Joe García: Los cubanos quieren vivir en Cuba (+VIDEO)

Joe García / Foto: Cortesía del entrevistado

Joe García nació en Miami Beach, en octubre de 1963.  Hijo de cubanos emigrados. Fue educado en un ambiente bilingüe y en el amor a Cuba. Hoy es Congresista por el Distrito 26 del Sur de la Florida, uno de los que concentra la mayor cantidad de cubanoamericanos y residentes cubanos de todo el Estado.

Fue Director Ejecutivo de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y presume de ser un conocedor de la realidad cubana, de estar muy informado del día a día en la Isla, de conversar con los recién llegados, antes que olviden lo que es realmente vivir en Cuba. 

OnCuba conversa con un Congresista en plena campaña, con el riesgo que esto supone. Sabemos que no desperdiciará ocasión para anunciar su plataforma, para desviar la entrevista hacia la zona de confort de su discurso.

Llega con el saco en la mano y unos tirantes que llaman la atención.  El congresista Joe García saluda como si te conociera de toda la vida, hablando  español sin ese acento anglófono de los nacidos aquí y que aprendieron a hablar castellano después del inglés.  A lo largo de la entrevista oscila, unas veces se sube al atrio de su campaña política y otras se le pierde la mirada cuando habla de una Cuba que no conoce pero que está presente en todo lo que dice.

Joe García / Foto: Cortesía del entrevistado
Joe García / Foto: Cortesía del entrevistado

“Mi familia es del Cotorro, en las afueras de La Habana. Tanto mi mamá como mi papá son de allí.  Mi abuelo materno, de apellido Acosta,  era chófer de la ruta 7,  Habana – Cotorro,  eso me decía él, yo nunca tomé la ruta 7. Mi abuelo por parte de padre fue el Capitán García Mari, que era oficial del Ejército, y veterinario.  Era profesor en la Academia Militar y murió en Cuba, bajo presidio domiciliario. Su esposa, mi abuela Eulalia sí pudo venir aquí en 1961 con mi papá”.

“El proceso mío en el tema cubano ha sido tratar de aprender.  En Miami uno vive mucho “la dulce nostalgia”, las memorias positivas.  También uno está en un lugar donde hay muchas víctimas de la Revolución Cubana y personas que fueron desplazadas por la violencia y los acontecimientos que ocurrieron en la Isla.

Mi madre llegó aquí en el 62, se encontró con mi padre y un año después aparecí yo. Mi conocimiento de Cuba es de tercera mano, nunca he podido ir a Cuba,  aunque obviamente personas muy cercanas a mí sí lo han hecho.

Cuando tomé el liderazgo de la Fundación Nacional Cubano Americana, (FNCA) una de las cosas comprendí es que la política nuestra estaba dirigida por una generación que quería mucho a Cuba  pero que estaban fuera de ese proceso, entonces mi interés fue, precisamente,  relacionarme lo más posible con la gente que más fresca estaba porque la cultura del cubano se adapta muy fácilmente a lo extranjero. En Cuba estuvieron los ingleses, los españoles, los rusos, los chinos, los americanos; el cubano un viernes es Jefe del Comité en su barrio y cuando llega a Miami se declara miembro de Partido Republicano, va de un extremo al otro sin pasar por el medio.

Es una tendencia nuestra a ser fugaces en nuestras actitudes, adaptables.  Uno a veces tiene que coger al cubano acabado de llegar, antes de que aprenda como funciona este país,  para poder entender lo que pasa en Cuba. Esto lo hacía porque dónde yo quería influir cuando era ejecutivo de la FNCA no era en Miami.  Yo quería influir en un cambio positivo en la Isla.

Una de las cosas que encontramos es que algunas de nuestras políticas no funcionaban, así que traté, como Director de la FNCA, de reconducir nuestra atención.  Durante mucho tiempo estuvimos enfocados en Washington como rumbo a La Habana y de lo que me di cuenta es que la solución de Cuba estaba en Cuba, en entender la mentalidad del cubano, y para conocerla quien había llegado más recientemente lo tenía más claro” Me di a la tarea, desde la Fundación de reunirme cada semana con un recién llegado.

Joe combina su activismo político con sus nostalgias. Hablamos de flexibilización de las políticas norteamericanas hacia la Isla, de la necesidad de que se faciliten los viajes a los norteamericanos y se favorezcan nexos entre las dos orillas.  Le cambia el rostro, desvía la mirada y se borra toda nostalgia:

“¿No he hecho yo eso?

Antes de que Obama llegara al poder 80 mil cubanos viajaban a la Isla, esté año llegaremos a 630 mil. Hay 11 vuelos desde el Aeropuerto Internacional de Miami,  más 7 desde Tampa.  Se ha flexibilizado,  se ha abierto, se han dado oportunidades.  Antes había limitaciones a las remesas, ahora se puede mandar cualquier cantidad.

