La delación de Humboldt 7

Temas en conflicto en torno al "caso Marquitos"

Los mártires de Humboldt 7, de izquierda a derecha: Fructuoso Rodríguez Pérez, Joe Westbrook Rosales, Juan Pedro Carbó Serviá y José Machado Rodríguez.

El 20 de abril de 1957 cuatro jóvenes se encontraban en el apartamento 201, del edificio número 7 de la calle Humboldt, en la Habana. Eran parte esencial del nuevo Ejecutivo del Directorio Revolucionario (DR), tras la muerte de su líder y fundador José Antonio Echeverría Bianchi (1932-1957).

En la tarde de ese día, un operativo policial dirigido por el capitán Esteban Ventura Novo —el “más verdugo” de los esbirros batistianos— irrumpió en el inmueble. En la secuencia de hechos resultaron muertos los cuatro jóvenes: Fructuoso Rodríguez Pérez, Juan Pedro Carbó Serviá, José Machado Rodríguez y Joe Westbrook Rosales.

De inmediato, fuentes de la policía identificaron de modo erróneo el cadáver de Joe Westbrook, cuya presencia en el apartamento no era conocida por la policía, y dieron a conocer que otras dos personas se habían dado a la fuga. La seña de uno de ellos era “Marquitos”, y correspondía al nombre de Marcos Armando Rodríguez Alfonso (MR).

Marcos no era miembro del DR. Menos, un combatiente insurreccional. Sus contactos con miembros del Directorio eran de su línea “pacifista”. Entre ellos se encontraban Tirso Urdanivia y Jorge Valls Arango —amigos a su vez de Joe Westbrook—, que fueron expulsados del DR tras el 13 de marzo, por haber desertado de las acciones concebidas para ese día.1

Antes bien, Marcos Rodríguez era considerado por miembros de la FEU y del DR como militante de la Juventud Socialista, filial juvenil del Partido Socialista Popular (Comunista), cuya estrategia de lucha en 1957 se oponía a la insurrección armada.

Nadie fue hecho prisionero en Humboldt 7. La pregunta sobre cómo Ventura conocía de la posible presencia allí de Marcos fue clave para hacer recaer sospechas iniciales sobre él, y también, años más tarde, para su confesión de la delación. La explicación lógica a esa noticia emergía de este modo: Ventura lo reveló para “tapar” la delación de Marcos.

El juicio por la delación (1964) dio lugar al llamado “caso Marquitos”. Sus consecuencias no se limitaron al fusilamiento de su principal protagonista en abril de 1964. El proceso tuvo amplias ramificaciones y abarcó casi todo el espectro político cubano y el núcleo internacional de la Guerra Fría de “lucha contra el comunismo” en la fecha.

Este texto repasa algunos temas polémicos del caso —aunque no son los únicos en debate—: las motivaciones del delator, el papel de Joaquín Ordoqui Mesa y de la CIA en esa historia y la culpabilidad de Marcos Rodríguez, como modo de contribuir a un conocimiento más informado del caso Marquitos, que cuenta con demasiadas “leyendas urbanas” y mitos sobre sí.

Marcos Rodríguez, durante el juicio (1964).

Las motivaciones del delator

El juicio de 1964 tuvo dos aspectos: el penal, por la confidencia que llevó a las cuatro muertes, y el político, por las alegaciones vertidas por Marcos sobre el DR y el Partido Socialista Popular (PSP), que los enfrentaban entre sí en un conflicto de alta intensidad.

Las motivaciones psicológicas para la delación importan menos ante la culpabilidad demostrada, pero el tipo de alegaciones de MR generaron serias implicaciones políticas que es necesario identificar, para poder comprender la enorme resonancia del caso.

Existen dos líneas principales de interpretación sobre sus motivaciones:

La explicación de la “venganza”

El día anterior a la masacre de Humboldt 7 se produjo una “fuerte discusión” en el apartamento, que tendría como protagonistas principales a MR y a Juan Pedro Carbó. La frase “fuerte discusión” es de Julio García Oliveras, comandante del DR, el último de sus compañeros en ver vivos a los cuatro asesinados en Humboldt.

El contenido de esa discusión cuenta con distintas versiones.

Una de ellas es que MR fingió no conocer a Fructuoso, Machado y Juan Pedro, “a pesar de las relaciones de amistad entre ellos existentes y de saber que los mismos habían participado en el asalto al Palacio Presidencial…” La actitud de MR “molestó profundamente” a los tres mencionados, que lo increparon acusándolo de tener miedo.3

Otra versión alude a una actitud despectiva hacia lo que sería la orientación homosexual de MR. Según Carlos —“El Chino”— Figueredo, combatiente del 13 de Marzo y primo de Joe Westbrook, pero que no se encontraba en el apartamento y no tuvo testimonio directo de lo que allí se dijo—, Juan Pedro habría dicho: “¿Qué hace aquí la libélula esa?”.4

MR no mencionó esa discusión en una suerte de biografía que le ordenaron escribir durante el largo periodo que duró su interrogatorio. De hecho, había descrito ese encuentro como una “entrevista cordial”. La omisión del incidente —que García Oliveras detectó cuando le dieron a leer ese relato— despertó dudas en los interrogadores.

