El bacalao electoral, ¿dónde se corta?

Foto: John Moore / Getty.

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La carrera por la presidencia en los Estados Unidos absorbe la atención de los medios en este país desde hace meses, con el sorpresivo ascenso del multimillonario Trump a la titularidad en el Grand Old Party en contra de la voluntad de las vacas sagradas de la agrupación republicana.

Los cubanos que viven en Estados Unidos, ciudadanos “americanos” o no, también están siguiendo el asunto; unos más que otros. Y hay de todo en esta plaza: desde quien “chancleta” en mano se lanza a la calle a gritar: ¡¡¡Qué-Viva-Trrronnn!!!, hasta quienes pasan de largo, y se declaran completamente desinteresados en lo que ocurrirá el 8 de noviembre.

“En realidad en esta elección me da lo mismo uno que otro –comenta Demys Dael, un cubano de 42 años que llegó siendo maestro y a fuerza de estudiar se convirtió en enfermero– pero si tuviera que elegir entre dos malos, me voy por Hillary, a pesar de que mintió en el asunto de Iraq y de esos correos que envió usando una cuenta personal con cuestiones de Estado”.

Buena parte del electorado está asqueado con los rumbos de la política y descalifican la capacidad de los nominados sean cuales sean sus preferencias tradicionales.

“Trump es peor –argumenta Demys Dael–, miente, y ni se retracta. Hay gente que cree que porque Trump es super millonario, todo el mundo va a tener esa oportunidad, como con Obama ahora, que los afroamericanos pensaron que tendrían más libertades y resulta que hay más problemas ahora que antes”.

En el dial político

En la más reciente edición de la encuesta realizada cada año por la Universidad Internacional de Florida (FIU) desde la década del 90, sobre posición política de la comunidad cubana, la mayoría de los entrevistados de Miami Dade, por primera vez, se mostraron contrarios al embargo / bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba y a favor de las relaciones entre ambos países.

La misma fuente consideraba que jamás un candidato republicano había recibido tan poco apoyo en el Condado, aunque vaya delante por dos puntos. Lo curioso del asunto es que más de la mitad de los encuestados fueron republicanos.

Los responsables de esta investigación no se mostraron sorprendidos por el resultado. El Director del Centro de Investigaciones Cubanas de FIU, Dr. Jorge Duany, manifestó que se había notado la tendencia en los últimos años a favorecer otras políticas que no fueran las de aislamiento.

La encuesta mostró de nuevo “el cambio” en la comunidad cubana en los Estados Unidos. Y en la medida que llegan más migrantes de las generaciones posteriores al Período Especial, se acentúa más el deseo de normalizar las relaciones entre los gobiernos y, lógicamente, entre los cubanos de ambas orillas del estrecho de la Florida.

Según el estudio de la FIU, en relación con las próximas elecciones un 17,8 por ciento de los encuestados no votaría por ninguno de los dos candidatos principales, y otro 10 por ciento está indeciso.

“Y ahí es donde se corta el bacalao” –dijo a MegaTV Guillermo Grenier, Profesor de Sociología de la FIU. En su criterio, muchas de las personas que se entrevistan sobre estos temas en la propia Cuba, hablan muy a favor de las relaciones entre ambos países, y si con el paso del tiempo los entrevistaran después de emigrar, tal vez digan lo mismo, porque es la experiencia que han vivido, no la historia de por qué se tensaron tanto las relaciones.

Similar punto de vista expresó a OnCuba Mabel Cuesta, profesora cubana en la Universidad de Houston, quien vive en los Estados Unidos desde hace diez años.

Cuesta considera que del 94 para acá “las relaciones son diferentes, pues la mayor parte de esos emigrados dejó parientes detrás, la familia dividida, y por tanto es un factor determinante para que estén a favor del diálogo y que busquen un líder político que siga facilitándolo”.

“No se puede desconocer que todo esto parte de un proceso histórico –abunda Cuesta. La primera oleada de cubanos que llegó en los 60 se sintió traicionada por Kennedy cuando éste se negó a invadir Cuba, y a partir de ahí se divorciaron del Partido Demócrata. El voto cubano en Florida siempre fue determinante, pero ahora las cosas han ido cambiando, gracias a la presencia puertorriqueña, y a la segunda generación de cubanos que comienza a influir más”.

https://www.youtube.com/watch?v=Rf8jn2_18Fc

Los cubanos votan

Es un hecho que un sector todavía indeciso a nivel nacional, conformado sobre todo por los llamados Millennials (personas nacidas entre 1980 y 2000), será la que determine el curso de las elecciones este otoño.

Entre los cubanos que migraron no solo han modificado la demografía de la Florida, reconoció este año el diario El Nuevo Herald, sino que cambió la mentalidad, porque son personas más atadas a sus familiares en Cuba y las privaciones que dejaron detrás.

Se estima que unos 2 millones de cubanos viven en los Estados Unidos. Desde 1999 a la fecha, el flujo de emigrantes de la Isla se estabilizó por encima de los 30 mil anuales, llegando a ser superiores a 40 mil en los últimos cuatro años tras las modificaciones a la Ley Migratoria en Cuba.

Un cálculo conservador pondría la cifra de recién llegados desde 2010 en el entorno de los 240 mil, pero ninguno de ellos puede aún registrarse para votar, así que apenas pueden mover la aguja de las encuestas, no en el día decisivo.

