UE-Cuba: la agonizante Posición Común y la visita de Obama

La Posición Común de la Unión Europea hacia Cuba tiene los días contados. El nuevo Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, cuyo texto fue sellado por ambas partes en La Habana, sustituirá esa política hostil hacia la Isla. Eso, si el Consejo Europeo no la deroga antes.

El anuncio lo hizo la Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, Federica Mogherini, quien viajó a Cuba exactamente una semana después de que concluyeran –a nivel técnico– las rondas de negociaciones bilaterales. En su visita oficial, la diplomática italiana afirmó que mientras el nuevo documento es analizado por las dirigencias europea y cubana, respectivamente, ella misma intentará apresurar el fin de la postura conjunta europea ante Bruselas.

Sin embargo, algunos piensan que quien puso el pie en el acelerador no fue la jefa de la diplomacia europea, ni el ejecutivo cubano, ni las decenas de gobiernos y empresas europeas que tienen convenios, principalmente económicos, con Cuba. Fue, dicen, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Con más, o menos sutileza, así lo aseguran políticos, analistas y medios de prensa. El acuerdo UE-Cuba, cuya negociación inició ocho meses antes del 17D, tuvo a Washington pisándoles los talones por más de un año a Europa y su nuevo momento con Cuba.

En la práctica, a pesar de la Posición Común vigente, la UE es el segundo socio comercial de la Isla caribeña, con intercambios anuales que superan los 460 millones de euros. Según cifras de EUROSTAT de 2014, el bloque europeo es el primer socio exportador de Cuba (27,4 por ciento) y el segundo importador más importante (20,6 por ciento), después de Venezuela. La tercera parte de los turistas que visitan la Isla anualmente provienen del llamado Viejo continente.

Es muy probable que Bruselas, presionada por la posibilidad de que Estados Unidos ganara terreno, definiera como indispensable avanzar hacia Cuba, un país considerado por la UE como “interlocutor privilegiado en América Latina” y “protagónico en la integración”, y donde además tiene intereses económicos crecientes.

Europa convirtió a 2015 y los primeros meses de 2016 en un períodos de avances sustanciales consecutivos. Pasaron por la Isla varios mandatarios de naciones clave en el bloque; el propio presidente cubano aceptó invitaciones para visitar Italia y Francia. Ya se había desembolsado 50 millones de euros en ayuda a Cuba y se le permitió a La Habana renegociar su deuda con el llamado Club de París.

Al sentarse a pactar con esa agrupación de acreedores europeos, la deuda de Cuba ascendía a 10 mil 81 millones de euros. Sus interlocutores acordaron condonar más de 7 mil, con lo cual la deuda se redujo a 2 mil 364 millones. Además, la Isla podrá pagar en un plazo de 18 años.

Las rondas de diálogo avanzaron a la par de esos generosos gestos que hoy se traducen en abrazos, literalmente. Los jefes negociadores de ambas partes no escondieron su efusividad luego de iniciar el acuerdo de Diálogo Político y Cooperación. Tampoco lo hicieron el canciller cubano y la jefa de la diplomacia europea, quienes se refirieron públicamente al otro como “mi amigo Bruno” o “mi querida amiga Federica”.

Aunque se firmará “a la mayor brevedad posible”, según la declaración conjunta del 11 de marzo, el documento no ha entrado en vigor, pero es una jugada cantada. Después de meses de diálogos complejos y no pocos encontronazos sobre todo en el acápite político finalmente, Europa plantó bandera en Cuba y lo hizo antes del aterrizaje en La Habana del Air Force One.

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¿Qué es el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación Cuba-Unión Europea?

El bloque comunitario europeo ha firmado convenios similares con todos los países latinoamericanos, excepto Cuba. El acuerdo con La Habana, cuyo texto fue sellado el 11 de marzo, establece el marco legal que regirá el desarrollo de las relaciones entre ambas partes a partir de su entrada en vigor, en fecha aún por definir.

Sus componentes fundamentales son:

Diálogo político. Ante las diferencias de ambas partes con respecto a temas como los derechos humanos, este acápite conviene el establecimiento de un diálogo paralelo exclusivo sobre esa materia.

Cooperación y diálogo sobre políticas sectoriales. Facilitará la colaboración institucional bilateral, hasta ahora limitada por la Posición Común. Eventualmente, podría significar el aumento del monto de la ayuda económica de la UE a Cuba (en la actualidad de €50 millones entre 2014 y 2020).

Comercio y cooperación orientada al comercio. Dota a estas actividades de un marco jurídico que protege legalmente los intereses de ambas partes y otorga facilidades para el aumento del flujo comercial entre Cuba y la UE.

Actualmente, de manera bilateral, Cuba ha firmado documentos similares con 19 estados miembros de la Unión, todos durante el periodo de supuesto bloqueo diplomático que supone la Posición Común. No obstante, el nuevo documento legitima los vínculos entre Cuba y la UE y constituye un incentivo para el intercambio sistemático en todos los sectores identificados por ambos actores del pacto.

Según la jefa de la diplomacia europea, el Acuerdo también permitirá a las dos partes emprender acciones comunes en terceros escenarios. Entre ellos, la contribución al desarrollo de objetivos globales, como la paz y el desarrollo sostenible.

 

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