Sí o no al embargo. ¿De qué lado estás?

¿Qué nos dice una reciente encuesta?

Foto: Otmaro Rodríguez.

El ensayista y filósofo francés Michel Montaigne solía utilizar la frase “¿Que sais-je?” para expresar los límites subjetivos del conocimiento. ¿Qué puede saber realmente cualquier individuo sobre el mundo? ¿Sobre otros que lo habitan? Me hago esta pregunta a menudo, es parte del trabajo de un sociólogo crítico. Me rasco la cabeza con perplejidad cada vez que recopilo datos para analizar a mis compatriotas en el sur de Florida. ¿Qué sé realmente sobre los cubanoamericanos? Muchos responderán de un salto: “no sabes nada, no tienes ni idea”, y es posible que tengan razón. Pero uno pensaría que después de casi treinta años de estudiar a los cubanos en los Estados Unidos, sabría algo sobre lo que hace funcionar a nuestra “comunidad moral”. Pero ante la pregunta del francés, que se traduce en un muy cubano: ¿qué sé yo? debo admitir que muchas de las partes cambiantes de la comunidad siguen siendo un acertijo, un enigma envuelto en un pastelito.

Tomemos, por ejemplo, el resurgimiento de los sentimientos a favor del embargo entre los cubanoamericanos del sur de Florida. Es un giro sombrío, aunque no del todo sorprendente dado el Jarabe de Trump que muchos han saboreado en los últimos años.

¿Qué está impulsando este macabro entusiasmo por respaldar una política arcaica de guerra fría diseñada en 1962? Una política dirigida a aislar a Cuba y provocar un cambio de régimen porque, como se afirma en la infame Proclamación 3447 de Kennedy, el país es “incompatible con los principios y objetivos del sistema interamericano” y, “a la luz de la ofensiva subversiva del comunismo chino-soviético con el que el gobierno de Cuba está públicamente alineado”. ¿En serio? ¿Todavía hay apoyo para una política diseñada para “proteger” a las Américas de la amenaza del “comunismo chino-soviético?” ¿Esta política sigue siendo un elemento vital en la política exterior de Estados Unidos? El mundo ha cambiado mucho, pero parece que nosotros hemos cambiado muy poco.

Quizás haya más que puro oportunismo detrás de esta aparente actitud insensible de “que se jodan” exhibida por mis compatriotas de la diáspora cubana. Después de todo, no todos somos expertos en YouTube que nos ganamos la vida vendiendo miedo y desinformación. La mayoría de nosotros nos preocupamos por nuestros amigos y familiares en la Isla. Aproximadamente la mitad de nosotros enviamos dinero sistemáticamente, o compramos comida a través de Katapulk. Muchos en la Isla dependen de nosotros, sino para sobrevivir, como apoyo, especialmente durante este horrible período de pandemia.

Quizás defender el embargo, en la mente de quienes lo hacen, sea parte de un plan más amplio. Quizás sus partidarios vean el embargo como parte de una estrategia más amplia para mejorar la vida de los cubanos en toda la Isla. ¿Qué sé yo?

Quiero entender por qué tantos de nosotros insistimos en apoyar una política exterior implementada para castigar y aislar cuando sabemos que el cambio, en este mundo globalizado, se produce por el contacto y la negociación. Los que apoyan el embargo ¿Por qué lo hacen? Y quienes no lo apoyan ¿Por qué?

Con la ayuda de los colegas de OnCuba News, hice circular un cuestionario por unos días a través de redes sociales para tratar de entender por qué los cubanoamericanos apoyan o se oponen a las sanciones de casi sesenta años. Esta no es una muestra científica, pero las 361 respuestas (al 19 de mayo de 2021) nos permiten crear categorías amplias para describir las razones que dan forma a tales opiniones.

Entonces, si bien el 79% de las personas que respondieron a nuestro cuestionario están en contra del embargo/bloqueo, no podemos decir que este porcentaje sea un reflejo exacto de las actitudes entre todos los cubanoamericanos (la última encuesta sobre Cuba de la Universidad Internacional de la Florida —2020 FIU Cuban Poll— arrojó que el 60% de los cubanoamericanos del sur de la Florida apoyaban la continuación del embargo). No obstante, podemos examinar las razones dadas para apoyar u oponerse al embargo y crear una tipología de respuestas que, con toda probabilidad, represente los motivos para asumir una de las opciones. 

Primero, algunos detalles sobre la muestra.

No importa su edad, género, si vive fuera de Cuba o en la Isla, o cuándo salió de Cuba si fuese el caso, me gustaría razonar con usted algunas de las perspectivas sobre el embargo presentadas por este ejercicio.

¿Cuáles son algunas de las ventajas de mantener el embargo?