Interpelado sobre la omisión, MR comentó que sí había ocurrido un incidente. Según sus palabras, se encontraba “muy nervioso” y por ello Fructuoso y Juan Pedro “comenzaron a reírse” de él y le dijeron que “parecía una gallina”.5

MR se explicó de esta forma: “Aquella frase, todos los actos anteriores, comenzaron a entremezclarse en mi cabeza, constataba yo cómo había actuado frente al peligro que en un momento los amenazó y mi posición frente a ellos y, por otra parte, la hostilidad y la burla demostrada. Eso me enloquecía o me embotaba, yo mismo no lo sé bien. Aquella noche no dormí, me martillaban los insultos, los incidentes universitarios, las subestimaciones hirientes. ¿Cuál fue mi reacción? La más injusta, la más anormal, la más cruel. Por la mañana llamé por teléfono a la Quinta Estación y pedí hablar con Ventura, diciéndole que tenía una noticia importante que darle”.6

En sus palabras no hay referencia clara al contenido de la discusión, pero sí es explícito en referir una reacción a “la hostilidad y la burla demostrada”.

En su comparecencia ante el juicio, el líder de la Revolución cubana, entonces primer ministro, Fidel Castro Ruz, diría: “Acerca de los móviles de su conducta [de MR], no se han podido conocer con entera exactitud móviles políticos, si fue movido por dinero o por otras razones. Me inclino personalmente a creer que fue movido por una pasión de odio bajo y cobarde contra las víctimas”.7

La idea de la delación por “venganza” personal encuentra asideros en este tipo de declaraciones, pero no son concluyentes sobre el contenido de la discusión ni sobre la mención a la alegada homosexualidad de MR, un tema que ha sido ampliamente explotado en todo tipo de “crónicas” sobre el caso Marquitos.8

“La policía batistiana registra el apartamento 201 donde se ocultaban los jóvenes integrantes del Directorio Revolucionario”. Foto Juan Manuel Miralles. Tomado de Granma

La explicación política: el “sectarismo”

Esta explicación refiere a la delación como resultado de las diferencias en cuanto a la estrategia revolucionaria —y también de ideología— entre las fuerzas enfrentadas a Batista. El propio García Oliveras testimonió que la “fuerte discusión” se debió  “a divergencias respecto a los métodos de lucha contra la dictadura”.9

MR también refirió este motivo. En un encuentro con Dorticós y dirigentes del PSP y el DR, aseguró sobre sí mismo que era un “sectario criminal” y que sus “convicciones en aquel momento partían de un solo punto: “todo lo que no era nuestro no servía” y que así “subestimaba todos los demás valores que hubiesen alrededor de toda la lucha”.10

A la pregunta de Dorticós sobre el por qué de la delación, MR respondió que pretendía que “los detuvieran, que encarcelaran y que entonces se pudiera seguir trabajando sin ellos”, pues “consideraba que sus teorías, su acción, sus prácticas, eran nocivas”. MR concluía: “Yo las consideraba como un aventurerismo, como un terrorismo.”11

La frase “todo lo que no era nuestro” y palabras como sectario, aventurerismo y terrorismo eran referencias al PSP. La alegada militancia de MR en la Juventud Socialista (JS) fue negada durante el juicio, aunque era tenido por tal por dirigentes de la FEU de la época.12 En cambio, sí había ingresado al PSP, a pedido de Joaquín Ordoqui, en México.13

En el juicio, el dirigente del PSP César Vilar usó la palabra “terrorismo” para describir algunas de sus propias acciones: “Ingresé en la Liga Juvenil Comunista al salir de la prisión, abandoné otros grupos estudiantiles después de haber participado en muchas manifestaciones y de haber participado en actividades terroristas”.14

Era un lenguaje presente en el discurso y la estrategia política del PSP.

