El Grupo de los 77 y su Cumbre en La Habana: preguntas y respuestas

Será una ocasión ideal para reafirmar el no alineamiento activo y la diplomacia económica, en función del interés nacional y del bienestar del pueblo cubano.

Los días 15 y 16 de septiembre se realizará en La Habana la Cumbre del Grupo de los 77 (G77), con el siguiente tema central: “Los retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación”.

¿Qué es el G77?

El G77 es una coalición de 134 países en desarrollo1 con el objetivo de promover los intereses económicos comunes e incrementar la capacidad negociadora de sus miembros en el tratamiento de los asuntos económicos de mayor relevancia en el marco del sistema de Naciones Unidas, así como de fomentar la cooperación Sur-Sur.

¿Cuándo y cómo fue creado?

Fue constituido el 15 de junio de 1964 por los 77 países de ahí su denominación firmantes de la Declaración Conjunta emitida al final del primer período de sesiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), celebrado en Ginebra. 

¿Cuál es su estructura organizativa?

A partir de su primera Reunión Ministerial realizada en Argelia en octubre de 1967, en la que se adoptó la Carta de Argel, fue desarrollada gradualmente una estructura institucional permanente que condujo a la creación de los respectivos Capítulos del Grupo con oficinas de enlace en organismos especializados del sistema de Naciones Unidos con sede en Ginebra, Nairobi, París, Roma, Viena y Washington, D.C. (en este último caso a través del Grupo de los 24).

La Presidencia es el máximo órgano político dentro de la estructura organizativa del Grupo. Tiene un carácter rotativo entre los Estados miembros a partir de un criterio regional (entre África, Asia-Pacífico y América Latina y el Caribe) y se mantiene durante un año en todos los Capítulos.

Actualmente, la Cumbre del Sur es el máximo órgano de decisión del Grupo y se ha celebrado en tres ocasiones (La Habana, Cuba, 10-14 de abril de 2000; Doha, Catar, 12-16 de junio del 2005; y Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 14-15 de junio de 2014).

La reunión anual de los ministros de Relaciones Exteriores del Grupo es convocada al comienzo del período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Periódicamente, se convocan reuniones ministeriales sectoriales en preparación de las sesiones de la UNCTAD y las conferencias de la ONUDI y la UNESCO.

El Grupo también convoca reuniones ministeriales especiales según las necesidades y los intereses identificados en cada momento, así como para promover la cooperación sectorial Sur-Sur. 

¿Cuáles son sus países miembros?

El G77 representa algo más de las dos partes de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas.

Afganistán
Angola
Antigua y Barbuda
Arabia Saudita
Argelia
Argentina
Azerbaiyán
Bahamas
Baréin
Bangladesh
Barbados
Belice
Benín
Bután
Bolivia
Botsuana
Brasil
Brunéi
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camboya
Camerún
Chad
Chile
China2
Colombia
Comoras
Congo
Congo, República Democrática del
Corea, República Popular Democrática de
Costa Rica
Côte d’Ivoire
Cuba
Djibouti
Dominica
Ecuador
Egipto
El Salvador
Emiratos Árabes Unidos
Eritrea
Esuatini
Etiopía
Fiji
Filipinas
Gabón
Gambia
Ghana
Granada
Guatemala
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Guyana
Haití
Honduras
India
Indonesia
Irak
Irán
Islas Marshall
Islas Salomón
Jamaica
Jordania
Kenya
Kiribati
Kuwait
Laos
Lesotho
Líbano
Liberia
Libia
Madagascar
Malasia
Malawi
Maldivas
Malí
Marruecos
Mauricio
Mauritania
México
Micronesia
Mongolia
Mozambique
Myanmar
Namibia
Nauru
Nepal
Nicaragua
Níger
Nigeria
Omán
Pakistán
Palestina
Panamá
Papua Nueva Guinea
Paraguay
Perú
Qatar
República Centroafricana
República Dominicana
Rwanda
Saint Kitts y Nevis
Samoa
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Singapur
Siria
Somalia
Sri Lanka
Sudáfrica
Sudán
Sudán del Sur
Surinam
Tailandia
Tanzania
Tayikistán
Timor-Leste
Togo
Tonga
Trinidad y Tobago
Túnez
Turkmenistán
Uganda
Uruguay
Venezuela
Vietnam
Yemen
Zambia
Zimbabue

¿Cuáles son sus principales diferencias y semejanzas con respecto al Movimiento de Países No Alineados (MNOAL)?

A diferencia del MNOAL, que se ocupa fundamentalmente de temas políticos, el centro de atención del G77 son los temas económicos internacionales.3

También existen diferencias significativas en cuanto a la estructura y el funcionamiento de las dos organizaciones. Por ejemplo, desde sus momentos fundacionales, el MNOAL basó su funcionamiento y su capacidad de incidencia como actor de la política internacional en la realización de sus sucesivas cumbres de jefes de Estado y de gobierno4, y en las principales decisiones adoptadas en ellas. En cambio, el G77 realizó su primera reunión al máximo nivel muchos años después de su creación. 

