Hay republicanos y republicanos

En algunas cuestiones de política, los cubanoamericanos republicanos no están de acuerdo con el Partido de hoy. La pregunta es, ¿pueden los demócratas aprovechar la desalineación?

Seguidores de Donald Trump ondean banderas y letreros a los conductores que pasan frente al centro de convenciones en la Conferencia de Acción Política Conservadora el sábado 27 de febrero de 2021 en Orlando, Florida. (AP Foto/John Raoux)

“Hay cubanos y cubanos”. Con esta frase hace unos años el sociólogo Lisandro Pérez y yo hacíamos referencia, en uno de nuestros libros, a la diversidad evidente en la población cubanoamericana en Estados Unidos. Después de todo, ha sido una población continuamente renovada con nuevos arribos, cuyas características varían según las razones por las que sus miembros abandonaron la patria, así como por la forma en que han sido acogidos e incorporados al terreno socioeconómico de los EE. UU. Hay cubanos y cubanos. Algunos ricos, otros pobres. Algunos eternamente amargados, otros eternamente esperanzados. Algunos se sienten como en casa en el país de adopción, otros se sienten alejados de los amigos, la familia y el futuro.

En mi texto anterior, en esta misma columna, examiné cómo diversos cubanoamericanos lograron hacer un hogar cubano —ruidoso y polémico— en el partido republicano. Al mirar más a fondo el grupo de republicanos cubanoamericanos y sus preferencias políticas, nuevamente encuentro diversidad. Una forma de decirlo es que “hay republicanos y republicanos”.

¿Cómo los cubanos se volvieron republicanos? Algunas claves

Los resultados del 2020 de la encuesta sobre Cuba que realiza la Universidad Internacional de la Florida (FIU) indicaron que los cubanoamericanos del sur de la Florida son, en general, republicanos moderados cuando se discuten temas específicos, independientemente de las actuaciones exageradas e histriónicas de los trumpistas.

Un conjunto de datos desarrollado por el Democracy Fund Voter Study Group y la Universidad de California nos provee un referente para examinar más de cerca las actitudes de los cubanoamericanos del sur de Florida y comparar sus opiniones políticas con las de otros republicanos.

El proyecto Nationscape es una de las encuestas de opinión pública más grandes jamás realizadas, entre julio de 2019 y junio de 2020 entrevistó a más de 318.000 mil votantes de todas las regiones, condados y distritos electorales del país. Esta investigación masiva produce una muestra probabilística de más de 2200 cubanos que viven en los Estados Unidos. Si extraemos a los cubanoamericanos de los distritos electorales 24-27, podemos analizar con mayor profundidad las diferencias entre los republicanos cubanoamericanos del sur de la Florida y el resto de los republicanos —un saludo a Carlos Odio de Equis Research por hacerme llegar su tesoro de datos. Los hallazgos resultarán en un interesante libro que publicaré con mi colega, el Dr. Qing Lai, pero adelantaré algunas impresiones en este artículo.

La conclusión es que los cubanoamericanos republicanos del sur de Florida (CRSF) tienen criterios marcadamente diferentes a los de los típicos republicanos blancos no hispanos que, según el Centro de Investigación PEW, constituyen el 80% del Partido. Los CRSF no comparten las opiniones de otros republicanos sobre cuestiones políticas claves. Son, en general, más “liberales”, usando ligeramente la palabra, que otros miembros del Partido Republicano, particularmente de los que forman parte de lo que llamaré el núcleo republicano (NR), la mayoría blanca-no hispana del Partido.

Comparemos las opiniones de los cubanoamericanos republicanos con el núcleo republicano en tres políticas fiscales y sociales claves: aumentar los impuestos a los ricos, reducir la deuda estudiantil y brindar atención médica universal para todos los estadounidenses.

En cuanto al tema de los impuestos para los estadounidenses más ricos —personas que ganan más de $ 600,000 / año—, el porciento de CRSF que apoya el aumento de impuestos a los súper ricos es ligeramente superior que el de los que pertenecen al núcleo republicano (64 y 62 % respectivamente). Este no es un margen estadísticamente significativo y podemos asumir con seguridad que los cubanoamericanos y otros republicanos están de acuerdo en gravar más a los ricos. Sin embargo, en las otras dos políticas que comparamos aquí, las opiniones de los cubanoamericanos difieren significativamente de las de la mayoría blanca no hispana y señalan puntos de marcada divergencia entre los dos grupos.

En cuanto al tema de la deuda estudiantil, el 68% de los cubanos republicanos del sur de la Florida quieren asegurarse de que cualquier estudiante que asista a un colegio o universidad estatal pueda completar sus estudios sin deudas. Solo el 48,5% de quienes pertenecen al núcleo republicano es tan benevolente. El acceso gratuito a las universidades públicas ha sido una parte integral del sistema educativo cubano al menos desde la década de 1940, por lo que no es sorprendente que aspirar a una educación con un costo bajo esté en la lista de deseos de los cubanoamericanos.