Caridad Massón Sena ha descrito así la posición de ese partido después del ataque a Palacio Presidencial: “Ante la represión del gobierno luego de un intento de asalto al Palacio Presidencial en La Habana el 13 de marzo de 1957, los comunistas cambiaron nuevamente de táctica. En mayo el PSP analiza que la lucha guerrillera ciertamente era importante, pero constituía un fenómeno aislado en el país y rechazó las tácticas de sabotaje de los combatientes clandestinos. 15

En otro texto, la misma autora considera que el PSP entendía como “equivocados” los métodos utilizados [del asalto a Palacio], “aunque reconocía la limpieza y honradez de aquellos jóvenes”. Un manifiesto del PSP de 1957 decía “¡Fuera las maniobras tortuosas que se encubren bajo la túnica del «arreglo»…! ¡Estamos por las soluciones pacíficas, pero no por las fórmulas de componenda y entretenimiento!”

Gladys Marel García Pérez, combatiente del MR 26-7, y con diversos vínculos con miembros de la FEU y del DR, ha escrito que: “El compromiso del PSP con esa vía [no insurreccional] se mantuvo hasta los últimos meses de 1958. En agosto de ese año, [el PSP] solicitó ingresar al Frente Cívico Revolucionario del Pacto de Caracas con la condición de que ´… no solo se tuviera en cuenta la vía insurreccional, sino también la posibilidad de una solución pacífica por la vía electoral, a la crisis cubana´. Por ello, no fueron aceptados. […] Esa inconsecuencia por parte del PSP se ha manipulado, y aún se manipula”.

La línea insurreccional fue abrazada por el PSP solo hacia el segundo semestre de 1958. Fernando Martínez Heredia escribió que “El Partido Socialista Popular (PSP), opuesto a la dictadura desde su posición comunista, comprendió la justeza de la línea de la guerra revolucionaria y pasó a apoyarla activamente. La guerrilla rural fue el centro de la estrategia revolucionaria y la fuente del nuevo poder”.

La historiadora Lilian Guerra considera que, todavía en 1957, la política del PSP era similar a la que había seguido el primer Partido Comunista de Cuba en 1933: “Si los opositores al régimen realmente querían derrocarlo, necesitaban respaldar acciones de masa y no esquemas golpistas ineficaces como los de Fidel Castro y el DR”.16

Combatientes del DR recuerdan que eran tratados, desde esa visión del PSP, como pustchistas o gánsgteres. García Oliveras aseguró que MR se “había destacado por sus críticas a nuestro uso de las armas en acciones revolucionarias acusándonos de tendencias gangsteriles.”17

En esta perspectiva, la delación de MR tendría fondo en el rechazo a los métodos de la lucha armada, y gana así consistencia la mención de Faure Chomón al “sectarismo”, frase que detonó el carácter político del caso Marquitos. 18

MR no solo empleó el lenguaje pesepista del “pustchismo” y el “terrorismo”. Además, insistió en un supuesto compromiso “anticomunista” del DR. Para hacerlo, contó anécdotas que se confirmaron como mentiras durante el juicio.

 MR aseguró que Joe [Westbrook] “me dijo que le daba pena decírmelo, pero al plantear mi posible participación [en el asalto a Palacio], se le había respondido que no había cupo para el ‘tinte rojo’”.19 La referencia a tal tinte era una acusación de “sectarismo” anticomunista, esta vez por parte del DR.

Sin embargo, MR nunca fue invitado a participar del asalto a Palacio —había mostrado una continuada línea de rechazo al uso de las armas— y tampoco Joe pudo decírselo, pues se encontraba acuartelado al momento en que MR dijo ser informado de ello.

MR también refirió un pretendido discurso suyo en la Colina universitaria, de contenidos antimperialistas y crítico de la labor de la embajada estadunidense, que habría sido interrumpido por José Antonio Echeverría. En otro momento, MR señaló, en cambio, a Fructuoso Rodríguez como el autor de esa misma interrupción. La causa, según él, habría sido la negativa a hacer propaganda comunista dentro de la Universidad.

No obstante, MR no tenía perfil alguno dentro de la Universidad que le permitiese ser orador principal en un acto con presencia de los líderes de la FEU. Ningún testigo de la fecha confirmó la existencia del supuesto discurso. La intención de presentar al DR como “anticomunista” no tuvo otro asidero real en las declaraciones de MR.

En cambio, eran conocidas, y comprobables, declaraciones de Echeverría sobre este punto, que afirmó ante una acusación de penetración comunista en la FEU, que esta “no era comunista ni anticomunista como no era católica ni anticatólica”.20 Con ello, hacía una declaración en contra del sectarismo.

René Anillo describía así el pensamiento de Echeverría: “Respecto a las tiranías del siglo XX buscó [sus] causas en el expansionismo norteamericano, que mediante su intervención, generaba a los gendarmes que cuidarían de los intereses económicos, en aquellas zonas de influencias dominadas por los mercaderes del coloso del norte”.21

Anillo agregaba una mención que significaba todo lo contrario a lo expresado por MR. Por ese tipo de declaraciones, Echeverría “fue acusado de comunista por el entonces jefe del desaparecido BRAC, Martín Díaz Tamayo”. Echeverría le replicó entonces a Díaz Tamayo: “mi pensamiento no tiene ninguna fuente ajena a la patria, él es consecuente con el legado de Martí, Sanguily, Enrique José Varona y Antonio Guiteras.”22

Página dedicada a la masacre de Humboldt 7. Bohemia, 28 de abril de 1957.