En el caso del MNOAL, la presidencia es asumida automáticamente por el país anfitrión de cada cumbre hasta la celebración de la cumbre siguiente, que en principio debería desarrollarse tres años después. Por su parte, como referí anteriormente, la presidencia del G77 se rota con una periodicidad anual entre sus Estados miembros, siguiendo un criterio geográfico.

El G77 nació y ha desarrollado de manera sistemática su labor como una agrupación concertacionista y negociadora estrechamente ligada al funcionamiento de distintos órganos especializados del sistema de Naciones Unidas, mediante sus respectivos Capítulos adscritos a ellos. De manera diferente, el MNOAL surgió y se desarrolló con una proyección hacia el conjunto de las relaciones internacionales mucha más amplia, en modo alguno circunscrita al sistema de Naciones Unidas, aunque también actuando y dejando su impronta dentro de él.

En cuanto a las semejanzas, en ambos casos se trata de mecanismos multilaterales de concertación para defender los intereses comunes y fortalecer la capacidad negociadora de sus integrantes en los principales procesos de las relaciones internacionales, principalmente de cara a las principales potencias y las agrupaciones de los países desarrollados. Se trata, así, de organismos ampliamente representativos de los países del llamado Sur Global (o Tercer Mundo, denominación más utilizada en décadas anteriores) y existe un alto grado de coincidencia entre sus respectivas membresías, que es algo mayor en el caso del G775.

En las dos agrupaciones, el elevado número de países miembros y la extraordinaria diversidad existente entre ellos -en términos de sus respectivos intereses, capacidades nacionales y posicionamientos internacionales- han sido factores tendientes a complejizar enormemente la búsqueda de consensos y a debilitar la cohesión interna, lo que se ha manifestado de manera más acentuada en determinados momentos históricos. 

Así, la época dorada de la diplomacia multilateral tercermundista de los años sesenta y setenta del pasado siglo -cuyo antecedente originario más destacado fue la Conferencia de Bandung de 1955-, movilizada en un esfuerzo vigoroso orientado a alcanzar un Nuevo Orden Económico Internacional, se fue disipando de manera frustrante con el paso del tiempo y fue sucedida por una etapa aciaga dominada por el globalismo neoliberal durante las dos décadas siguientes.

La realización de la “primera Cumbre del Sur de la historia” en La Habana, entre los días 12 y 14 de abril de 2000, pareció anunciar un nuevo momento de reactivación del G77. Sin embargo, aunque con posterioridad se celebraron otras dos reuniones al máximo nivel y el Grupo ha logrado dar continuidad a su labor concertacionista y negociadora en sus múltiples foros y escenarios de actuación, sus resultados están todavía muy distantes tanto de sus objetivos originarios como de nuevas metas que han sido definidas sucesivamente en etapas históricas más recientes. 

Sin embargo, para matizar esta evaluación, es necesario tener presente que la permanencia de una configuración hegemónica esencialmente unipolar en el sistema internacional, basada en el poder político-militar y en la imposición de una agenda internacional dominada por la “guerra global contra el terrorismo” durante las dos primeras décadas del presente siglo, no representó precisamente un marco favorable para el avance de los temas y las propuestas impulsadas por los países del Sur.

En un sentido contrario, la actual coyuntura internacional, en la que pareciera estarse estableciendo una tendencia hacia la conformación de un mundo multipolar y la afirmación de bloques rivales entre las principales potencias del planeta, pudiera crear una ventana de oportunidad para lograr avances significativos en las respectivas agendas y campos de actuación de agrupaciones como el G77 y el MNOAL, a fin de construir una alternativa de paz y desarrollo económico ecológicamente sostenible, frente al redoble de los tambores de una nueva guerra fría impuesta por el complejo militar-industrial cada vez más hipertrofiado y transnacionalizado de los países desarrollados.

¿Cuál es el papel de Cuba en la agrupación?

Cuba se incorporó al G77 en 1971. Anteriormente, la participación cubana había estado vetada por los gobiernos latinoamericanos de la época, que se habían sumado en su casi totalidad a la política de aislamiento diplomático contra el país caribeño.

Cuba ha desempeñado tradicionalmente un papel activo y constructivo en el Grupo, en correspondencia con la vocación tercermundista y no alineada de su política exterior, el alto nivel profesional de su diplomacia y su demostrada capacidad negociadora para articular consensos en escenarios multilaterales de muy alta complejidad, dado el elevado número de Estados participantes con situaciones, intereses y posiciones notablemente disímiles. Además, Cuba ha sido históricamente un paladín y un practicante consecuente de la cooperación Sur-Sur, como vía para contribuir al desarrollo equitativo entre las naciones.

El hecho de que por segunda ocasión Cuba sirva de sede de la Cumbre del Sur, para lo que será la cuarta edición de este tipo de eventos, y que, coincidentemente, le haya sido concedida la presidencia del Grupo durante el año 2023, solo puede explicarse a partir de un reconocimiento consensual en cuanto al prestigio alcanzado por la actuación de Cuba en el escenario internacional, de manera general, y a la meritoria labor desarrollada en este mecanismo multilateral, de manera particular.

