Para “actualizar” las pymes en Cuba: 7 preguntas que debemos hacernos

Nada hay mejor que el éxito para atraer la miradas, las sospechas, las preocupaciones de la burocracia y el miedo de los defensores del statu quo, de los de aquí y de los de allá.

Foto: Kaloian.

Se ha anunciado que se trabaja en la actualización del Decreto-Ley que permitió la existencia de las mipymes. Era algo anunciado desde el mismo momento en que el decreto se hizo público allá por agosto o septiembre del 2021, nueve meses después del terremoto del Ordenamiento y cuatro después de los sucesos del 11 de julio. Ninguno de estos dos hechos tienen relación directa con el fenómeno pymes en Cuba, pero ambos son parte de los dolores del alumbramiento.

Otras dos circunstancias, la covid-19 y el incremento del acoso a Cuba en toda la línea promovido e implementado por la Administración Trump tuvieron una relación mucho más directa con la nueva criatura. Ambas hicieron mucho más difícil la situación de la economía cubana y su combinación con fallas estructurales de larga data y errores en la conducción de la reforma. El parto fue con fórceps y en un lugar más parecido a la sabana africana —con muchos depredadores acechando— que a una sala aséptica y segura de un hospital. Pero, a pesar de todo, hubo jolgorio, alegría y esperanza, aun a contrapelo de los “perseguidores de cualquier nacimiento” como dice el poeta de mi generación.

Apenas a los seis meses de su nacimiento la nueva criatura demostraba la enorme energía emprendedora de los cubanos que durante décadas estuvo contenida, imposibilitada. Conceptos y “verdades” sobre el socialismo, que en la práctica nunca se han confirmado, siempre terminaban colándose en los resquicios de las primeras regulaciones que desde 2010 empezaron a permitir el trabajo por cuenta propia. Cuando los cubanos alcanzaban otro “ambiente de negocios”, out of the border, esas concepciones volvían a aflorar, con lo cual nuestro país y sobre todo el pueblo creador de la riqueza  nacional invertida en formar ese “capital /potencial humano” perdió y aún pierde años de inversión que regalaba y regala a otros países. 

Hoy, polos turísticos enteros, surgidos a contrapelo de las regulaciones y las “orientaciones” son una muestra de esa iniciativa emprendedora. Tal es el caso de Viñales y de Trinidad, por citar sólo dos ejemplos. Mientras, en el otro extremo, tenemos la experiencia precursora de la Habana Vieja, conducida sabiamente por Eusebio Leal, que supo entender el potencial de ese energía emprendedora y dio cobijo y cauce a la misma y curó la ceguera voluntaria. Leal abrió las mentes, convenciendo con la obra, que es la mejor manera de vencer. Confieso que todavía hoy, aquí en Cuba, no conozco otro ejercicio de desarrollo local que haya tenido tanto éxito.

Foto: Kaloian.

Al final, la criatura nacida a destiempo y en condiciones anormales, comenzó a crecer y a ocupar espacios que durante años estuvieron vacíos o fueron mal e ineficientemente utilizados y comenzó también a demostrar cuánto más se puede hacer. 

Nada hay mejor que el éxito para atraer la miradas, las sospechas, las preocupaciones de la burocracia y el miedo de los defensores del statu quo, de los de aquí y de los de allá, pues ambos las han identificado con toda razón como una amenaza que pone en “estática milagrosa” sus viejos argumentos y hace más que evidente la necesidad de una transformación profunda de nuestra economía y sobre todo de nuestra concepción del país que podemos construir entre todos. 

Sobre el papel de las pymes y el futuro del socialismo cubano se ciernen decenas de preguntas, de sospechas, de envidias disfrazadas de preocupaciones políticas y de preocupaciones políticas legítimas. Sería demasiado ingenuo pretender que no fuera así. 

Las preguntas que de todo ello se derivan son casi infinitas. Listaré algunas de ellas, muy pocas. Mis respuestas serán cortas, no contienen todos los argumentos necesarios, probablemente estarán sesgadas por mi condición de economista, de asesor de algunas pymes y de entusiasta; pero, sobre todo, por la experiencia de estos últimos 45 años de observar los esfuerzos por alcanzar el desarrollo desde el socialismo y de participar conscientemente en ello.

1¿Cuántas mipymes hacen falta en Cuba?

Nadie lo puede decir con certeza. Si atendemos a la cantidad de negocios privados que fueron estatalizados en 1968 —unos 56 mil—, dentro de los que se cuentan también negocios menos de 3 personas (lo que hoy llamamos trabajadores por cuenta propia y que no clasificarían como mipymes); y teniendo en cuenta que hoy tenemos una población mucho mayor que la de entonces, es lógico pensar que necesitamos muchas más mipymes que las casi 9 mil de hoy. Si comparamos con algunos países vecinos, todavía estamos lejos. República Dominicana tiene más de 1 millón y Costa Rica más de 400 mil. 

2¿Son las mipymes un actor exclusivamente local?

