¿Recuperar la industria del azúcar?

Ningún otro sector ha podido hacer lo que la industria de la caña hizo.

S/t. De la serie Tierra guajira, Viñales, 2014; plata sobre gelatina. Raúl Cañibano

Escuchar que hoy, muchos años después vamos a “recuperar”, “salvar” la industria de la caña de azúcar me produjo sentimientos encontrados. Vergüenza y rabia, rabia y vergüenza.

El texto que utilizamos como bibliografía para nuestros alumnos del curso de Economía Cubana dice en una de sus páginas:  “La agroindustria azucarera cubana ha sido parte integrante fundamental de la nacionalidad cubana y del desarrollo de su cultura desde hace más de 400 años. Hasta el año 2002 estuvo presente en 146 municipios de los 169 que tiene el país e históricamente empleó directamente a más de 500 mil cubanos. Indirectamente, se considera que 2 millones de personas estaban relacionadas con la Agroindustria de la Caña de Azúcar.  Durante más de 400 años constituyó la “locomotora” de la economía nacional (…) representando más del 80% de sus exportaciones. Si bien contribuyó al desarrollo nacional, por otro lado, hicieron muy dependiente a la economía del país a un solo rubro productivo. El elevado nivel de gasto y el deterioro de la eficiencia condicionaron la necesidad de reestructurar todo el sector agroindustrial azucarero en 2002-2005, pero las potencialidades para el desarrollo diversificado son manifiestas”.

Pero esta historia es difícil…

Aquella locomotora ha sido insustituible, ningún otro sector ha podido hacer lo que la industria de la caña hizo. Las razones, históricas unas, estructurales, coyunturales algunas otras, son bien conocidas: desaparición de un mercado con precios preferenciales, pérdida de fuentes de financiamiento seguras y baratas, pérdida del sistema de aseguramiento, atraso tecnológico, elevados costos, incertidumbre del mercado mundial.

El programa de redimensionamiento/ reconversión de la industria fue explicado muchas veces. Se acometió en dos etapas, Tarea Álvaro Reinoso (I) y (II). Existió un “Documento Programático” redactado por el todavía Ministerio del Azúcar que explicaba la tarea. En síntesis el programa consistía en:

1- Reducir la capacidad máxima de producción a 4 millones de toneladas de azúcar/campaña.

2- Seleccionar los mejores 70 centrales del país por su capacidad y sus condiciones técnicas y eficiencia económica, con áreas de caña en las mejores tierras propias o agregadas. Esto es el 38% del total de tierras del sector.

3- Otros catorce centrales molerían para la obtención de alcohol y mieles integrales.

4- Alcanzar un promedio de 54 toneladas por hectáreas

5- Lograr rendimientos de azúcar de un 12%

6- Hacer zafras de entre 90 y 100 días de duración

7- Las tierras liberadas de la producción agrícola (62%) se emplearían en otras producciones; ganado, cultivos varios, bosques.

8- Un total de 71 centrales no continuarían moliendo. Estos activos ascendentes a 900 millones de dólares, se constituirían en un fondo de capital de las nuevas empresas que se crearán.

También se construirían 25 plantas bioenergéticas hasta el 2030, de las cuales hoy solo existe una.

Se aseguraba además que:

“La gran transformación del sector azucarero en productos de azúcar con mucha más eficiencia y en productos de alimentos y productos industriales en mayor diversidad y cantidad” es la frase final de ese documento.

La locomotora, la industria “bandera” del país fue desmantelada, cortada en pedazos, convertida en chatarra una buena parte de ella y vendida por libras, mientras que sus tierras en una buena parte, se convirtieron en bosques de marabú.  Y lo que es peor, los pueblos y la cultura de trabajo del “sector” se perdió. Algo que hoy constatamos con tristeza y de lo cual existen testimonios que lo dicen todo.1

No voy a hablarles de un hombre común

“Y me dije que si el personal de la agricultura empieza a abandonar la caña, todo va a ser en contra de la caña… Pero parece que aquí se pensaron en cosas de más desarrollo que el azúcar. La azúcar bajó de precio, se cayó el campo socialista…. Vino el Período Especial. Ya se estaba destruyendo la industria azucarera para mí. Es el criterio de Reynaldo Castro*, soy yo el que está hablando… ¿Por qué un hombre cortando caña puede ganar 20 pesos y limpiando caña 6.40 nada más?… Los que sabían de zafra, muchos de ellos fallecieron. La mayoría de ellos se formaron con la Revolución. Los zafreros empezaron a abandonar la industria azucarera. Y se empezó a inventar. Y el invento a veces da resultado, pero la mayoría de las veces no. Hay una cosa aquí que se llama central que pasa la cuenta. En la agricultura se pueden decir veinte mentiras que nunca se saben… Pero ese aparato grande que ha existido en Cuba de toda la vida que se llama central, que antes era trapiche, te pasa la cuenta. Ese sabe de la caña la azúcar que da porque tiene laboratorios, la materia prima, qué problemas hay: si es que la caña está cortada fuera de programación… Lo que pasó, en fin, para decirlo como dicen los guajiros, es que todo el mundo le empezó a sacar el cuerpo a la zafra.”