Aunque Cuba nunca antes había presidido el Grupo, sí había ocupado la presidencia de diferentes Capítulos: Ginebra (2001 y 2010), Nairobi (2005) y Roma (1987 y 2001).

Además, durante el ejercicio de la actual presidencia cubana, este año La Habana ha sido sede de las reuniones de ministros de Educación, Cultura, Turismo y Medio Ambiente de los Estados miembros del Grupo.

¿Qué se puede esperar de la cumbre de La Habana?

Al hacer la convocatoria de la Cumbre, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, afirmó que “la ocasión deberá servirnos para reforzar nuestra unidad y decidir acciones colectivas y prácticas en el enfrentamiento eficaz a los retos contemporáneos”.

Según ha señalado Pedro Luis Pedroso, Representante Especial para coordinar la presidencia del G77 más China, Cuba aspira a que la cumbre de La Habana contribuya a potenciar la posición del Grupo en los procesos de negociación intergubernamentales en curso con vistas a la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a celebrarse los próximos días 18 y 19 de septiembre en Nueva York, y la Cumbre del Futuro, prevista para septiembre de 2024. 

Además, la Cumbre deberá adoptar una Declaración sobre las cuestiones más apremiantes de las relaciones internacionales contemporáneas, con énfasis en los temas relativos al desarrollo económico y social de mayor interés para los países miembros del Grupo. Según ha comentado José Ramón Cabañas, Director del Centro de Investigaciones de Política Internacional, el proyecto de Declaración de la cumbre de La Habana ya cuenta con el consenso de las representaciones de los países miembros ante la Organización de Naciones Unidas en New York.

¿Cuál es la importancia del evento para Cuba?

La realización exitosa de una Cumbre del Sur en La Habana, por segunda ocasión y 23 años después de su primera edición, representará un nuevo y claro fracaso para la política de hostilidad y bloqueo del gobierno de Estados Unidos contra Cuba. ¿Cómo será posible sostener, sin ruborizarse, la calumniosa designación de Cuba como un supuesto Estado patrocinador del terrorismo, después de que aterricen en La Habana delegaciones de máximo nivel (o, en su defecto, de muy alto nivel) de 133 países? En ese sentido, la mera participación en la reunión representará un espaldarazo solidario a Cuba por parte de la comunidad de naciones del Sur Global, frente a la agresión permanente y recrudecida de la superpotencia norteña, y en una coyuntura económica interna extremadamente grave.

Por otra parte, más allá de las cuestiones específicas relativas al G77 y su agenda temática, el cónclave de La Habana ofrecerá a las autoridades cubanas un escenario para realizar intensos intercambios con jefes de Estado y de gobierno, así como con cancilleres y otros ministros, con vistas a reforzar relaciones bilaterales priorizadas, así como para abrir nuevas oportunidades o establecer nuevas relaciones con países de África y Asia con los que no son frecuentes las oportunidades para establecer contactos y diálogos directos al más alto nivel. 

Finalmente, en un sentido más esencial relativo a la futura orientación de la política exterior cubana ante la nueva guerra fría en la que las relaciones internacionales parecerían ya estar inmersas, considero que la Cumbre del Sur en La Habana podría representar una ocasión ideal para reafirmar decididamente el camino del no alineamiento activo y la absoluta priorización de la diplomacia económica, en función del interés nacional y del bienestar del pueblo cubano.

 


Notas:

[1] Empleo aquí la expresión “países en desarrollo” dado su uso generalizado, a pesar de su sentido claramente eufemístico. Una amplia mayoría de los países del mundo parecerían estar hoy cada vez más lejos del desarrollo y, por tanto, sería más apropiado referirse a ellos como “países subdesarrollados o en subdesarrollo”. Por otra parte, en momentos en que nuestro planeta ha entrado ya en la fase de “colapso climático”, el propio concepto de “desarrollo” se hace cada vez más controversial.

[2] Curiosamente, aunque el sitio web oficial del G77 considera a China como un país miembro, la propia cancillería del gigante asiático sostiene explícitamente que “China no es miembro del Grupo de los 77, pero siempre ha apoyado sus justos reclamos y demandas razonables”. En la práctica, China participa de manera sistemática en el Grupo, apoya sus labores y sus posiciones, de ahí que en sus documentos sea usual el empleo de las fórmulas “G77 y China” o “G77 más China”.

[3] Por supuesto, los temas políticos suelen vincularse indisolublemente a los temas económicos y viceversa. Así, por ejemplo, el rechazo al bloqueo del gobierno de Estados Unidos contra Cuba y a la calumniosa inclusión de la nación caribeña en la lista de supuestos Estados patrocinadores del terrorismo ha estado presente en las declaraciones de ambas organizaciones.

[4] El MNOAL ha realizado ya 18 reuniones cumbres y La Habana ha sido sede de dos de ellas (1979 y 2006).

[5] El MNOAL cuenta actualmente con 120 Estados miembros.

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