagiosa”, precisó.

Pero, por otro lado, muchos estadounidenses no están completamente vacunados, pese a los esfuerzos del gobierno de Joe Biden, lo que los deja vulnerables ante la variante Alpha, altamente contagiosa, y otras preocupantes como la Delta, que según los investigadores están asociadas con mayores tasas de hospitalización.

Según las estadísticas oficiales más recientes, citadas este martes por la agencia española EFE, el 54,4 % del total de la población adulta de EE.UU. está ya completamente vacunado, lo que equivale a más de 140 millones de personas. Mientras, el 64,5 % (166,5 millones) ha recibido al menos una dosis, según el conteo de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).

Pero los niños todavía están fuera de este proceso, mientras muchos jóvenes han sido más reacios a vacunarse.

Sin embargo, hay esperanzas. Si bien las variantes más contagiosas son más difíciles de combatir por las vacunas, el nivel de protección aún parece ser alto, dijo Offit. “Creo que las vacunas mantendrán a las personas fuera del hospital, fuera de la UCI y evitarán que mueran”, señaló.

Además, las personas que han sido infectadas con COVID-19 parecen mantener su respuesta inmune durante al menos un año, según un estudio publicado en la revista Nature.

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