Encuesta FIU sobre Cuba, 2022: discusión e implicaciones (V y final)

Los cubanoamericanos mantienen una actitud ante la política de EE. UU. hacia Cuba que refleja las iniciativas políticas de la administración Biden.

Torre de la Libertad. Miami. Foto: Canva.

Torre de la Libertad. Miami. Foto: Canva.

No es difícil explicar por qué los cubanoamericanos tienen puntos de vista nada conciliadores sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Las razones por las cuales el Gobierno cubano les disgusta son tantas como estrellas hay en el cielo.

Algunos cubanoamericanos nombrarán las violaciones a los derechos humanos para justificar su oposición al levantamiento del embargo o a la normalización de las relaciones económicas y políticas con la isla. Otros culparán al Gobierno cubano por sus políticas económicas ineficientes, el amiguismo excesivo y la falta de transparencia de su proceso de toma de decisiones, y apoyarán el juego político duro con un poder que creó el ambiente que los obligó a abandonar su país.

La “línea dura” tiene muchos padres y madres y solo el observador más insensible la catalogaría como una simple, emotiva e irracional visión de mundo. Al mismo tiempo, solo el observador más empíricamente desinteresado, cínico o hipócrita afirmaría que la “línea dura” ha tenido los resultados previstos por sus defensores.

Aun así, el punto de vista aislacionista entre los cubanoamericanos tiene una tradición que se remonta a 1959 y entró al siglo XXI tan fuerte como en sus inicios. Por eso, cuando opiniones arraigadas de repente se desvían por un camino diferente, los investigadores sienten curiosidad y se cuestionan: ¿Por qué pasó esto? ¿Qué nuevas variables han entrado en la mente de nuestros encuestados?

Siempre se ha asumido que las opiniones de esta comunidad dan forma a las decisiones políticas que toma el liderazgo de Washington. Los cubanoamericanos, después de todo, son electores y, cuando se trata de Cuba, son electores con muchos caballos en la carrera. Sin embargo, los años de Obama introdujeron nuevas variables a la mezcla.

Cuando Obama abrió relaciones diplomáticas, viajes y compromisos comerciales con Cuba, lo hizo sin consultar a la “vieja guardia” política de Miami. Como explicó Pepe Hernández, entonces presidente de la Fundación Cubano Americana (CANF): “Como dicen en el dominó, se han revuelto bastante en los últimos años, pero especialmente desde el 17 de diciembre de 2014”. La CANF, bajo la dirección de Jorge Mas Santos, apoyó el enfoque de Obama en una declaración pública 1 y un informe técnico detallado, “Un nuevo curso para la política estadounidense hacia Cuba: promover el cambio impulsado por la gente” (CANF 2009).

Después de ciertas protestas contra la apertura de Obama, la comunidad se ajustó a la nueva normalidad. Cuando Obama dejó el cargo, más del 64 % de los cubanoamericanos apoyaba las iniciativas de compromiso. Cambió la actitud: durante los años de Obama se interrumpió la tendencia de “línea dura” y es inició un viraje hacia la diplomacia y el acercamiento. Se cambió de la predisposición a respaldar políticas de aislamiento a, por lo menos, considerar políticas de compromiso. El cambio de actitud reflejó la nueva normalidad establecida por el liderazgo de Washington.

Llevar a cabo la Encuesta FIU sobre Cuba por treinta años proporciona a los investigadores un amplio conjunto de datos para explorar el porqué de un cambio de opinión tan dramático. Si combinamos los conjuntos de datos de la Encuesta durante ese período —una acumulación de más de 10 000 encuestados desde principios de la década de 1990—, se hace evidente un patrón convincente, previamente inexplorado.

Cuando controlamos la influencia de las variables demográficas, socioeconómicas, así como del lugar de nacimiento y de la cohorte de inmigrantes —es decir, cuando medimos solo la influencia del partido político que ocupa la Casa Blanca—, un patrón fuerte e inequívoco se revela: el liderazgo de Washington tiene una influencia significativa y directa en las opiniones de los cubanoamericanos hacia la política de Estados Unidos con relación a Cuba. Es una hipótesis que vale la pena explorar.