De las pizzerías, paladares, restaurantes, lugares de sándwich que hay en Cuba, la mayoría del dinero invertido en esos locales proviene de Hialiah, del Doral, de Coral Gables, de la Pequeña Habana. Eso es flexibilización, y  cumplir con lo que ha sido mi meta: ayudar al pueblo de Cuba y a su sociedad civil.

En los últimos cinco años de esta administración y su política hacia Cuba,  se ha logrado más que en los previos cincuenta,  y es porque propiciamos una política abierta y flexible, dedicada a promover la sociedad civil, a promover valores que tenemos en común pero a la misma vez tenemos que entender que hay límites en esa política”

Límites como la imposibilidad de los norteamericanos de viajar e invertir en Cuba, o de que no exista, al igual que con el caso de los viajes, una licencia para que los cubanos americanos inviertan en Cuba…

Prácticamente tenemos una política de viajes abierta a los cubanos.  Ese espacio se ha ganado, y yo te digo que hoy, si se cancelaran los vuelos aquí o en Cuba, hay revuelta en Cuba, y hay revuelta en Miami.

Hemos creado un nexo importantísimo en la familia cubana. Una de las cosas que no vamos a hacer es algo que hizo durante mucho tiempo la Revolución Cubana; dividir a la familia. Durante mucho tiempo Cuba hizo eso, y también lo hizo la política que teníamos en los Estados Unidos. Pienso que eso ha terminado.

A mi me parece que el cariño de una madre a un hijo, de un hermano, de un primo, o de un amigo, a sus similares en Cuba, no debería ser controlado ni dictado por políticas de un gobierno.

También hemos logrado que la visa que les dan a los cubanos sea por cinco años.  Algunos de la comunidad cubana se opusieron a ello, pero son personas que no saben lo que representa para un familiar ir a la Sección de Intereses, esperar cuatro o cinco horas en el sol para que les digan “tienes que venir mañana” o que no le otorguen la visa. Ahora hemos aprobado un proceso donde el cubano puede viajar y regresar varias veces”

Habla seguro.  No titubea y juega perfectamente con lo sentimental, las cifras y lo práctico. Insisto, no es posible que un ciudadano americano esté limitado en su derecho de invertir en cualquier lugar del mundo, incluso, repito, al menos una licencia para los de origen cubano, al fin y al cabo existe para los viajes y estamos hablando de su país.

“Eso está regido por una Ley en vigor.  El problema de la economía cubana no es un problema de Estados Unidos, es un asunto de Cuba. El mundo entero ha podido invertir en Cuba y ha decidido no hacerlo, porque no hay garantías a la inversión, no hay un sistema bancario, no hay una moneda factible, no hay leyes de juego, Cuba no puede presentar un criterio serio sobre la inversión.

Lo que está claro es que la comunidad cubanoamericana ha estado dispuesta a invertir en sus familiares, porque todo ese dinero que se calcula entre tres y cuatro mil millones de dólares anuales, no hubiera entrado en Cuba si no se pensara que es una manera, en el peor de los casos, de ayudar a sus seres queridos.

El Gobierno norteamericano está dispuesto, pero Cuba también tiene que estar dispuesta. Por ejemplo, el Gobierno cubano tiene uno de los pasaportes más caros de la faz de la tierra ¿por qué? ¿por qué un nacional cubano tiene que pagar casi 500 dólares por un pasaporte, y renovarlo cada dos años para poder visitar a su propio país?

Me parece absurdo. El Gobierno de Cuba tendrá sus razones, con las cuales no estoy de acuerdo.

A mi me parece que cuanto más intercambio haya, cuanto más fácil y barato sea, más oportunidades se crearán. Hemos también visto que, en cierto sentido, el gobierno cubano le ha abierto cierto espacio a los disidentes y luego se los cierra.  ¿Por qué Cuesta Morúa no puede salir de Cuba? ¿Por qué Yoani no puede publicar un periódico en Internet que yo pueda ver?

La apertura no es a pedacitos. Nosotros tenemos la política de promover la sociedad civil. Si al gobierno de Cuba le interesa participar de una manera amplia y con una sociedad civil vibrante, eso implica desde Yoani a una peluquera,  desde un barbero a un médico, y ese espacio lo tiene que llenar la propia sociedad civil.

Por la parte del gobierno que represento, hemos estado haciendo movimientos a favor de eso y hemos visto expansión en algunos aspectos de la política cubana pero no existe una regla de leyes, ni un sistema bancario, ni las posibilidades para encontrar soluciones a largo plazo que beneficien a la sociedad cubana con una apertura más amplia.