En sus distintas declaraciones, MR apuntó también al PSP con muy graves acusaciones. Aseguró que había informado a Edith García Buchaca, una dirigente histórica de ese Partido, durante su exilio en México (entre 1957 y 1958), de la delación de Humboldt y, además, que informaba al PSP sobre las actividades del DR, de lo que sabrían otras figuras comunistas como Raúl Valdés Vivó, Amparo Chaple y Antonio Massip.

Ese tipo de trabajo de información —MR usó también para definir esa labor la palabra “inteligencia”— fue calificado por Chomón como “infamia”. Durante el juicio, fue muy discutido como problema político, pero ciertamente no comportaba ningún crimen. En cambio, hacer partícipe a García Buchaca de la delación era colocar al PSP como cómplice de la confidencia que acarreó una masacre del tamaño de la de Humboldt 7.

La historia de MR a partir de esa supuesta confesión a García Buchaca hasta su regreso —ya detenido— a Cuba, consta de varios años.23 Los avatares de esa historia —algunos de los cuales recuerdo a continuación— han fundamentado la calificación de “sectarismo”, ya no solo sobre MR, sino también sobre el PSP por haberlo protegido.

El rol de Joaquín Ordoqui, y el papel de la CIA

Joaquín Ordoqui Mesa es un personaje principal del caso Marquitos. De orígenes trabajadores, se hizo miembro del primer Partido Comunista de Cuba desde 1927. Tres años después integraba su Comité Central, y en 1931 llegaría a su Buró Político. En este mismo año, en Moscú hizo labores de practicante en la sección latinoamericana de la Profintern.

Ordoqui fue uno de los hacedores de la política del primer PCC en 1933, año en que sufrió detención. En 1934 fue secretario internacional de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC) y tuvo que emigrar, ante la represión y amenazas de muerte recibidas contra él. Fue designado representante del primer PCC en el Buró del Caribe de la Comintern y participó en la Guerra Civil Española, tanto en actividades de reclutamiento desde los EEUU, como luego ya en la guerra, en el 56 batallón.

Ordoqui también fue representante a la Cámara de Representantes en Cuba entre 1940 y 1952. En este último año, era secretario de organización del PSP. Tras el golpe de estado de Batista, marchó al exilio en México.24 Fue allí donde habría recibido su esposa Edith la confesión de MR.

Edith García Buchaca y Joaquín Ordoqui Mesa

Tras el triunfo de la Revolución, Ordoqui ostentó altas responsabilidades. Como viceministro de las FAR, quizás fue uno de los negociadores de la presencia de los cohetes nucleares soviéticos en Cuba, que dieron pie a la “crisis de los misiles” (octubre de 1962), por la confianza que le tenía Raúl Castro Ruz, ministro de las FAR, y el probable buen acceso de Ordoqui a Jrushov. Asimismo, integraba la dirección del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba  (PUSRC) —previo al PCC— al momento del proceso a MR.

Con semejante experiencia, la actitud de Ordoqui respecto al caso Marquitos deja muchas preguntas sin respuestas. Estos son algunos de esos problemas:

Estos, entre otros problemas, eran suficientes para que el DR albergara sospechas sobre la protección de Ordoqui, y de García Buchaca, o sea, del PSP, a MR. Es parte del “sectarismo” que el DR cuestiona durante el proceso a MR.

Una versión contraria sobre tal protección ha sido elaborada por Newton Briones Montoto: “Ordoqui y Edith no tenían la autoridad o el poder suficiente” para semejante protección: “Ello significaría estar por encima de la autoridad de Fidel [Castro]. Y si alguien conoce un poco de cómo era él, sabe, esa pieza no encaja en el rompecabezas. No tomaron en cuenta para la afirmación su personalidad y liderazgo.”26

Para Briones, durante “el juicio ese ángulo del irrestricto apoyo [prestado por el PSP a MR] no apareció como prueba. Solo se le atribuyó al sectarismo la culpa de la traición de Marquitos”.