Datos que ilustran 2

En la zafra 2014/15 se molieron 19, 3 millones de toneladas de caña por 17,1 en la zafra de 2018/19. La producción de azúcar base 96 para esos años fue 1 924,3 millones contra 1 371,2 millones. El pol (medición de la polarización) en caña bajó de 11,9 a 10,4. El rendimiento industrial base 96 descendió de 10,3% a 8,5%. La zafra se extendió de 179 a 199; se produjo menos azúcar y el tiempo perdido subió de 37,6 días a 53,2 días. Ninguna cuenta puede dar. No hay que recuperar algo así, hay que hacerlo nuevo.

De igual manera, nuestros ingresos por exportaciones de productos de la industria azucarera alcanzaron en el 2017 los 486,4 millones de pesos, mientras que en el 2020 solo se logró exportar 182,1 millones.

Las inversiones en la industria en los años que van del 2016 al 2020 no han rebasado nunca los 250 millones de pesos de la inversión nacional. Alcanzaron solo un 3,1 % en el 2016, y disminuyó hasta el 1,9% en el 2020. ¿Es posible evitar el deterioro con semejante volumen de inversiones?

Mientras que  la que fuera industria nacional se ha estado viniendo abajo, los precios del crudo en el mercado mundial andan por otra senda.

Fuente: World Bank.

Dos asuntos relevantes: el primero es que cuando Cuba comenzaba el redimensionamiento de su industria azucarera los precios del azúcar comenzaron a comportarse de forma diferente a periodos anteriores, alcanzando niveles no vistos desde los primeros años de la década de los 80; el segundo, que desde el periodo 2005- 2009, se han mantenido estables por encima de los 300 dólares la tonelada.

Los precios mundiales promedio para el período del 2005 al 2021 alcanzaron los 346,8 dólares por tonelada. Asumiendo una producción de 3 millones de toneladas,  25% menor que la definida en la Tarea Álvaro Reinoso, un consumo interno de 600.000 toneladas anuales,  y una exportación de 2,4 millones de toneladas por año, los ingresos ascenderían a 14.149 millones de dólares, que el país no pudo obtener.

Superficie cosechada y rendimientos

Recuperar no es la palabra que más me gusta, sus definiciones en el diccionario dicen que recuperar es: volver a tomar o adquirir lo que antes se tenía; volver a poner en servicio lo que ya estaba inservible; trabajar un determinado tiempo para compensar lo que no se había hecho por algún motivo; aprobar una materia o parte de ella después de haberla desaprobado en una convocatoria anterior.

Volver a tomar lo que antes se tenía no me parece una buena solución para la industria azucarera. Volver a poner en servicio lo que ya estaba inservible, tampoco, trabajar para compensar lo que no se hizo, creo que no alcanzaría, y aprobar lo que antes desaprobamos pues quizás sea posible. Pero, para lograr esto último habrá que cambiar radicalmente la forma en la que pensamos en Cuba la agricultura y la industria de la caña de azúcar, será necesario mudar drásticamente de conceptos, y sobre todo asignarle los recursos que necesita en el momento en que los necesita.

Nuestra industria azucarera, si la queremos, debemos hacerla nuevamente, pensarla para estas condiciones actuales donde nuevos y viejos productores de azúcar se disputan el mercado con rendimientos agrícolas muy por encima de los nuestros.

Hacer una industria de la caña de azúcar moderna, flexible, eficiente, diversificada, competitiva, capaz de halar a una buena parte del sistema industrial cubano, de proveer suficientes ingresos de exportaciones por sus productos y a la vez complementar de forma significativa la generación de electricidad, no es un sueño, es UN NEGOCIO desde el surco hasta el puerto y más allá y como tal debería pensársele. Requerirá de ingentes magnitudes de capital ¿nacional, foráneo?, de una profunda modernización de la tecnología tanto en la agricultura como en la industria, pero sobre todo requerirá de personas, que identifiquen en ella la oportunidad para crecer y darle a sus familias una vida mejor.

 

Notas:

1 “La callada molienda”, Maylan Álvarez Rodríguez. Ediciones La Memoria, Centro Cultural Pablo de la Torriente, La Habana, 2013.

2 Todos los datos están tomados de los Anuarios Estadísticos de Cuba.

***

(*) Reynaldo Castro Yebra (Finca Los Indios, Calimete, 1941). Guajiro, machetero, jefe de un contingente de macheteros. Ex diputado a la Asamblea Nacional, ex miembro del Consejo de Estado, ex miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, fundador del Movimiento Millonario y de la Emulación Socialista en el sector azucarero y primer Héroe del Trabajo de la República de Cuba.

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