El show de Murakami

Haruki Murakami, melómano empedernido, uno de los escritores más controversiales de Japón.

Murakami en los estudios de Tokyo FM. Foto: MUNHAKNEWS

El escritor Haruki Murakami (Kyoto, 1949) mantiene ciertos oficios del pasado, en tanto ha sido su carrera de escritor la que lo ha hecho famoso. Pero, si al comienzo de su vida profesional se ganaba la vida en un club de jazz de Tokio donde era administrador, o regente, que es palabra menos ordinaria en el imaginario cubano, sigue ligado a la música, la elige y comparte con sus seguidores.

Desde hace dos años, específicamente desde el 5 de agosto de 2018, volvió a hacer algo que le era común en aquellos primeros tiempos en los que aun no tenía claro el futuro: escucha y comparte música con sus seguidores.

Invitado por el director de la estación radiofónica Tokyo FM, el escritor impulsa el programa “Murakami Radio”, espacio de casi una hora desde el cual transmite los que sigue siendo la banda sonora de sus libros; en esencia, música occidental, mucho jazz para que sus coterráneos comprendan que aun sin entender la letra de ciertas melodías todos pueden llegar a disfrutarlas.

“Nuestra política básica es reproducir canciones que no se pueden escuchar en otros programas”, decía en su estreno radiofónico”. En esa edición presentaba a músicos como Donald Fagen, George Harrison o King Pleasure, y recordaba que casi todos integran la lista de unas mil o dos mil canciones que tiene en su Ipod y que usa para correr.

Murakami también corre, no solo para mantenerse en forma, lo asume de manera profesional. Ha formado parte de maratones en muchas ciudades, como Boston o New York, y ha escrito sobre la experiencia un libro: ¿De qué hablo cuando hablo de correr? (Tusquets, 2011).

Le gusta matizar sus entrenamientos con música; pero, no cualquiera, lo ha dicho en Radio Murakami.

“¿Qué tipo de música es adecuada para correr? ¿La música difícil no es buena para hacerlo. Si el ritmo cambia en el camino, es muy difícil correr, por lo que se necesita música con un ritmo constante y, si es posible que ese ritmo se mantenga hasta el final de la canción es mejor. Por ejemplo, escucha esto:”

Y ahí le pone Murakami una de Brian Wilson, y explica por qué escogió esa y no otra, y comenta que la canción elegida (“Heigh-Ho / Whistle While You Work / Yo Ho (A Pirate’s Life For Me)”) pertenece a un álbum que incluye canciones realizadas para Disney, y advierte que esas tres canciones juntas consiguen una combinación interesante.

“Cuando salió el álbum me pregunté: “¿Por qué Bryan sale con canciones de Disney?”; pero, cuando piensas que los tres hermanos Wilson nacieron y se criaron en Hawthorne, California, notas que está cerca de Disneyland. Parece que a Brian, cuando era niño, le encantaba ir a Disneylandia”.

Mañana, 22 de mayo, ese programa de Haruki Murakami tendrá un matiz especial, se conecta con la necesidad impuesta por la pandemia y su edición llevará por nombre: “Stay Home Special”. También será difundido por Tokyo FM, aunque la grabación puede que en lugar de ser en vivo se haya realizado en su casa, donde el escritor parece tener un gran estudio para disfrutar la música que le gusta.

Según los canales oficiales del espacio, junto a los temas escogidos por quien es uno de los candidatos más reiterados desde Japón al Nobel de Literatura, se presentarán mensajes de los oyentes en dos secciones grabadas con antelación.

 “Quiero hablar con Haruki Murakami” y “Cosas que quiero pensar con Haruki Murakami” reúnen comentarios, preguntas, observaciones enviadas por sus lectores, y, como siempre ocurre, se espera que Murakami responda con humor, aunque esta vez, sobre todo, lo hará consiente de que colabora con la tranquilidad de sus coterráneos en un momento insólito del mundo y que, aunque en su país hasta ayer se registraban 784 muertes, el número de contagios superaba los 16 mil 400, el dato resultante de la pandemia sigue siendo preocupante.

La oportunidad de que el escritor dialogue con sus lectores tiene dos antecedentes transformados en libros, dos volúmenes apenas conocidos en español debido a que no cuentan con traducciones todavía. Se trata de: Sí: preguntémosle al señor Murakami y El lugar de Murakami, compilaciones de preguntas a respuestas realizadas por sus seguidores en una web abierta con el fin de que fueran transformadas en libros.

Como estos libros, hay otros trabajos suyos directamente relacionados con la música, desconocidos por el gran público de habla hispana, también por falta de traducción. En ellos Murakami explora su relación con la música. Retrato en jazz 1(1997) y Retrato en jazz 2 (2001) son dos ejemplos, junto a otro, escrito en coautoría con el director de orquesta japonés, Seiji Ozawa: Absoluty on music. Conversations con Seiji Ozawa (2011).

Haruki Murakami es uno de los escritores más conocidos de Japón, uno de los dos Murakami famosos allí, porque hay otro: Ryū, quien tiene, por cierto, un libro traducido por Anagrama: Azul casi transparente, y tiene también una profesión que lo liga a la música popular cubana, pero de eso hablaremos en otro momento.

Este Murakami del que comento hoy, Haruki, es uno de los escritores más controversiales de su país. Algunos lo consideran una construcción de las editoriales, en tanto otros creen que su obra cuenta con propuestas consistentes como para ser visto con más seriedad. Y hablan de novelas como El pájaro que daba cuerdas al mundo o Kafka en la orilla.

Parte de las críticas que recibe están basadas en preceptos estéticos que consideran su obra efectista, pues vale la pena reiterar factores que aparecen en todos sus libros y que he visto en los que me he leído. Así, destaca el surrealismo como marca en la narración, el tratamiento de la sexualidad o el sexo, y, claro, la música, sobre todo la occidental y, en mayoría, la norteamericana, lo cual no deja de ser un punto importante a la hora de presentarse al mercado.  

Para constar que Murakami es un gran melómano apenas hay ver algunas de las fotos suyas que andan por ahí, donde se le descubre entre estanterías de discos de acetato que colecciona. Pero, sobre todo, para saberlo bien habrá que hojear alguno de sus libros. Ahora mismo tengo uno en la mano: Crónica del pájaro que da vuelta al mundo (Tusquets, 2001).

En la primera escena ya escuchamos una música: la obertura de La Gazza Ladra, de Rossini, en interpretación de la orquesta filarmónica de Londres, con dirección de Claudio Abbado. El tema es radiado por una emisora de FM mientras Tooru Okada, el persona principal, cocina espaguetis. “Una música idónea para cocer la pasta”, dice.

Y así por el estilo. Radio, música, comida, detalles de la cultura del Japón, donde los efectos de la globalización hace mucho que se sienten, eso también es parte del éxito de este japonés apellidado Murakami, como el mambo, aunque ese, el mambo de NG, no era para él sino para el otro.

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