Los suicidios de sobrevivientes de matanzas masivas suelen ser alarmantes en medio de una tendencia nacional en aumento en Estados Unidos. En 2017 ocurrieron más de 47,000 suicidios: la segunda causa de muerte entre adolescentes.
“Uno de los grandes factores de riesgo para el suicidio es la exposición a la violencia”, dijo el Dr. Louis Kraus, jefe de psiquiatría infantil y adolescente del Rush University Medical Center en Chicago. Incluso si salieron ilesas, “cualquier persona que estuviera en una situación como esa estaría en riesgo y debería ser examinada. Las cicatrices, simplemente, no desaparecen con una nueva capa de pintura”.
April Foreman, miembro de la junta directiva de la Asociación Estadounidense de Suicidología, dijo que los sobrevivientes eran más propensos al suicidio y, por lo tanto, se debe estar atentos a los controles de salud mental como si tuvieran antecedentes familiares de cáncer de mama o enfermedades cardíacas. Con ayuda, las personas pueden superar los impulsos suicidas. “No es una conclusión inevitable que esto le sucederá a todos los que han estado expuestos a esta forma de violencia. La mayoría no mueren. Se van a recuperar y vivir”, dijo.
Como se recordará, el 14 de febrero de 2018 un asesino armado abrió fuego en la escuela secundaria “Marjory Stoneman Douglas”, en Parkland, Florida, matando a diecisiete estudiantes y miembros de su personal e hiriendo a otros diecisiete. Varios testigos identificaron a Nikolas Cruz, de 19 años, un estudiante expulsado, como el autor de la masacre. Cruz huyó de la escena a pie al mezclarse con otros estudiantes, pero una hora después fue arrestado en las cercanías de Coral Springs. Confesó ser el autor y fue acusado de 17 cargos de asesinato premeditado y 17 cargos de intento de asesinato.
La matanza de Parkland no es excepción de la norma, y ha dejado secuelas. El primer suicidio de una de sus estudiantes ocurrió el pasado 15 de marzo: Sydney Aiello, de 19 años. Un tiro en la cabeza. Su amiga, Meadow Pollack, había perecido en la masacre. A Sydney le habían diagnosticado lo clásico: culpa de sobreviviente y desorden de estrés postraumático.
Ryan Petty, cuya hija fue asesinada en esa masacre, declaró: “Me rompe el corazón haber perdido a otra estudiante de Stoneman Douglas”, e instó a los padres a estar muy pendientes de los hijos.
Julie Cerel, psicóloga y presidenta de la ya mencionada Asociación Suicidología, dijo que la investigación sobre la culpabilidad de los sobrevivientes es escasa debido a factores de sensibilidad hacia las víctimas. Sin embargo, el síndrome de estrés postraumático es un factor de riesgo para el suicidio, toda vez que obliga a las víctimas a revivir mentalmente el trauma.
El segundo suicidio de Parklad acaba de ocurrir el lunes pasado. El oficial de policía de Coral Springs, Tyler Reik, confirmó a los medios que otro estudiante, aparentemente, se había suicidado el sábado, pero dijo que no se había tomado una decisión oficial en espera de la autopsia. El nombre de la víctima no fue revelado. Un varón. Tenía, dijeron, solo 16 abriles.
David Hogg, uno de los activistas más destacados de la escuela, tuiteó: “¿Cuántos niños más nos deben quitar como resultado del suicidio para que el gobierno / distrito escolar hagan algo al respecto?
La Oficina del Superintendente Escolar del Condado de Broward se está comunicando con todos los padres mediante mensajes de texto, correo electrónico, redes sociales y llamadas telefónicas. “Les pedirán que tomen en serio este tema”, dijo entonces la madre de Alaina. “Los padres no pueden tener miedo de preguntarle sus hijos preguntas difíciles”
El distrito escolar les está dando el “Protocolo de Columbia”, un conjunto de seis preguntas. A partir de sus respuestas, se les darán opciones de recursos de emergencia.
Pero ese mismo lunes 25 de marzo se supo otra desgarradora noticia: el cuerpo de Jeremy Richman, de 49 años, padre de Avierle Richman, de 6, asesinada en la matanza de la escuela Sandy Hook (Connecticut, 2012) apareció en en su oficina.
Se había suicidado.
Eran las 7.00 am.