Mejorar las reglas del juego

Vendedor ambulante en La Habana. Foto: EFE.

Vendedor ambulante en La Habana. Foto: EFE.

La noticia de Reuter me volvió a sumergir en esa tan especial relación entre nuestro país y aquel otro: que durante los últimos sesenta años haya gobiernos empeñados en hacer de Cuba lo que otros, desde Washington, ya han diseñado.

“An association of Cuban businesswomen has asked to meet with Republican Senator Marco Rubio of Florida to explain the impact on the country’s nascent private sector of rolling back a detente in U.S. relations”. HAVANA, Nov 17 (Reuters)

Esta vez, propietarios privados están decididos a explicarle a Mr. Marco Rubio, que las medidas por él recomendadas hacen daño a este naciente sector privado y en general al sector no estatal cubano. No es algo nuevo, ya otros lo han intentado.

En mi opinión es bueno que así sea, que nuevas voces se sumen, aunque explicar algo es solo una parte de la ecuación. La otra parte, es el destinatario. Uno puede explicar muchas veces el mismo asunto y tener de interlocutor a alguien que no quiere escuchar ni entender. Todavía más, creo que sería bueno que alguno de sus asesores conociera de forma directa este país de hoy, tan diferente en muchas cosas al de hace algunos años y tan igual en otras.

Trump anunciará en Miami nueva a política hacia Cuba

De todas formas quisiera afirmar que pensar que el señor Rubio recomiende o mande al señor Trump a cambiar lo que ya había decidido a instancias de él mismo, es sin duda muy optimista. En lo personal, no creo que sea un propósito “lograble”, pero bienvenido el esfuerzo y la intención, pues hace falta sumar en este empeño de anteponer la razón y la realidad a ese nuevo envite contra Cuba.

Apelaré a la historia, pues ella puede darnos algunas pautas. Muy pronto después del año 1959, el gobierno estadounidense de entonces se empeñó en un grupo de medidas para derrocar “a Castro” en dieciséis semanas. Parte muy importante de esas medidas estaba dirigida a generar una situación de malestar y desesperación en la población cubana. Suspender las importaciones de azúcar cubano, restringir y después prohibir el suministro de partes y piezas, restringir y después prohibir el comercio… Fueron –todas– medidas que dañaban directamente al pueblo de Cuba y también a aquel sector de productores privados que todavía quedaba en nuestro país.

“The current situation has us very worried and we would like to share our personal histories and perspective from Cuba,” the association, which represents women who own small businesses, said in a letter to Rubio last month”. HAVANA, Nov 17 (Reuters)

A diferencia de estos días en que el documento del Dpto. del Tesoro afirma que “las medidas que se han aprobado tienen como destino exclusivo el gobierno y el sector militar” y que pretenden ayudar al pueblo de Cuba, en aquellos años la intención de dañar al pueblo y que ello condujera a la caída del “gobierno de Castro” era explícita. Dice una canción de hace ya mucho tiempo que los estadounidenses “si saben historia es por haberla visto en el cine americano”, y aunque a mi juicio la canción magnifica el asunto, lo cierto es que funciona para algunos como Mr. Rubio, estadounidense de ascendencia cubana que se ha hecho su propia historia de Cuba y va a utilizar a Cuba, como ya lo ha hecho, para sus propios fines políticos.

Sostener que lo que han hecho es para ayudar al pueblo de Cuba es parte de las incoherencias asumidas desde aquel discurso en Miami. Incoherencias que le vienen muy bien a él y a Donald Trump en tanto para ambos, como para casi todos los presidentes norteamericanos, Cuba es más un asunto de política interna que cualquier otra cosa.

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Es muy bueno que algunos de los “ayudados” por la política Rubio-Trump les pueda explicar que están equivocados en ese punto (aunque no es el único en el que están equivocados).

Vayamos a las cifras: alrededor de 22,000 habitaciones privadas en renta, miles de establecimientos entre restaurantes y cafeterías privadas, centenares de choferes de taxis, centenares de choferes de autos, etcétera… hasta completar casi un 40 por ciento de personas trabajando fuera del sector estatal (de las cuales una parte ya se han visto afectadas en sus ingresos) verán también afectada su capacidad de ofrecer empleo.

En realidad el propósito de esta “nueva política” reproduce al calco aquella otra de los 60 y pretende nuevamente abrir un parteaguas dentro de la economía y la sociedad cubana. Espero que hayamos aprendido suficiente en todos estos años.

Pensar que Marcos Rubio realmente no sabía que iba a pasar algo así es un supuesto demasiado fuerte. Los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información muestran que entre 2013 y 2016 el empleo en el sector estatal se había reducido en 327,700 personas, mientras el sector no estatal había crecido en 163,300 nuevos empleos. Dentro de ese sector no estatal, los cuentapropistas han crecido en 116,500 nuevos empleos. Detrás de cada uno de ellos hay familias enteras que al parecer tampoco cuentan para el dúo Rubio-Trump.

Otro ejemplo que puede ilustrar esta situación está en el sector de la Construcción –no en el Ministerio de la Construcción. A continuación la cifras actualizadas de los trabajadores del sector:

230 mil trabajadores en total

81 por ciento (184 mil) sector estatal,

19 por ciento, (43 mil) no estatal,

350 empresas,

68 cooperativas

36 mil trabajadores por cuenta propia.

La baja del turismo, parte de la cual ha sido artificialmente provocada por estas medidas, afecta de forma directa a este sector, que verá reducida la demanda de sus servicios, pues las expectativas ahora son inciertas e invertir en un negocio cuyos retornos no son claros resulta muy difícil. ¿Habrá que explicarle algo tan elemental a personas nacidas y crecidas en Estados Unidos? Mientras Donald Trump defiende su idea de recuperar empleos para los ciudadanos estadounidenses, ordena políticas que impactan negativamente en el empleo en Cuba, en especial en el sector privado, pero cuyo efecto puede expandirse hacia otros destinos.

Pienso siempre que junto a esa labor encomiable de intentar hacer oír a quien no quiere, porque ya tiene su propia idea al respecto, tenemos que hacer otras cosas. Desde nuestro lado debemos ser audaces, podemos hacer muchas más cosas, desde diversificarnos más en cuanto a mercados y suministradores, hasta mejorar las “reglas del juego” dentro de las cuales nuestros agentes económicos tienen que desenvolverse. Pensar en el país como un todo no puede significar borrar el rol que cada cual desde su condición de obrero o cooperativista o empresario privado debe asumir. Pienso que hay espacio suficiente para demostrar que el duo Rubio-Trump estuvo, está y estará equivocado con relación a sus aspiraciones esenciales. Es la hora de la marcha unida, podríamos repetir junto a José Martí.

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