La prueba A de este argumento es el patrón establecido desde mediados de la década de 1990 por el apoyo de la comunidad al tema candente del embargo. Durante el gobierno de George W. Bush, el 85 % de los cubanoamericanos en el sur de la Florida apoyó el embargo. En 1995, dos años después de la administración Clinton, el apoyo era del 82 %. Sin embargo, de 1995 al 2000, incluso cuando la Ley Helms-Burton logró ser aprobada por un Congreso republicano, la tasa de aprobación del embargo disminuyó un 3,6 % por año, un total de 18 puntos porcentuales de 1995 al año 2000. Los años de George W. Bush vieron una estabilización del apoyo al embargo al nivel alcanzado durante los años de Clinton. Aproximadamente el 63% lo apoyó al inicio de la administración y el 64% lo apoyó al final de sus dos mandatos. 

Gráfico 1. Favorables y en contra del embargo a Cuba. Fuente: FIU.

Durante la administración Obama, el apoyo al embargo retomó su declive en un 2,6 % anual. Esto resultó en una caída de 21 puntos porcentuales entre 2008 y 2016. La ascensión de Trump aumentó la tasa de apoyo al embargo en un 5,1 % anual, lo que arrojó un aumento de más de 10 puntos porcentuales en solo dos años.

En resumen, quien controla la Casa Blanca da forma a las actitudes que asumirán los cubanoamericanos del sur de la Florida respecto a la isla. Los cubanos, al igual que otros estadounidenses, toman “señales” de su presidente.

Es probable que el enfoque de Obama no haya cambiado la mentalidad anti-compromiso de los intransigentes del sur de Florida. La antipatía hacia el Gobierno cubano que algunos albergan se mantuvo firme, pero se alteraron los puntos de vista sobre las estrategias necesarias para generar cambios en Cuba. Como dijo un opositor moderado/derechista de las políticas de Obama: “Bien, ahora tenemos que crear una clase media en Cuba para que le causen un problema al Gobierno”.

En pocas palabras: el liderazgo importa

La principal conclusión extraída de la nueva edición de la Encuesta FIU sobre Cuba es que los cubanoamericanos mantienen una actitud ante la política de EE. UU. hacia Cuba que refleja las iniciativas políticas de la administración Biden.

La política de Biden, en la medida en que existe, ha mantenido muchas de las características y también la mayor parte de la retórica establecida por la administración anterior. Los pasos limitados dados en los últimos meses para modificar las restricciones de viaje y remesas y la reanudación de las iniciativas de reunificación familiar cuentan con el fuerte apoyo de la comunidad cubanoamericana; pero no son políticas nuevas.

Sin embargo, el enfoque ambiguo de la administración con relación a la política hacia Cuba parece reflejarse en el apoyo de la comunidad a las políticas que promueven el cambio de régimen, así como el apoyo a las que son diseñadas para mejorar el bienestar del pueblo cubano. Irónicamente, los partidarios de las iniciativas de Obama han argumentado que solo estableciendo relaciones normales con la isla se pueden cumplir ambos objetivos.

El análisis mencionado sugiere fuertemente que los cubanoamericanos en el sur de la Florida siguen el ejemplo de un liderazgo fuerte en Washington, no importa si el liderazgo propone compromiso, como lo hizo Obama, o aislamiento, como lo hizo Trump. A pesar de lo diferentes que son Obama y Trump, ambos ejercieron el liderazgo al establecer su impronta en la política de Estados Unidos hacia Cuba. Y ambos recibieron el apoyo de líderes de la comunidad cubanoamericana en el sur de la Florida.

El nuevo enfoque de Obama fue apoyado por el liderazgo de la CANF y la actuación de Trump en el teatro “Manuel Artime” el 16 de junio de 2017 fue diseñada para resaltar el apoyo de la comunidad a su cambio de política. Hoy, el liderazgo local que alienta el compromiso está ausente. Y el liderazgo importa.

Existe un fuerte sesgo de status quo que rige las actitudes de la comunidad, y el status quo lo establecen las políticas de Washington. Dada la renuencia de la administración Biden a alterar muchas de las políticas y narrativas de la era Trump, no sorprende que los cubanoamericanos continúen expresando actitudes que reflejan el status quo.

Sin embargo, como lo dejaron claro los resultados de la Encuesta, existe un fuerte apoyo al compromiso específico basado en la familia, lo que supone remesas ilimitadas, reunificación familiar y accesibilidad a visas a través de la embajada en La Habana, vuelos a toda la isla a través de transportistas con sede en EE. UU., venta de alimentos y medicinas, y un apoyo general a políticas que mejoren el bienestar económico del pueblo cubano.

