Ex espía ruso fue vínculo entre alto ejecutivo de la campaña de Trump y aliado de Putin

Víctor Boyarkin, mediador entre Paul Manafort y Oleg Deripaska.

Paul Manafort, ex presidente de la campaña del presidente Donald Trump, sale de la Corte Federal de Distrito en Washington tras una audiencia, en mayo de 2018. Foto: José Luis Magaña / AP.

Paul Manafort, ex presidente de la campaña del presidente Donald Trump, sale de la Corte Federal de Distrito en Washington tras una audiencia, en mayo de 2018. Foto: José Luis Magaña / AP.

Según una investigación de la revista Time, un ex espía ruso fue un vínculo clave entre Paul Manafort y un aliado de Putin. Su nombre es Víctor Boyarkin.

La investigación encontró que Boyarkin, un ex traficante de armas con un bajo perfil público, era un vínculo clave entre un miembro de alto rango de la campaña de Trump –Paul Manafort– y un aliado del presidente ruso Vladimir Putin.

Boyarkin le dijo a Time que estuvo en contacto con Manafort, en plena carrera presidencial en nombre del oligarca ruso Oleg Deripaska, más conocido como “el Rey del Aluminio”. “Nos debía mucho dinero”, dijo. “Y él estaba ofreciendo maneras de devolverlo”.

Boyarkin dijo que había sido contactado por la oficina de Robert Mueller. “Les dije que fueran a cavar una zanja” –fue su respuesta.

Mediante su portavoz, Manafort se negó a comentar sobre sus aludidas conexiones con Boyarkin.

Pero esas conexiones podrían ser potencialmente importantes para la investigación de Muller. Marcarían algunas de las pruebas más claras de la influencia que los rusos tenían sobre el presidente de la campaña de Trump. Y podrían arrojar luz sobre por qué Manafort volvió a trabajar para los intereses prorrusos en Europa del Este después de retirarse de la campaña de Trump en agosto de 2016.

De acuerdo con trascendidos, cuando se unió a la campaña de Trump, Manafort estaba casi en quiebra. Había acumulado millones de dólares en bienes raíces, ropa de lujo, automóviles y antigüedades. Según las denuncias contenidas en los registros judiciales archivados en Estados Unidos e Islas Caimán, estaba profundamente endeudado con Deripaska, quien le exigía dinero por un acuerdo comercial fallido en Ucrania.

Según Boyarkin, a él le correspondió cobrar la deuda de Manafort. “Lo presioné fuerte”, dijo. Pero se mostró esquivo. En una reclamación presentada en las Islas Caimán en 2014, los abogados de Deripaska, de estrechos vínculos con el Kremlin, se quejaban de que Manafort y su socio Rick Gates “simplemente desaparecieron” con alrededor de 19 millones de dólares.

En una serie de correos electrónicos enviados durante la primavera y el verano de 2016, Manafort intentó ofrecer “reuniones informativas privadas” sobre la carrera presidencial a Deripaska, al parecer para completar su pago.

A principios de octubre, un reportero de Time pudo rastrear a Boyarkin. Estaba en Grecia, en compañía de un diplomático ruso y dos asistentes. Lo localizaron en una conferencia organizada por uno de los amigos más antiguos de Putin, el ex agente de la KGB y el jefe del ferrocarril estatal, Vladimir Yakunin.

 

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