Agosto y la brisa del consumo cultural

En agosto lo tópico, lo obvio casi, “lo natural” es hablar de playa, descanso, carnavales, reencuentros familiares. Me parece bien pero no debe olvidarse que es también una buena época para consumir cultura y darle algo hermoso al espíritu, cuando el cuerpo suele estar cansado de nadar en la playa o sudar por esas calles que han ido perdiendo la sombra de los árboles.

Recuerdo, hace ya más de una década, una reunión de especialistas de teatro en la que alguien argumentó que era natural que la cartelera fuese delgada y poco atractiva en agosto, pues las actrices y los actores también tenían hijos en vacaciones escolares y las otras circunstancias tan típicas del mes. Estuve entre los “pesa’os”, los aguafiestas que dijimos algo así como “sí, la gente de teatro también querría estar de vacaciones en agosto pero es un deseo parecido al que puede sentir alguien que trabaje en un centro nocturno y adore la telenovela de las nueve de la noche o el anhelo de un narrador deportivo que ame desesperadamente la paz –un poco aburrida pero entrañable- del sofá de casa los domingos por la tarde”.

En La Habana es cierto que durante buena parte de julio y todo agosto no se cuenta esa zona  de público que se localiza entre los estudiantes universitarios que  ahora han regresado a sus provincias en vacaciones, pero a su vez hay turistas extranjeros y muchos cubanos que viven fuera y quieren nutrirse de lo más posible de la vida de su ciudad en los siempre pocos días de visita.

Precisamente para orientar a varios amigos y hasta familiares que viajan a Cuba he buscado especialmente en las opciones de agosto esa  tenue brisa de consumo cultural.

Muy buena noticia lo de los tres conciertos de nuestro legendario trovador Pablo Milanés. Y lo mejor, que se ofrecerá uno en Santiago de Cuba, otro en Camagüey y para cerrar el 11, a las cinco de la tarde, en el Teatro Lázaro Peña de La Habana. Los que aman la canción inteligente en la capital cubana tienen otra preciosa opción en el Café Cantante del Teatro Nacional. Ahí estará todos los viernes a las once de la noche Santiago Feliú, otro cantautor muy querido en Cuba y conocido en otras plazas del mundo como Argentina o Colombia.  La promoción de los conciertos de Santiago anuncian en un subtítulo que hará versiones de clásicas canciones hispanas. Al menos cantando algunas de las del formidable catalán Joan Manuel Serrat, Feliú sobresale especialmente. También es preciosa su manera de interpretar  Diario, del  cubano Mike Porcel, una de mis canciones preferidas entre las estrenadas en las últimas cuatro o cinco décadas en español.

En materia de libros se llevó a cabo una Feria en julio como para que los lectores acumularan títulos pensando en un agosto que puede hacerse corto o largo según la vida, la economía y otras detalles de la cotidianeidad de cada uno. La editorial Tablas Alarcos ha hecho una excepción en el páramo que es el verano en casi todas partes y ha dado a conocer un número especial de la revista Tablas dedicado a Virgilio Piñera. Tal parece que Virgilio –para completar su vocación de irreverencia y singularidad- hubiese preferido nacer en agosto, hace ahora 101 años.

Y para los que aman el teatro la mejor noticia habanera es la reapertura –tras varios meses en que faltó el aire acondicionado, un “actor” imprescindible en toda representación en espacios cerrados al menos entre mayo y octubre- del Café de la planta baja en el activo Complejo Cultural Brecht. Acaba de estrenarse El de la mancha no va al paraíso, de José Milián, uno de nuestros dramaturgos más representativos de las últimas décadas.

Hay algunos motivos para salir a las noches habaneras y dejar por unas horas la televisión de verano que ha crecido en su oferta. Por cierto, este año se suman las trasmisión de las ya muy próximas jornadas del Mundial de Atletismo que se celebrará en Moscú entre el 10 y el 18 . En ese caso, nos ayuda la diferencia horaria y podemos asistir a un récord por el mediodía y cuando hace algo de fresco, salir en busca de un espectáculo teatral o de canciones que hablen de certezas, de melancolías comunes.

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