Un nuevo amanecer en la (des)Unión

"Hoy, en este día de enero, toda mi alma está en esto: unir a Estados Unidos, unir a nuestro pueblo, unir a nuestra nación. Y le pido a todos los estadounidenses que se unan a mí en esta causa", dijo el presidente Biden en su discurso inaugural.

Joe Biden al asumir la presidencia de Estados Unidos frente al Capitolio en Washington, el 20 de enero del 2021. (Saul Loeb/Pool Photo via AP)

Joe Biden acaba de prestar juramento como el 46 presidente de Estados Unidos en un ambiente físico limpio de público, tanto por razones de seguridad como para prevenir la propagación del coronavirus.

Llega al ejecutivo a los 78 años —el presidente de más edad— mientras la nación continúa entrampada en problemas como el coronavirus y la división político-cultural. Y dos semanas después de que una turba proTrump irrumpiera en el Capitolio, hecho sin precedentes en más de doscientos años de historia constitucional y democrática.

Por eso empezó subrayando: “Este es el día de la democracia. Hoy celebramos el triunfo no de un candidato, sino de la causa de la democracia, el pueblo, se ha escuchado la palabra del pueblo. Hemos aprendido de nuevo que la democracia es preciosa. La democracia es frágil. A estas horas, amigos míos, la democracia ha prevalecido”.

Joe Biden prestando juramento como el 46 presidente de los EEUU. Foto: AP

En el discurso, propio de un estadista, Biden reconoció las amenazas y las distintas “crisis convergentes” que enfrenta Estados Unidos, entre ellas la injusticia racial, el cambio climático y el terrorismo doméstico. Y para enfrentarlas apeló a la unidad nacional y al compromiso bipartidista, como lo había venido haciendo desde los inicios de su campaña. “Sé que en estos días hablar de unidad puede sonar como una tonta fantasía. Sé que las fuerzas que nos dividen son profundas y reales”, dijo. “Pero también sé que no son nuevas”. Pidió entonces un “nuevo comienzo” y seguidamente acotó: “La política no tiene por qué ser un fuego furioso que lo destruye todo a su paso. Cada desacuerdo no tiene por qué ser motivo de guerra total”.

“Para superar estos desafíos, restaurar el alma y asegurar el futuro de Estados Unidos, se requiere mucho más que palabras”, dijo. “Se requiere la más elusiva de todas las cosas en una democracia: unidad. Unidad”, sentenció.

Foto: Phili Voice.

En el discurso, a ratos de fuerte carga simbólica, Biden invocó al presidente Abraham Lincoln. Cuando Lincoln “puso la pluma sobre el papel, el presidente dijo, y cito: ‘Si mi nombre alguna vez pasa a la historia, será por este acto, y toda mi alma está en él. Mi alma entera está en ello. Hoy, en este día de enero, toda mi alma está en esto: unir a Estados Unidos, unir a nuestro pueblo, unir a nuestra nación. Y le pido a todos los estadounidenses que se unan a mí en esta causa”.

Esa tarea, sin embargo, no será fácil en un país polarizado, quizás tanto o más que durante la época de la Guerra Civil. El nuevo presidente no tendrá más alternativa que empezar desmontando la llamada “era Trump” mediante órdenes ejecutivas inmediatas en materia sanitaria, ambiental, migratoria y de diversidad. De acuerdo con trascendidos, hoy mismo firmará 17 órdenes, memorandos y proclamaciones, entre ellas una estableciendo un mandato nacional con el uso de máscaras y el distanciamiento físico en todos los edificios federales, medida a la que Trump se había opuesto enfáticamente. También reintegrará a Estados Unidos a los Acuerdos de París y a la Organización Mundial de la Salud (OMS), revocará el plan de la administración Trump para excluir a los no ciudadanos del conteo del Censo y protegerá a los dreamers de la deportación, acciones todas congruentes con sus promesas de campaña.

Kamala Harris, primera mujer, afro-asiática descendiente en juramentar como vicepresidente de EEUU. Foto: NYT.

Pero en la ceremonia de hoy, de inusual sobriedad, se hizo historia no solo por ese discurso de unidad y sanación, sino también porque Kamala Harris prestó juramento como vicepresidenta de Estados Unidos: la primera mujer afro-americana y la primera surasiático-americana en asumir el cargo. Y en otro gesto de profundo contenido simbólico, lo hizo ante la jueza latina de la Corte Suprema, Sonia Sotomayor, utilizando dos Biblias con gran significado personal. La primera, una reliquia familiar propiedad de Regina Shelton, la mujer de Oakland que ayudó a criarla a ella y a su hermana después del fallecimiento de su madre. La segunda perteneció al primer juez afro-americano de la Corte, Thurgood Marshall, un paladín de los derechos civiles hasta su muerte en 1993. “Cuando levante mi mano derecha y preste juramento al cargo mañana, llevaré conmigo a dos héroes que van a hablar por quienes no tienen voz”, escribió este martes en Twitter.

“No me digan que las cosas no pueden cambiar”, señaló Biden en su discurso.

 

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