Díaz-Canel en la ONU: “somos la continuidad, no la ruptura”

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, se dirige a la 73ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la sede de la ONU, el miércoles 26 de septiembre de 2018. Foto: Richard Drew / AP.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, se dirige a la 73ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la sede de la ONU, el miércoles 26 de septiembre de 2018. Foto: Richard Drew / AP.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, dijo este miércoles que su gobierno es “la continuidad” de la Revolución Cubana y reclamó el fin del embargo de EE.UU. en su primer discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas.

“Somos la continuidad, no la ruptura”, aseguró el sucesor de Raúl Castro, quien agradeció a los líderes mundiales el “rechazo casi unánime” que expresan cada año al “bloqueo económico, comercial y financiero” a que es sometida la Isla.

“A pesar del bloqueo, la hostilidad y las acciones que ejecuta EE.UU. para imponer un cambio de régimen en Cuba, ¡aquí está la Revolución Cubana, viva y pujante, fiel a sus principios!, afirmó.

El mandatario cubano se declaró “emocionado” por “hablar en la misma tribuna” donde 58 años atrás estuvo Fidel Castro, y  dijo que la “abrumadora mayoría” de los cubanos quiere seguir la obra del líder revolucionario. Además, se mostró convencido de que la reforma de la Constitución ratificará “el carácter irrevocable del socialismo”.

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En su discurso, Díaz-Canel hizo referencias al retroceso en la relación bilateral que viven Washington y La Habana, por la postura contraria del presidente Donald Trump al acercamiento impulsado por su antecesor, Barack Obama, y los incidentes de salud sufridos por diplomáticos estadounidenses en la Isla, que el Departamento de Estado cataloga como “ataques” y que aún se investigan.

“El gobierno de EE.UU. se ha dedicado a fabricar artificialmente, con falsos pretextos, escenarios de tensión y hostilidad que a nadie benefician”, afirmó el presidente cubano sobre una “retórica agresiva” que contrasta con sus “relaciones diplomáticas formales” y su cooperación “en un grupo limitado de áreas”.

Insistió en que el elemento “esencial y definitorio” de la relación bilateral sigue siendo el embargo, pero la actuación de Washington “va más lejos” e incluye “programas públicos y encubiertos de grosera intromisión en nuestros asuntos internos”.

Asimismo, acusó a la administración Trump de seguir la Doctrina Monroe y atacar “con especial saña a Venezuela” mediante “intentos de intervención y sanciones” que “buscan asfixiarla económicamente y dañar a las familias”.

Díaz-Canel rechazó también los “intentos de desestabilizar al gobierno de Nicaragua” y el “encarcelamiento con fines políticos” del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, además de reclamar la independencia de Puerto Rico y apoyar la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas.

En cuanto a conflictos internacionales, abogó por la creación de un Estado palestino, expresó su solidaridad por el pueblo saharahui, apoyó una solución en Siria “sin injerencia externa” y aplaudió el diálogo intercoreano.

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El presidente cubano volvió a criticar a Estados Unidos, esta vez en el plano comercial, al afirmar que las “medidas punitivas contra China, la Unión Europa y otros países tendrán dañinas consecuencias, en especial para los estados en desarrollo”.

Denunció “el uso de la amenaza y de la fuerza, el unilateralismo, las presiones represalias y sanciones que caracterizan” cada vez más a EE.UU, y su “uso abusivo del veto en el Consejo de Seguridad” para imponer su agenda política.

Además de criticar la salida estadounidense del Acuerdo del París contra el cambio climático y de reclamar el cumplimiento del Acuerdo nuclear con Irán, Díaz-Canel respondió a unas palabras de Trump de este martes en la ONU en las que atribuyó el hambre y la pobreza al socialismo.

“Son consecuencia del capitalismo”, sostuvo, para arremeter contra la “falta de voluntad de los países industrializados”, que aducen que “la humanidad no cuenta con recursos” cuando en 2017 “se derrocharon en gastos militares 1,740 millones de dólares, la cifra más alta desde el fin de la Guerra Fría”.

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