Los cojines de la reina, los cajones del Sultán…

Cuando ya nada debería sorprenderme, esto lo hizo.

Alguien publicó recientemente un post en Facebook “poniendo en tela de juicio” la pertinencia del logo del Fondo de Bienes Culturales1. A su vez, en medio del choteo, aparecieron otros ejemplos que, en mi criterio, sí están para la Casa de los Horrores. Sobre uno de ellos cuenta el autor del post una historia que escuchó —aclara que no la pudo verificar—, que ofrece un poco de luz. El logo es real, y está a la vista de quien lo quiera gozar. Casualmente uno o dos días antes, un buen amigo que suele colaborar con la sección me lo envió por correo. Para honrar esa concurrencia del azar escribo este texto.

Pero antes de ocuparnos de esa tropelía quisiera analizar someramente la identidad del Fondo de Bienes Culturales. Trabajé con ella por más de una década. Casi todo mi trabajo como diseñador se desarrolló en el campo de la cultura. En ese ámbito, el Fondo ha patrocinado una cantidad brutal de promocionales para las artes plásticas. Nunca, ni una sola vez, el logo me pareció disfuncional a pesar de haberlo colocado cientos de veces en postales, plegables, libros y revistas. ¿Quiero decir con esto que es un buen logo? En lo absoluto. ¿Es malo, muy malo, malísimo? Tampoco. Es un logo que, aunque parte de lo tipográfico, no resulta de la alineación literal de las iniciales de la empresa. Y ahí tiene un argumento para prevalecer.

La ‘f ‘—de fondo— es el elemento central de un polígono regular (un cuadrado) en su versión de caja baja e itálica, de lo que parece ser una Bodoni condensada. ‘B’ y ‘C’ aparecen en caja alta o mayúsculas. Esto propone una clara intención de diferenciación entre los caracteres. La tipografía recorre una diagonal descendente que cruza la diagonal ascendente que sigue la f, creando un punto central de tensión. No veo más. Aunque no quedan dudas de que si es imperativo vender el logo, es probable que del tan formalito paralelogramo salga un tratado sobre la cultura cubana.

Con el logo que nos ocupa —HAY CO— sí que saltan las alarmas. Supuse que tenía que ver con ‘algo que hay’ y lo relacioné con un corazón común y corriente. Como adelanté arriba, el autor del post destapa una génesis creíble: ”(…) me contaron que el verdadero origen del nombre HAYCO, de la empresa, surgió en una reunión donde un trabajador muy enérgico dijo algo así como: “aquí si HAY COjines pa’ seguir trabajando”. Cuando ya nada debería sorprenderme, esto lo hizo. ¿Por qué? Porque no soy un sociópata. Amo la naturaleza, me gustan los perritos, los pajaritos y tengo plantas ornamentales en mi terraza. Porque observo las normas consensuadas para insertarme armónicamente en sociedad. Porque creo que el diseño es una profesión de servicio social y los receptores merecen respeto.

¿Cómo alguien se puede permitir generar una marca así, desde y por sus cojines? No me interesaría focalizar un culpable. A lo más, la actividad que realiza y lo que lo vincula a la empresa. Si fue idea de un administrativo o vino de la base. Si el diseñador lo asumió sin más.  

Durante más de medio siglo hemos tolerado y aplaudido la toma de decisiones desde los cojines. Quizás porque eso satisfacía nuestra rústica naturaleza. Lo cierto es que ya forma parte de nuestra identidad, tanto económica como política. La tozudez, la intransigencia revolucionaria, el “patrás ni pa coger impulso” y todas aquellas máximas que derivaron de la vergüenza de Agramonte. La cuál se ha ido degradando hasta bajar a los cojines infectando el tejido simbólico nacional y alcanzando tribuna en prácticamente todas las decisiones.

¿Qué pistas nos da el logo para asociarlo al mundo del audiovisual? Tres corajonjitos invertidos con el modelo cromático del RGB.

Tres corajonjitos que nos envilecen a los ojos del mundo. El machismo ya no se usa. Los cojines hoy se exponen en privado y por consenso. Vivimos en un mundo mucho más inclusivo, cada vez más lejos de las modas y usos peludos de los sesenta. Tras asentar sus “canosas credenciales” encima de la mesa la empresa ”brinda servicios ‘a’ las tecnologías y en especial ‘a’ los altos estándares digitales que usan hoy la radio y la televisión cubanas”. Lista lo que parece ofrecer a sí misma tal y como lo sacaron de un power point y comparte el slogan que lo consagra en la Ciencia de la Infamia.  

HAYCO
Audio Video iluminación
COMO SU NOMBRE LO INDICA 

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Nota:
1 Un cliente compartía la observación de que las iniciales consecutivas del logo del Fondo Cubano de Bienes Culturales se leían como Bondo de Fienes Culturales

 

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