Briones encuentra la refutación a tal protección en las palabras que Carlos Rafael Rodríguez pronunció en el juicio a MR: “Pretendieron [el DR] establecer toda una premisa política para llegar a resultados políticos. ¿Cuáles eran esas premisas, pregunto yo? Marquitos era traidor y también aspirante a miembro del PSP. Por lo tanto, la revolución no debía tener miembros del PSP en el gobierno. […]”

Para Briones, el DR tendría un interés subyacente en el juicio: sostener su lugar como segunda fuerza revolucionaria en contribuir al triunfo contra Batista, por encima del PSP.  Las interpretaciones de Briones fueron cuestionadas por miembros del DR, como Marta Jiménez, García Oliveras y Guillermo Jiménez.

Otro tipo de problemas vino a sumarse al papel desempeñado por Ordoqui en el caso Marquitos.  Se ha asegurado que, por intermedio de Teresa Proenza y Teté Casuso —Teté fue revolucionaria del 30 y pareja en aquella fecha de Pablo de la Torriente Brau— Ordoqui recibiría un ingreso mensual de más de 2 mil dólares, provenientes de agencias federales estadunidenses, que lo tendrían como agente de ese país.

Poco después del juicio a MR, bajo ese tipo de sospechas, Ordoqui fue retirado de sus cargos partidistas y estatales. En 1973 fue expulsado del Partido Comunista de Cuba (actual). Murió en ese mismo año, sin juicio, bajo detención domiciliaria, que cumplió en una casa-granja de la localidad habanera de Calabazar.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA), de los Estados Unidos, aparece aquí como otra protagonista clave del caso. MR es detenido en Praga, el 10 de enero de 1961, y luego llevado a la Habana, no para ser directamente juzgado por la delación, sino por sospechas de colaborar con la CIA.

Vasco Tristao Leitao Da Cunha —embajador de Brasil en Cuba— y su esposa recibieron a MR en su casa. Según se ha asegurado, trabajaban para la CIA. Leitao Da Cunha llegaría a ser canciller de Brasil. Una operación CIA se preparó contra Teresa Proenza, de la que sería parte la mención a esos pagos en México a Ordoqui. Por su parte, el propio Ordoqui fue el blanco de la mayor operación CIA en el proceso.

La historia de la operación contra Ordoqui ha sido contada por el escritor español Miguel Barroso27 y ha sido confirmada desde Cuba por el propio Briones, que ha hecho una exhaustiva reconstrucción del caso Marquitos en general, y en específico de los casos Proenza y Ordoqui. 28

Ha sido confirmada asimismo por Fabián Escalante Font, ex Jefe de la Seguridad del Estado cubano, que menciona documentos oficiales desclasificados por la CIA en 1999, que reconocen que la Agencia vendió el 3 de abril de 1963 información falsa sobre Joaquín Ordoqui y Edith García Buchaca a través de la embajada cubana en México.29 El objetivo de la operación CIA contra Ordoqui habría sido “fragmentar la coalición gobernante en la Isla y exasperar sus relaciones con la URSS”.

El pasado comunista de Ordoqui, su alto cargo en las Fuerzas Armadas, y sus relaciones con la URSS, lo hacían el blanco perfecto para ese objetivo. Durante el proceso a MR, García Buchaca fue exonerada de haber recibido la confesión. No obstante, como su esposo, perdió sus cargos en 1964 hasta el final de su vida, a la edad de 99 años.

Edificio de Humboldt No. 7. (Vista actual) Foto: Julio Cesar Guanche.

Aún con esta información disponible sobre la intervención de la CIA en el caso, no se conoce de alguna mención de las autoridades cubanas sobre esa operación. La historia de Ordoqui —y de García Buchaca— no cuenta hasta el momento con revisión alguna, como se dijo al principio del caso que se haría si se contase con nueva información. En la ficha dedicada a Ordoqui, de la Enciclopedia colaborativa Ecured, no se menciona una palabra sobre el asunto, aunque se le exonera de haber conocido de la delación de MR.

Una desclasificación documental de la CIA no tiene por qué ser tomada como prueba al pie de la letra, pero tampoco es normalmente desestimable sin más. Otras alegaciones de Philip Agee, el ex espía que permitió “halar el hilo” de la trama Ordoqui, han sido muy atendidas. El escritor y periodista argentino Miguel Bonasso, muy vinculado a Fidel Castro,  entrevistó en Cuba a Agee como fuente legítima de denuncia sobre la CIA.

La culpabilidad de MR

MR es el delator de Humboldt 7. Nunca dudaron de su culpabilidad los miembros del DR directamente implicados en el caso. No tuvo dudas Fidel Castro. No dudó el tribunal, que lo condenó a muerte, ni su abogado defensor, José A. Grillo Longoria, que pidió atenuantes, pero aceptó la culpabilidad. Tampoco duda Newton Briones. El documental Los amagos de Saturno, de Rosario Alfonso Parodi confirma su culpabilidad.

