El regreso de Estados Unidos a la Luna fue retrasado por fuga de hidrógeno

Tras medio siglo sin visitar la Luna, la NASA quiere colocar otros hombres en el satélite terrestre con el plan de usarlo como escala hacia Marte.

La NASA canceló el lanzamiento de su nuevo y poderoso cohete lunar en el primer vuelo de prueba por una fuga de hidrógeno líquido, uno de los dos combustibles usados par impulsarlo hasta la Luna. El próximo intento pudiera darse tan pronto como el viernes próximo o el lunes de la semana entrante.

La nave, parte del proyecto Artemis, no está tripulada, aunque lleva a bordo tres maniquíes plagados de sensores y dará dos vueltas alrededor de la Luna antes de regresar a nuestro planeta con la cápsula de comando. Estados Unidos ha decidido recuperar los viajes lunares, comenzados a mediados de los 60 del siglo pasado, un proyecto que permitió que 12 astronautas caminaran sobre el satélite de la Tierra.

A medida que pasaban los preciosos minutos del lunes por la mañana, la NASA detuvo y comenzó repetidamente el suministro de combustible del cohete, del Sistema de Lanzamiento Espacial, debido a una fuga de hidrógeno altamente explosivo. La fuga ocurrió en el mismo lugar donde hubo otra fuga en la primavera durante una prueba. A su vez, el abastecimiento de combustible ya se había retrasado casi una hora debido a las tormentas eléctricas en el Centro Espacial Kennedy, de Florida.

Luego, la NASA se encontró con nuevos problemas cuando no pudo enfriar adecuadamente uno de los cuatro motores principales del cohete. Los ingenieros lucharon por identificar el origen del problema mucho después de que se anunciara el aplazamiento del lanzamiento.

El gerente de la misión, Mike Sarafin, dijo al canal de televisión de la NASA que la falla no parecía estar en el motor en sí, sino en las tuberías que lo abastecen.

Para complicar las cosas, mientras los ingenieros intentaban solucionar ese problema en la plataforma de lanzamiento, se desarrolló una segunda fuga de hidrógeno en una válvula de ventilación más arriba en el cohete, agregó.

“Esta es una máquina muy complicada, un sistema muy complicado, y todas esas cosas tienen que funcionar, y no quieres encender la vela hasta que esté lista para funcionar”, dijo el administrador de la NASA, el ex congresista demócrata, Bill Nelson.

Refiriéndose a los retrasos en el lanzamiento, Nelson explicó que “es parte del negocio espacial, en particular, de un vuelo de prueba”.

Esta misión tiene un plazo de seis semanas y estaba programada para terminar con el regreso de la cápsula a la Tierra con un amarizaje en el Pacífico en octubre.

La nave espacial de 98 metros es el cohete más poderoso jamás construido por la NASA, superando incluso al Saturno V que llevó a los 12 astronautas del Apolo a la Luna en los años 60.

Los maniquíes dentro de la cápsula, bautizada Orión, estaban equipados con sensores para medir la vibración, la radiación cósmica y otras condiciones durante el vuelo de prueba, y llevarla a sus límites en formas que nunca se intentarían si los humanos estuvieran a bordo.

Cuando se le preguntó sobre la posibilidad de otro intento de lanzamiento el viernes, el gerente de la misión, Sarafin, afianzó que “realmente necesitamos tiempo para revisar ver toda la información, todos los datos. Vamos a jugar las nueve entradas aquí”.

Suponiendo que el vuelo de prueba salga bien, tres astronautas subirán a bordo para la segunda misión de Artemis y volarán alrededor de la Luna tan pronto como en 2024. A fines de 2025 se daría entonces un alunizaje de dos personas.

Los problemas vistos este lunes recordaron la era de los transbordadores espaciales de la NASA, cuando las fugas de combustible de hidrógeno interrumpieron las cuentas regresivas y retrasaron una serie de lanzamientos en la década del 90.

Más tarde en la mañana, los funcionarios de la NASA también detectaron lo que temían que fuera una grieta o algún otro defecto en el cuerpo central de la nave, el gran tanque de combustible naranja con los cuatro motores principales, pero luego dijeron que parecía ser solo una acumulación de escarcha en una grieta de la espuma aislante.

El director de lanzamiento, Charlie Blackwell-Thompson, y su equipo también tuvieron que lidiar con la comunicación lenta entre la cápsula Orion y el control de lanzamiento. El problema requería lo que resultó ser una solución simple. La capacidad de retorno del sonido de la radio estaba tardando 11 minutos.

De todos modos, la cancelación del despegue estaba en el horizonte desde la madrugada, incluso si no hubiera habido inconvenientes técnicos, por una muy seria tormenta eléctrica en la zona. Las nubes oscuras y la lluvia se acumularon sobre el área de lanzamiento 39B. Los truenos y rayos hacían imposible el despegue seguro, aunque en 1979, cuando el Apolo 12 despegó de la misma plataforma, un enorme rayo cayó sobre el cohete Saturno V, pero no provocó daños.

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