En 2015 cuando se informó que Hialeah lideraba el país en inscripciones a la Ley de atención médica asequible, los comentaristas políticos levantaron las cejas. No es sorprendente, entonces, que el 56% de los cubanos republicanos del sur de la Florida apoyen la provisión de un seguro médico administrado por el gobierno para todos los estadounidenses. Esto puede no parecer una mayoría abrumadora, pero compárelo con el apoyo expresado por la mayoría blanca-no hispana del parido: 37%.

Ahora comparemos los resultados para tres temas relacionados con la inmigración: la construcción de un muro en la frontera sur, la creación de un camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados y la deportación de inmigrantes indocumentados.

El 75% de los cubanos republicanos del sur de la Florida apoyan la construcción de un muro en contraste con el 85% del NR. El 50% de los CRSF apoya la creación de un camino para la obtención de la ciudadanía de inmigrantes indocumentados, en comparación con el 43% de los republicanos del núcleo. Sobre la cuestión de la deportación de todos los inmigrantes indocumentados, los cubanoamericanos republicanos del sur de la Florida son menos fríos que el núcleo de miembros republicanos. El 53% respalda esta forma de tratar con los recién llegados indocumentados en comparación con el 75% de apoyo que recibe la deportación de parte de los republicanos blancos no hispanos.

¿Y sobre el tema de la raza y la discriminación? Los cubanoamericanos blancos a menudo insisten en que el racismo no existió/existe en Cuba o que la tolerancia por la diversidad racial fue/es más frecuente en la Isla que en los Estados Unidos. Dos preguntas en la base de datos de Nationscape abren interesantes perspectivas sobre las actitudes raciales de los cubanoamericanos.

La primera pregunta presenta la experiencia de otras poblaciones minoritarias que han superado los prejuicios “sin favores” del gobierno (judíos, irlandeses, italianos) y pregunta si los afroamericanos deberían poder hacer lo mismo. Sobre este tema, el 85% de los cubanoamericanos republicanos del sur de Florida, una población predominantemente blanca (90%), cree que los afroamericanos deberían poder superar el inevitable prejuicio que se inflige a las comunidades minoritarias en Estados Unidos sin favores especiales. Un número mayor del núcleo republicano, el 90%, también lo cree.

La segunda pregunta es si generaciones de esclavitud y discriminación han creado condiciones que obstaculizan la movilidad social de los afroamericanos. Según el 49% de los cubanoamericanos republicanos en el sur de Florida, sí, la historia importa. El legado de la esclavitud y la discriminación impide la movilidad social de los afroamericanos. Mientras solo el 35% de los republicanos blancos no hispanos reconocieron las barreras que plantean los prejuicios heredados.

En sus primeros cien días, Biden ha pisado el acelerador y ha dejado muy claro que su presidencia se tratará de política, no de “apariencia”. Reconocer las inclinaciones políticas de los republicanos cubanoamericanos es importante, particularmente cuando reflejan un cisma entre el punto de vista cubanoamericano y el típico republicano blanco no hispano. Tales líneas divisorias de opinión ofrecen una apertura al Partido Demócrata para resaltar las iniciativas políticas de la nueva administración y su relación con la vida cotidiana de los cubanoamericanos. ¿Cuántos cubanoamericanos saben, por ejemplo, que el American Relief Plan actualmente aprobado incluye actualizaciones significativas del muy apreciado Affordable Care Plan?

Se necesita trabajo para competir con el bombardeo de los medios de comunicación en español trumpistas, pero este es el momento de recordar a los cubanoamericanos en la calle que ellos son “atípicos” en el Partido Republicano de hoy. Que ni los mensajeros ni el mensaje del Partido Republicano de hoy tienen en mente sus mejores intereses. Los cubanoamericanos deberían sentirse incómodos compartiendo el pan en una mesa para supremacistas blancos codiciosos y xenófobos antiinmigrantes.

Aclarar los intereses políticos no explica el efervescente trumpismo exhibido recientemente por los cubanoamericanos del sur de Florida. Eso es porque el trumpismo no se trata de políticas. O incluso valores. Se trata de un asalto directo y frontal a un sistema de gobierno que ha perdido contacto con la impotencia que sienten muchos estadounidenses. Se trata de levantar los ídolos de la tribu para la adoración del miedo y la ira. La estrategia del trumpismo es reclutar a los compañeros de viaje alienados que quieren desesperadamente atacar este sistema de gobierno por sus valores liberales, por su fomento de la diversidad que transforma el país y alimenta su alienación. Por ser un gobierno de las personas equivocadas, por las personas equivocadas y para las personas equivocadas.

Una forma de socavar los falsos ídolos erigidos por Trump es volver a la política como el centro de atención del gobierno. Políticas que incluyen a las poblaciones y reconocen las necesidades de las personas y la responsabilidad del gobierno de satisfacer esas necesidades. Al menos en algunas cuestiones de política, los cubanoamericanos republicanos no están de acuerdo con el Partido Republicano de hoy. La pregunta es, ¿pueden los demócratas aprovechar la desalineación?

 

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