Pues evidentemente no. De hecho el decreto-ley actual les permite tener filiales en otros territorios, lo cual estimula la competencia entre ellas con los impactos que debe tener en su eficiencia y su productividad. Sin dudas, su relación con lo “local” debería tener un peso importante en su actividad, pero no creo conveniente circunscribirla a su localidad entendida como municipio o provincia. Espero que las nuevas regulaciones no incurran en ese error.

3¿Deben ser los gobiernos locales los que se encarguen del proceso de aprobación de las mipymes?

Preferiría que la creación  y aprobación de Mipymes fuera un proceso que siguiera la práctica internacional y que solo involucrara la notaría, el registro comercial, la ONAT, el banco, etc. Sería lo más transparente. En definitiva, el gobierno, ni el nacional ni el local corre riesgo alguno, ni se gasta un centavo en ello. Por el contrario, mientras más mipymes existan más ingresos derivados de impuestos, tasas  y contribuciones llegarían a las arcas de los gobiernos. 

El camino para hacer que las mipymes participen más en la estrategia de desarrollo de los municipios es  el de los incentivos. A los gobiernos locales debe dársele la potestad de generarlos y deberían utilizar como práctica el lanzamiento de licitaciones con incentivos importantes para estimular la participación de mipymes y cooperativas en esos proyectos que más contribuyan a las estrategias de sus municipios.  Pero ello depende de que, a nivel del gobierno central, se implemente una mayor descentralización de los incentivos fiscales, de precios y de tasas de interés.

Foto: Kaloian.

4¿Existe alguna relación probada entre la cantidad de mipymes y la pérdida de la capacidad de conducción de la economía nacional?

La diversidad de actores y su crecimiento cuantitativo y cualitativo no está reñida con la capacidad de conducción de la economía. Al menos eso parecen demostrar la experiencia de China y Vietnam. 

Sin embargo, la proliferación de mipymes sí cuestiona profundamente, hasta en sus raíces mismas, la manera en que hasta hoy esa economía ha sido y es “conducida”. 

De hecho, ya hoy esa capacidad, derivada de formas de gestión y planificación propias de muchas décadas atrás, está más que cuestionada. Las múltiples crisis que hoy padece el país son una prueba irrefutable de ello. 

Crear esas nuevas capacidades de conducción obliga a romper esquemas y conceptos heredados y saca de su zona de confort a la burocracia en todas las dimensiones en que ha existido y existe. 

¿Quién puede imaginarse ministerios sin empresas estatales subordinadas, o cooperativas sin “órganos de relación”, etc.? En términos futbolísticos eso se llama “jugar sin balón”.

5¿Son las mipymes la causa de la mala ejecución y de los pobres resultados de la empresa estatal?

Aquí la respuesta puede ser más corta aunque hay centenares de cuartillas escritas que argumentan, desde hace décadas, acerca de esa mala ejecución de la empresa estatal, además de datos públicos que lo prueban. 

Lo cierto es que los problemas de mala ejecución de las empresas estatales y de resultados no satisfactorios de las mismas anteceden en décadas al nacimiento de las pymes. 

En prácticamente todos los Congresos de la Asociación de Economistas de Cuba ha sido un tema obligado, se han propuesto soluciones y en todos ellos se ha podido comprobar que, en buena parte, esas soluciones no se han adoptado.

Lo que sí es cierto es que las dinámicas de las mipymes han hecho más evidente las limitaciones de la empresa estatal y han puesto de manifiesto que una parte de esos malos resultados se debe a la falta de autonomía que padecen y a la subordinación de las mismas al aparato burocrático de los ministerios.

6¿Son las mipymes la razón de la inflación?

Se reconocen como factores que han contribuido a la espiral inflacionaria el déficit de ofert; el exceso de liquidez provocado por la monetización del déficit fiscal y la magnitud del mismo; el incremento de la tasa de cambio en el mercado informal; las expectativas del público; a lo que habría que sumar los efectos de la tarea ordenamiento. Todos son factores que anteceden el nacimiento de las pymes.

Sin embargo, también es cierto que el incremento en la demanda de dólares para importar o para invertir que las mipymes han generado alimenta la dinámica de la inflación en tanto han influido en la  apreciación del dólar frente al CUP, debido a la incapacidad del sistema bancario nacional de satisfacer esa demanda de dólares. 

7¿Debe existir una entidad que represente a las mipymes y lidere el diálogo con las instituciones reguladoras?

Ya hoy resulta una necesidad. Tener una vía de interlocución formal con el gobierno y los entes reguladores es la mejor manera de sumar y lograr sinergias que conduzcan a mejoras cualitativas.

Votaría con las dos manos a favor de una entidad así siempre que surja desde las mipymes y para las mipymes. Siempre que los que la dirijan sean propuestos por los miembros de la organización y sean elegidos mediante el voto directo y secreto de los miembros de esa organización. Siempre que sea financiada 100 % con los aportes de sus miembros. Siempre que sea reconocida su independencia de cualquier otra institución del Estado y garantizada por la norma su autonomía.

Ahora que oficialmente se ha declarado que las mipymes no son enemigas, quizás eso allane el camino de la compresión de los reguladores y PRODUZCA regulaciones más adecuadas a sus características, para poder construir juntos el país que queremos.  

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