Por otra parte, ni Jorge Valls ni Dysis Güira —novia de Joe Westbrook y quien conocía de cerca a MR— lo creyeron culpable. José Álvarez, que fue profesor emérito de la Universidad de la Florida, escribió un libro —al parecer autoeditado— sobre el tema, donde considera que la culpabilidad de MR no fue demostrada.30

Otros libros exculpan a MR, pero sus usos de la información, y las vinculaciones de sus autores, los conectan con operaciones políticas comprobables contra la Revolución cubana, y los privan de credibilidad.

En un libro muy “raro” de memorias, Ventura Novo (1961), el autor directo de la masacre, imputa la delación a Faure Chomón por la razón — con la que solo Valls, que pasó 20 años de presidio político en Cuba, ha concordado— de que con ello escalaría en la dirección del DR. Amén de tal especie de declaraciones, el libro comete errores muy primitivos, como hacer parte de la delación a Raúl Díaz Argüelles, que ni siquiera se encontraba en Cuba en tal fecha.

Otro libro sobre el caso, que también ha sido leído como instrumento de inteligencia sobre el Caso Marquitos, es Útiles después de muertos, de Carlos Manuel Pellecer (1966). Sobre este libro ha escrito el propio Agee: “A fines de 1962, Carlos Manuel Pellecer, el agente más importante que tenía la CIA dentro del partido comunista, rompió abiertamente con el comunismo al publicar un libro. Era un líder del Partido Comunista de Guatemala y había sido Ministro de Trabajo en el gobierno de Arbenz durante la década de 1950. Sin embargo, después del derrocamiento patrocinado por la Agencia del gobierno de Arbenz, Pellecer se dirigió a la Ciudad de México, donde durante años fue la mejor fuente de la CIA (criptónimo LINLUCK), informando sobre todas las organizaciones revolucionarias en México, no solo los exiliados guatemaltecos. Su libro, por supuesto, fue financiado por la agencia ​​y distribuido por ella en toda América Latina.”31

«Joe Westbrook (al frente, con saco) caminando por la habanera calle San Rafael con unos amigos”. En la extrema derecha, Ramón Ortelio Sánchez Ponce. Las otras dos personas no han sido identificadas hasta el momento. Tomada de Granma.

Un hecho es irrebatible sobre la culpabilidad de MR. Las coincidencias de datos y detalles entre su confesión y las memorias de Ventura —era inviable que MR pudiese haber leído ese libro, e imposible que Ventura usara la confesión de MR para escribirlo, pues esta tuvo lugar después de publicado—32 confirma la veracidad del testimonio de MR en torno a su reunión con el esbirro.

No existe forma —por más especulaciones que existen sobre la forma en que MR prestó declaración en el juicio— de que MR haya podido describir el apartamento donde se reunió con Ventura sin haber estado en él. Era un hecho comprobado el uso que hacía Ventura de ese inmueble para reunirse con confidentes.

“José Machado (Machadito), Luis Orlando Rodríguez y Juan Pedro Carbó, llegan al Tribunal de Urgencia de La Habana”. Foto tomada de Granma

Una reflexión final, y un homenaje

El caso Marquitos sigue siendo un problema para la historiografía profesional cubana. Aquí he tratado solo de poner algo de orden sobre el estado de conocimiento existente sobre algunos de los temas implicados en él. Otros temas que no he tratado, y que ameritan reflexión en extenso, es el significado del juicio para el proceso político cubano en los 1960 y las características legales del caso, pero por su entidad deben ser objeto de otro texto.

Dentro de la información existente, los libros de Miguel Barroso y Newton Briones, y el documental de Alfonso Parodi, son las fuentes de información más completas sobre el caso.33 Una necesidad de nuevas investigaciones a fondo sobre este tema es poder confrontar usos muy ideologizados del proceso, que lo mismo presentan el juicio a MR, radiado, televisado y publicado prácticamente al completo, como un modelo de transparencia, a la misma vez que, en otros enfoques, como una farsa judicial.

A la par, es de justicia histórica hacer que el “tirón mediático” del caso Marquitos no termine “sepultando” la gravedad, importancia, gloria y tragedia implícita en los sucesos del 20 de abril de 1957.

“Juan Pedro Carbó y Fructuoso Rodríguez, en una de sus presentaciones en el Tribunal de Urgencia de La Habana”. Tomado de Granma.

Termino con tres breves anécdotas personales relacionadas con Humboldt 7, vinculadas con personas que han sido mencionadas en este texto.

Guillermo Jiménez me contó que Juan Pedro Carbó, medio en broma, medio en serio, le decía que no se separara de su lado, pues cuando los matasen saldrían en primera plana de la prensa. Cuando Jimenito vio el periódico que anunciaba la muerte de Juan Pedro, lo primero que pensó es que no salía a su lado.

