De acuerdo con la revista Money, los costos económicos del cierre parcial del gobierno ya podrían superar los cinco mil millones que el presidente Donald Trump está exigiendo para su muro fronterizo.
Nueve de los quince departamentos federales, junto con docenas de agencias y programas a ese nivel, han cerrado o reducido sus servicios. Unos 800,000 empleados federales han visto afectadas sus vidas, bien porque se les ordenó quedarse en casa sin paga o porque están trabajando, pero sin recibir sus salarios.
Al referirse a un cierre del gobierno de 16 días en 2013, Rand Paul, el senador republicano de Kentucky, dijo: “nos cuesta más cerrar el gobierno que mantenerlo abierto”. Los trabajadores federales que no reciben pago durante el cierre del gobierno, generalmente reciben un pago atrasado una vez que termina el cierre. Por consiguiente, no hay dinero “ahorrado” mediante una caída en la nómina laboral federal.
“Le estamos pagando a las personas para que no hagan nada”, le dijo a la revista Gordon Gray, director de política fiscal de American Action Forum. “Eso es, básicamente, desperdicio puro. Es una forma en que el gobierno federal toma dinero y lo tira por la ventana”.
En un análisis publicado esta semana, Gray escribió que “los cierres del gobierno imponen costos a través de tres canales: los costos presupuestarios federales, los servicios perdonados y, por último, la interrupción económica más amorfa”.
Los costos presupuestarios incluyen salarios que se destinan a los trabajadores federales que no trabajan y otros factores, como los recursos gastados para cerrar oficinas en lugar de hacer el trabajo. “Piense en ello como algo similar a los costos de cerrar la tienda antes de cerrar”, dijo. Los servicios perdidos incluyen cosas como permisos y tarifas que el gobierno no puede cobrar durante un cierre y, por lo tanto, equivale a la pérdida de ingresos.
Ayer viernes el presidente Trump amenazó con un cierre de “meses e incluso años” del gobierno federal para obtener el dinero para su muro. Afirmó que hasta podría declarar una emergencia nacional. “Podemos hacerlo. No lo he hecho. Puedo hacerlo. Puedo hacerlo”, dijo.
Estos comentarios se produjeron durante una conferencia de prensa después de una prolongada reunión en la Casa Blanca con líderes demócratas y republicanos del Congreso.