Y como cubanoamericano,  como norteamericano, yo voy a hacer lo que esté en los intereses de la nación americana y eso será trabajar en pro de que se respeten los derechos humanos en Cuba; que el gobierno de Cuba sea democrático y que permita la participación a todo nivel,  tanto posiciones contrarias como favorables.  Eso es una democracia y es lo que aspiramos para Cuba”

Lo interrumpo: sin embargo Usted se ha desmarcado del resto del lobby cubano americano “o ellos se han desmarcado de mi” dice sonriendo con ironía,  y continúa en campaña:

“Lo  que está claro es que yo voy a hacer lo que esté en los mejores intereses de los que represento en mi comunidad y de los Estados Unidos.  Ahora, yo no quiero que los intereses de los Estados Unidos sean contrarios a los intereses del pueblo cubano. Tratamos de hacer cosas que tengan sentido.  Una vez dije que si mi madre se muriese y su última voluntad fuera que la enterráramos en La Habana pues a La Habana es a donde va a ir mi madre.

Por eso favorezco que no existan límites en las remesas.  El otro día conocí a alguien que ha invertido en un negocio familiar y que recibe dinero de Cuba a través de la Western Union. El dinero ya no va de aquí para allá, viene de Cuba a los Estados Unidos.  Han hecho una inversión y les ha ido bien. Espero que esté pagando impuestos, cumpliendo con la Ley”

Suena el teléfono. Aprovecho y le presento el tema de la carta que cuarenta personalidades le han enviado al Presidente Obama, las declaraciones de Charlie Crist, de la ex Secretaria de Estado Hilary Clinton sobre la necesidad de levantar el embargo.

“Mi posición es que el embargo es una Ley vigente y por lo tanto lo apoyo hasta que existan las condiciones necesarias para cambiarlo.  En este momento no existen los votos necesarios para quitar el embargo.  La política es el arte de lo posible, y en este momento no es posible levantar el embargo.  Por lo tanto abogo por una política que sea real, eficaz y flexible para lograr lo que queremos”

Joe está serio, la pregunta no lo incomoda pero lo tensa. Insisto, ¿Cuándo dice que representa los intereses norteamericanos también incluye a comunidad cubana, mayoritaria en el Distrito que representa?

“Indudablemente. Tenemos que favorecer una política que favorezca a los cubanos, a mis constituyentes y a la nación norteamericana”.

Joe respira, mira la hora y se nota en el ambiente que está dando por terminada la entrevista.  Justo cuando está a punto de levantarse hago que me escuche, ¿Le gustaría ir a Cuba?

“Hay muy pocas personas en el Sur de la Florida, de origen cubano, a quienes no les gustaría ir a Cuba si las condiciones lo ameritaran. Si las condiciones fueran propicias para mejorar la vida de la sociedad civil me gustaría.  Pero obviamente ir yo a Cuba tiene un significado político”

Joe ha dejado la campaña, otra vez le brillan los ojos como si hablara de algo que o bien le duele, o bien lo ama, se toma su tiempo, por primera vez parece que piensa lo que va a decir.

“Como mucha gente no tengo familia en Cuba.  Nuestra familia, casi toda, pudo salir, poco a poco, y eso marca la posición y precisamente por eso uno tiene que rozarse con la gente que sí viaja porque tienen noción de la realidad, de lo que está en el tapete, en ese “ahí mismito”   de lo que está pasando en Cuba.

Si buscas en el Internet soy uno de los que más ha comentado sobre Cuba.  Sin embargo soy experto en un lugar al que nunca he podido ir, un lugar que he tenido que estudiar por terceros, que mi persona ha sido y es una de las más atacadas por el gobierno de Cuba, en su noticiero, en la Mesa Redonda,  y a veces por los extremistas de aquí del sur de la Florida”

Seguiré haciendo lo que pienso que es correcto.  Y si encuentro que la política que favorezco es una que no propicie una vida mejor para los cubanos y su sociedad civil, la cambiaré.  La política es ser prácticos, ser flexibles ante una realidad para lograr un objetivo.

Mi objetivo es que todo el mundo pueda disfrutar del bien en una sociedad rica, libre, que respete los derechos humanos, la democracia. He sido muy afortunado de vivir en este país, sé que mi familia se siente igual y pienso que los cubanos no estuvieran viniendo en estas cantidades aquí si ellos pudieran encontrar esas cosas en Cuba, porque a fin de cuentas, los cubanos quieren vivir en Cuba”

Se quita el saco, y vuelve al tuteo y las sonrisas. Tenemos la sensación de haber estado es dos espacios diferentes. Uno es íntimo y personal, de alguien crecido en esa misma “dulce nostalgia” que él mismo mencionase.  Otro el de Joe García político, inmerso en una campaña que decidirá en noviembre si continúa como congresista. Quién sabe si después de noviembre, cuando no le hagan falta las tribunas nos conceda otra entrevista, y no sé por qué imagino, que estas mismas preguntas tendrían, casi con certeza, muy diferente respuesta.

Ver video de la entrevista:

OnCuba conversa con el congresista Joe García

 

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