Julio García Oliveras guardó hasta el final de su vida la responsabilidad por no haber estado aquella tarde en Humboldt. Un día, tras varias horas de conversación en su casa, me dijo con la voz en vilo que él era un sobreviviente, a lo que siguió un denso silencio. Por la forma en que lo dijo, no se trataba de algo “bueno”, sino más bien de la sensación de estar muerto en vida por los compañeros que no pudo acompañar.

Sobre el año 1998, siendo director de la revista estudiantil Alma Mater, llamé por teléfono a Marta Jiménez para pedirle una entrevista en homenaje a Humboldt 7. Me respondió en un rapto de llanto y furia dolorida: “Déjenme tranquila. No puedo más con ese dolor.” Me disculpé con ella, colgué el teléfono, y lloré por mi parte. Fue un aprendizaje ético sobre cómo enfrentar y contar la historia.

Hospital nombrado en homenaje a Fructuoso Rodríguez. Foto de Julio César Guanche.

 

Notas:

1 También fue expulsado Calixto Sánchez, que después moriría en la expedición del Corynthia (mayo de 1957).

2 No trato aquí la explicación de las motivaciones de la delación de MR por el hecho de haber recibido dinero, por lo siguiente: es un punto contradictorio (José —El “Moro”— Assef testificó sobre ello, que negó por otra parte Carlos Rafael Rodríguez) y en el juicio este punto no fue confirmado.

3 He cotejado, siempre que fue posible, por motivos de contar con el mayor control posible sobre las fuentes, dos materiales a la vez: la revista Bohemia y el periódico Hoy. Esta cita se encuentra en Bohemia, Año 56. No. 14 Abril 3 de 1964, p. 52 y en Hoy, 02.04.1964, p. 6

4 Carlos Figueredo, Todo tiene su tiempo, (Memorias), original entregado por su autor a Julio César Guanche. Sus “palabras iniciales” están fechadas en 1992

5 Hoy, 26.03.1964, p. 5 y Bohemia, Año 56. No. 14 Abril 3 de 1964, p. 54

6 En general, se cuentan con declaraciones de MR, fundamentalmente, de cinco momentos: su confesión oral, el relato escrito tras la confesión, su carta a Joaquín Ordoqui, la reunión con Dorticós y dirigentes del PSP y el DR, la reunión sostenida con Fidel Castro y su proceso judicial. Esta cita se encuentra en Bohemia, Idem, p. 54. y Hoy, 26.03.1964, p. 5

7 Hoy, 27.03.1964, p. 4 y Bohemia, Idem p. 60

8 En el juicio se mencionó una y otra vez que su apariencia y físico movían a “repulsión”, enfatizando la negatividad del alegado “amaneramiento” de MR y asociando la orientación homosexual con rasgos personales como la falta de credibilidad y la duplicidad. Guillermo Jiménez insistiría a lo largo de su vida que la referencia a MR como homosexual, y la presentación de la discusión con Juan Pedro en Humboldt 7 como la causa de la delación, era una manera de desviar la atención sobre lo fundamental: el carácter político de la delación de MR por el rechazo a los métodos de lucha revolucionaria contra Batista.

9 Bohemia, Año 56. No. 12, Marzo 20 de 1964, p. 52

10 Hoy, 26.03.1964, p. 6 y  Bohemia, Año 56. No. 14 Abril 3 de 1964,  p. 55

11 Bohemia, Año 56. No. 14 Abril 3 de 1964, p. 55

12 Así lo consideraba José Hidalgo, que fue Presidente de la FEU de la Facultad de Medicina Veterinaria y vicepresidente de la FEU en la Universidad de La Habana. Entrevista con José Hidalgo, La Habana, 30 de junio de 1994, compartida por María del Pilar Díaz Castañón a Julio César Guanche.

13 Esto es lo que dice Ordoqui sobre este punto: Efectivamente, me pidió el ingreso al Partido Socialista Popular, porque decía que ya tenía cierto proceso de madurez, y yo mandé la carta para Cuba y fue aceptado, pero la vida de Marcos Rodríguez en el Partido en México no puede reunirse, porque no había ninguna organización cubana comunista, fue muy efímera, porque no fue nada más cuestión que de meses.” Bohemia, Año 56. No. 14 Abril 3 de 1964, p. 40.

14 Hoy, 26.03.1964 y Bohemia, Año 56. No. 14 Abril 3 de 1964, p. 44

15 La cita de Massón Sena continúa así: “Puntualizaba que su objetivo estratégico era la eliminación de la agresión imperialista y los rezagos feudales de la economía, el cumplimiento de un programa patriótico y revolucionario para instaurar un gobierno de Frente Democrático de Liberación Nacional. Su táctica sería la línea de las alternativas: la unión y movilización para una consulta pública con elecciones verdaderamente; y si el gobierno bloqueaba la línea electoral, iría a una huelga general política, que podría llegar hasta la insurrección.”