Sí, hay muchos dentro de la comunidad que apoyan estrictas políticas aislacionistas. Pero la comunidad no es monolíticamente de “línea dura”. Un liderazgo fuerte que delinee claramente los beneficios del compromiso para los cubanoamericanos, así como los beneficios de participar en el desarrollo de la dinámica social en la isla, puede dar forma a las perspectivas de la comunidad. Al menos es una hipótesis que vale la pena explorar por el bien de los cubanoamericanos y de los cubanos en la isla.

Para resumir los resultados de la Encuesta: las tendencias evidentes en los resultados se pueden categorizar en dos amplios campos: apoyo a las Políticas del Garrote y/o apoyo a las Políticas de la Zanahoria.

Políticas de la Zanahoria

  1. El apoyo a ciertas políticas que promueven el compromiso y la asistencia a los habitantes de Cuba continúa siendo alto, como la venta de alimentos y medicinas.
  2. Si bien ha disminuido el apoyo a una política que favorezca los viajes sin restricciones para todos los estadounidenses, el apoyo a que se permita a las aerolíneas volar a todas las regiones de Cuba es fuerte.
  3. Alrededor de la mitad de los cubanoamericanos en el sur de la Florida ha enviado remesas a sus familiares durante el último año, a pesar de que existen muchos obstáculos sin una solución simple con relación a la Western Union.
  4. En términos generales, existe un fuerte apoyo al desarrollo de políticas que aborden el bienestar del pueblo cubano.

Políticas del Garrote

  1. El apoyo a las políticas aislacionistas continúa siendo fuerte. El apoyo al embargo, por ejemplo, aumentó desde las mediciones de 2020 (de 59 % a 63 %). Los cubanoamericanos no nacidos en la isla son los menos propensos a apoyar la continuación del embargo (57 % en contra de su continuación).
  2. El 55 % de los encuestados siente que Cuba representa una amenaza para los intereses estadounidenses.
  3. El 74 % por ciento apoya la implementación de políticas que ejercerán la máxima presión sobre el gobierno de Cuba para promover el cambio de régimen.

Los cubanoamericanos sobre la política interna

  1. La economía, la asistencia médica y la inmigración son los tres temas más importantes que enfrentan los cubanoamericanos hoy. La política hacia Cuba, el control de armas y el derecho al aborto cambian su importancia según cohortes específicas.
  2. Un público votante cubanoamericano energizado y motivado ofreció un fuerte apoyo a todos los republicanos en la boleta electoral en las contiendas por Gobernador, Senado y Congreso.
  3. El presidente Biden mantiene una tasa general favorable en su desempeño del 32 % entre los cubanoamericanos y recibe una aprobación poco impresionante de su manejo de los principales problemas que enfrenta la nación. Sí recibe apoyo mayoritario de cohortes específicas por su manejo de la política hacia Cuba, la situación de Ucrania y la crisis de la COVID-19. 

Las elecciones han terminado. Los cubanoamericanos ayudaron a DeSantis a convertirse en el primer gobernador republicano en ganar el condado desde que Jeb Bush lo hizo en 2002. El voto cubanoamericano volverá a recibir atención en 2024, cuando DeSantis y Trump ataquen el sur de la Florida. Dadas sus similitudes, no está claro cómo intentarán apelar al voto cubanoamericano. Debe ser una interesante explosión de vitriolo reaccionario camuflado en un atuendo patriótico.

Una nota de despedida para los demócratas: deben empezar desde cero. Hay un muro de la Guerra Fría que los separa de los cubanoamericanos. Los republicanos han estado construyéndolo durante cuarenta años y ahora están cosechando los beneficios de jugar a largo plazo. Derribarlo también será un esfuerzo a largo plazo. La estrategia a corto plazo de atraer a los cubanoamericanos haciéndose pasar por republicanos no ha funcionado.

Es hora de que los demócratas aborden las necesidades de los cubanoamericanos en su papel de ciudadanos, no de exiliados. Los datos muestran que los valores cubanoamericanos están dentro del espectro demócrata en lugar del republicano; hablamos de cuestiones como la atención médica, el control de armas y el aborto. Es importante usar lo que sabemos sobre las preocupaciones cívicas de esa comunidad y evitar enfatizar en el tema Cuba, excepto en lo que se refiere a la familia y a la reunificación familiar. Por supuesto, esta es solo la opinión de un hombre. Un hombre con muchos datos que fundamentan su opinión.

 


Notas

1 Mas Santos, Jorge. “U.S. POLICY: Help Cubans enact change from within.” Miami Herald, October 25, 2008. NewsBank.

 

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