El cuentecillo de Facebook

Facebook informó que suspenderá cerca de 200 aplicaciones que considera podrían haber hecho un mal uso de la información de sus usuarios. Foto: Matt Rourke / AP.

Facebook informó que suspenderá cerca de 200 aplicaciones que considera podrían haber hecho un mal uso de la información de sus usuarios. Foto: Matt Rourke / AP.

Un día, alguien que se hace llamar (por lo menos en Facebook) JLazaro Foronda me pide amistad en la red social y yo, que suelo aceptar a todo el mundo sin pensarlo dos veces, se la concedo.

(Más de uno me han advertido que no debo hacer eso, que Facebook está concebido para que estés en contacto con tus amigos concretos, los que ya conoces de antemano… no es un sitio para encontrar nuevas amistades. Pero a mí me da pena rechazar a alguien de antemano; y mientras no tenga el límite de los 5 mil amigos —ya estoy cerca, creo—, seguiré aceptando a los que me soliciten amistad).

Otro día, exactamente el 3 de febrero, JLazaro Foronda (estudiante, que vive en Camagüey, según su perfil) me escribe a mi chat:

—Hola, ¿cómo estás?

—Hola, todo bien —respondo.

—Hasta ahora no contactamos, ¿qué haces?

—Terminando un trabajo ahí…

Y ahí comenzamos una conversación muy animada (por lo menos a mí me parece muy animada), donde JLazaro y yo hablamos de varios asuntos: planes futuros, aficiones, lugares de nacimiento…

Nos despedimos pues JLazaro tiene que desconectarse y yo sigo escribiendo mi artículo.

***

Pasan unas cuantas semanas, y el 31 de marzo encuentro a JLazaro conectado y lo saludo:

—¿Cómo va todo?

—Bien, supongo…

—Jajaja, ¿supones?

—Sí, en realidad no te conozco, eres apenas una línea de respuesta desde otro ordenador, ¿por qué habríamos de decirnos si no estamos bien? Mejor es atenerse a las reglas de comportamiento cívico, ¿no crees?

JLazaro me deja pensando.

Tiene toda la razón:

¿Qué me tiene que interesar a mí cómo está una persona a la que nunca he visto en mi vida? ¿No tengo ya suficientes amigos con problemas o sin problemas como para preocuparme por un “amigo” virtual?

Al parecer, JLazaro nota mi estupor y me escribe:

— Pero tranquilo, estoy bien… Leo y escribo, espero Juego de Tronos y hoy fui al cine. Ahí tienes mi rutina básica. ¿Qué piensas? Es más de lo que le diríamos a una línea de respuesta.

Quiero recordarle que la otra vez que nos encontramos en Facebook tuvimos una conversación mucho más fluida, pero vuelvo a pensar que otra vez tiene razón.

Para JLazaro yo soy sencillamente una “línea de respuesta”.

***

Yo he conocido a excelentes amigos en Facebook. Gente que un día me escribió o a la que le escribí por diversas razones. Porque comentaron un trabajo mío. Porque me gustó algo que compartieron. Porque estaban o yo estaba aburrido. Porque teníamos amigos en común. En fin.

Algunos de esos amigos virtuales ya son amigos de carne y hueso, gente que puedo abrazar y abrazo de cuando en cuando. Algunos son, incluso, amigos íntimos.

Pero eso no responde mi pregunta:

¿Por qué uno se aventura a comunicarse con alguien del que no conoces mucho más que sus frases en un chat?

***

— ¿Sabes?, me has dado el tema para una columna —le digo a JLazaro antes de despedirnos.

—¿En serio? Eso se llama plagio —bromea, o creo que bromea—; ¿te llevarás todo el crédito?

—¿Puedo usar tu nombre?

—Puedes utilizarlo, no me desagradaría… La publicidad es buena, jajaja…

—Hecho.

—Me tengo que ir. Fue bueno hablar contigo. Hasta pronto… desconocido.

—¡Hasta más ver, anónima línea!

Y tan amigos…

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