Entre ellos está Maikel Mechoso, camionero de 35 años, que vive en Houston. Aún no tiene tiempo para solicitar la ciudadanía americana, sin embargo, ya siente la necesidad de participar en la vida política local, pues aunque para muchos suene duro, este es el nuevo país de cada emigrante, y quien llega tiene que sumarse a la vida pública.

Sin pensarlo mucho Mechoso opta por favorecer a Trump, pues considera que el escenario económico necesita un golpe de timón, “porque con Hillary veríamos más de lo mismo de Obama; Donald Trump, porque su política es basada exclusivamente en poner a EE.UU. primero en cada aspecto, como debería ser”.

Simpatías y antipatías

El candidato Trump ha dicho en Miami que daría marcha atrás a las políticas de Obama para una normalización de las relaciones con Cuba.

“No influiría en mi voto la postura hacia Cuba, afirma Mechoso, porque más bien pienso que el cambio en Cuba solo puede comenzar desde dentro del país y no del exterior”.

Un detalle: inevitablemente los cubanos pensamos en cuánto pudiera beneficiar a Cuba uno u otro candidato. Y Cuba aparece en el discurso político, pero ni remotamente en una posición fundamental.

Y ahora resulta que Cuba vuelve a aparecer en medio de los debates por una filtración: Donald Trump envió representantes a la Isla en 1998 para explorar la posibilidad de montar un casino allí, pagó 68 mil dólares por el viaje y violó las leyes vigentes del bloqueo, en una época en que cada viajero norteamericano tenía que contar con autorizaciones expresas y justificar cada centavo gastado. El anuncio hecho por televisión y replicado por los principales medios de los Estados Unidos, como Newsweek, hizo recordar que en marzo Trump apoyó la política de Obama hacia Cuba, sin embargo, hace pocas semanas declaró en Miami que echaría todo por tierra si Castro no aceleraba las reformas políticas.

Según la profesora universitaria Mabel Cuesta, para el cubano común sí es “importantísima la visión sobre Cuba que tengan los candidatos”. Después del éxodo del Mariel se ha visto un predominio de posiciones políticas más flexibles, y aunque no está de acuerdo para nada con lo que acontece políticamente en Cuba, opina que es fundamental que la comunidad cubana vote de acuerdo a las relaciones con su país de origen.

Probablemente sea La Florida un estado clave para ganar la contienda, con los cubanos como parte de ella, pero ya no más como el segmento decisivo.

Hasta ahora la mayoría de las encuestas colocan a Hillary por encima de Trump en el voto hispano y afroamericano en Florida, con una tendencia sorprendentemente  dividida en Hialeah y West Miami, mientras Trump se lleva por amplio margen el voto blanco y entre los más viejos. Sin embargo, la Florida tiene 19 millones de habitantes, el 75 por ciento de ellos de rasgos blancos.

Otros factores deben tenerse en cuenta. El voto femenino pudiera favorecer a Clinton pues el machismo imperante en las corporaciones tiene en Trump un símbolo elocuente; una parte de los grupos de minorías étnicas comienzan a sentirse frustrados y todo depende de cómo evolucione la imagen que sean capaces de mostrar ambos candidatos en la recta final.

El equipo de campaña de Hillary Clinton ha afinado su aparato de comunicación y consiguió divulgar aquí mensajes mucho mejor intencionados hacia sus públicos meta: los jóvenes, los migrantes, las mujeres. E incluso, el humor y la sátira mordaz de sus simpatizantes ha encontrado en las manías de Trump, y en sus constantes autodesmentidos un blanco perfecto.

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¿Indiferencia?

Joel Toste, cubano dueño de restaurante, está tan decepcionado, que ni siquiera sabe si votará, a pesar de vivir en Kentucky hace más de 15 años. “Esta es la peor elección desde que yo vivo aquí –dice. Ninguno de los dos candidatos para mí es bueno. Si tuviera que elegir, si al final me decido a votar, tal vez lo haga por Trump, porque es hora de terminar con el mandato demócrata que ha cometido tantos errores en la economía, sobre todo para los pequeños negocios.  Y no me simpatiza Trump, porque él es multimillonario y sabe de economía evidentemente, pero no sabe de otra cosa y quién sabe cómo dirija este país. Desde el principio la nominación republicana fue un disparate, porque aquí no van a apoyar a un candidato de origen hispano, y fueron dos.  En fin, que no estoy muy claro de votar.”

En otras circunstancias, el desprestigio generado por los partidos tradicionales, pudiera beneficiar a un candidato independiente que se hiciera muy visible. Pero no ha sido este el caso, apenas si han aparecido en televisión, y hasta se quejan públicamente de la escasa promoción recibida.

Por lo pronto, los cubanos constituyen cerca del 30 por ciento de los latinos elegibles para convertirse en electores en La Florida.

Según datos del registro electoral ofrecidos por el Condado, en Miami Dade –donde se concentra más del 45 por ciento de los cubanos en Estados Unidos– estaban registrados 1 345 761 electores hasta el 30 de septiembre de 2016. De ellos, más de 570 mil se identifican con el partido demócrata, unos 368 mil con los republicanos, y casi 388 mil con ninguno de los partidos (tampoco los independientes).

El voto cubano podría no ser decisivo, pero todavía es muy valorado como parte de la presencia latina en las urnas el próximo 8 de noviembre.

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