16 Lillian Guerra (2018): Heroes, martyrs, and political messiahs in revolutionary Cuba, 1946-1958. New Haven: Yale University Press, pp. 224–225

17 Julio García Oliveras, “Julio El Grande. Memorias” Cito desde el original facilitado por Oliveras a Julio César Guanche. Se publicó como Contra Batista (2008), pero no tengo conmigo en este momento el libro impreso.       

18 Faure Chomón (1964): (Comparecencia en el juicio a MR). En Bohemia Año 56, No. 13, 27 de Marzo, p. 42.

19 «La Revolución no ha de ser ni tolerante ni implacable» (27 de marzo de 1964). En Hoy, 27 de marzo de 1964, p. 6. Y Bohemia, Año 56. No. 14 Abril 3 de 1964, p. 67

20 Julio César Guanche (2013): La libertad como destino. Valores, proyectos y tradición en el siglo XX cubano, Unión, La Habana, p. 119

21 René Anillo (1958): José Antonio Echeverría. El revolucionario. In Combate, 3/15/1958, p. 2.

22 Anillo.  Idem

23 El propio MR se dijo y desdijo sobre este punto al menos tres veces distintas. Además,  guardó silencio en una cuarta ocasión, el día antes de ser fusilado. Este ultimo dato aparece en Newton Briones Montoto (2016): Víctima o culpable. La delación de Humboldt 7. La Habana/Ciudad de Panamá: Ruth Casa Editorial.

24 Todos estos datos sobre Ordoqui se encuentran en Jeifets, Víc̕tor; Jeifets, Lazar (2015): La Internacional Comunista y América Latina, 1919-1943: Diccionario biográf̀ico: Ariadna Ediciones, pp. 512–513

25 Castaño fue fusilado en marzo de 1959.

26 Briones añade que “Marquitos estuvo detenido durante dos años y medio en Villa Marista, en la sede de la seguridad del estado. Si Ordoqui y Edith hubieran tenido ese poder para demorar e impedir hacer justicia sobre Marquitos, lo habrían soltado de su encierro y esto no sucedió. Una fuerza superior a la de Ordoqui y Edith, lo retuvo en prisión durante tanto tiempo, dos años y medio, me reservo el nombre del santo y si ustedes desean pueden darle nombre.” (Se refiere a Fidel Castro.) La cita se encuentra en Newton Briones, “Claroscuro sobre Humboldt 7”, de 19 de diciembre de 2018, enviado por su autor a Julio César Guanche, pero el argumento general se puede encontrar en su libro antes citado.

27 Barroso, Miguel A. (2009): Un asunto sensible. Barcelona: Mondadori (Literatura Mondadori, 404). Agee dice también en su libro: “Las cartas pretenden implicar a Joaquín Ordoqui, de la vieja guardia del Partido Comunista de Cuba y un líder respetado y militar de alto rango, como agente de la CIA. No he conocido todos los detalles de esta operación, pero mi impresión es que Ordoqui pudo haber sido un informante durante la década de 1950 cuando se exilió en México, pero que se negó a continuar y posteriormente fue ‘quemado’ por la Agencia a los cubanos. Las cartas continuaron siendo enviadas a la inteligencia cubana aunque Ordoqui fue arrestado en 1964, y siguió la deseada controversia y disensión en la dirección revolucionaria cubana.” Agee, Philip (1975): Inside the company. CIA diary. Farrar Straus & Giroux.

28 Newton Briones Montoto (2016): Víctima o culpable. La delación de Humboldt 7Idem

29 Fabián Escalante Font (2016): Más allá de la duda razonable. El asesinato de Kennedy y la inculpación a Cuba. La Habana: Editora Política, p. 253

30 Alvarez, Jose (2017): Fidel Castro y el Directorio Revolucionario: CreateSpace Independent Publishing Platform.

31 La cita continúa así: “(…) Another book by Pellecer, also financed by the station, has just appeared. This book is a continuation of CIA exploitation of the Marcos Rodriguez and Joaquin Ordoqui cases in Cuba, and is aimed at denigration of the Cuban revolution.” Agee. Idem

32 Newton Briones Montoto (2016): Víctima o culpable. La delación de Humboldt 7. Idem

33 Sobre el DR en general ver Directorio Revolucionario y Movimiento 26 de Julio. Los laberintos de la unidad en la Cuba insurrecta (1956-1959), de Frank Josué Solar Cabrales (2019) y Entre la carta y el asalto (2021).

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