Esta pregunta se hizo solo a quienes respondieron en apoyo al embargo (20% de la muestra). Las ventajas que asocian sus partidarios con el mantenimiento del embargo se dividen en tres categorías. El embargo 1) ejerce presiones económicas sobre el gobierno que conducen a alguna versión de cambio de régimen, 2) ejerce presión económica sobre el gobierno que conducirá a la liberalización de las relaciones económicas y políticas actuales sin un cambio de régimen, y 3) expresa una posición basada en lo que podríamos llamar principios morales.

1) Para una gran mayoría de los partidarios del embargo, la política sirve como un medio para ejercer una presión directa y mortal sobre el gobierno cubano. Esto se expresa a menudo en un lenguaje amargo, crudo, lleno de odio o en frases más estratégicas, pero no menos firmes. (Un asterisco significa respuestas escritas en inglés. Las respuestas no están editadas, se seleccionaron algunas como típicas de otras respuestas similares).

2) Un segundo grupo de respuestas más numerosas dentro de quienes apoyan el embargo proviene de los encuestados que lo visualizan (al embargo) como una motivación para el gobierno cubano para liberar, no anular, las estructuras económicas y políticas existentes. La liberalización de las estructuras actuales conduciría a un proceso de “democratización” sin cambio de régimen que incluiría el establecimiento de un nuevo orden económico que valore el espíritu empresarial individual, garantice salarios más altos y una mejor calidad de vida. Desde este punto de vista, se considera que el bloqueo tiene la capacidad de hacer que el gobierno cubano reflexione sobre los errores de sus políticas económicas actuales.

Forzar al gobierno cubano a hacer cambios económicos internos.

3) La tercera categoría de encuestados en este grupo basa su apoyo en principios, ideologías generales. El embargo representa una versión de lo que “debería ser”, dando poca consideración a lo que realmente “es”.

Nunca se menciona la preocupación por el impacto directo del embargo sobre el pueblo cubano. El pueblo solo se menciona en su relación con el gobierno.

Independientemente de sus razones para apoyarlo, estas personas de “línea dura” están seguros de que el embargo traerá cambios políticos (80%) así como cambios económicos (74%). La mitad de los partidarios del embargo (51%) piensan que los cambios políticos y económicos ocurrirán en el período de los próximos cinco años. Un 22% atribuye los cambios políticos que se están produciendo ahora en la Isla como motivados por el embargo.

¿Cuáles son las ventajas de levantar el embargo?

Los encuestados que se oponen al embargo tienen razones más matizadas para su posición. El 79% de quienes se oponen al embargo/bloqueo expresa razones que pueden clasificarse en cuatro grandes temas: 1) el levantamiento del embargo contribuirá al desarrollo económico de Cuba; 2) el levantamiento del embargo eliminará la justificación utilizada por el gobierno cubano para explicar las deficiencias del sistema económico y político; 3) levantar el embargo es lo moralmente correcto dada la violación que significa a la soberanía de Cuba, y 4) levantar el embargo mejorará la reputación internacional de los Estados Unidos.

1) Las expectativas de desarrollo económico son las más numerosas y las más matizadas de todas las respuestas. El levantamiento del embargo motivaría el desarrollo económico que, a su vez, conduciría a una amplia liberalización del sistema económico en general, con una expansión dinámica de las empresas privadas y otras.

La característica más significativa de estas respuestas, cuando se contrasta con las pro-embargo, es la frecuencia con la que se invocan los términos “pueblo”, “ciudadanos” o “familia”. Aquí comparto algunas respuestas representativas que imaginan los beneficios económicos de una Cuba sin embargo/bloqueo.

En un comentario contundente, uno de los encuestados resume las opiniones de muchos que consideran que el mayor peso del embargo recae en el pueblo cubano, no en el gobierno, como suponen los encuestados que se manifiestan a favor del embargo:

El levantamiento del embargo dinamizaría la economía cubana “prácticamente instantáneamente”. Más del 93% de los opositores al embargo creen que los cambios económicos se producirían rápidamente, dentro de un año (49%) o entre dos y cinco años (36%).

2) Algunos encuestados anti-embargo enfatizaron cómo el levantamiento del mismo privaría al gobierno cubano de su principal excusa para explicar por qué la economía se tambalea y revelaría las debilidades del sistema. Este es el segundo tipo de respuesta más numerosa entre los encuestados anti-embargo.

3) Algunos argumentan que el embargo viola la soberanía del estado cubano e impide su capacidad para desarrollarse como un miembro igualitario de la comunidad internacional de naciones. El levantamiento del embargo permitirá a Cuba triunfar o fracasar en sus propios términos, sin restricciones antinaturales e inmorales a sus actividades.

4) Una pequeña parte de las respuestas destacó el impacto que tendría el levantamiento del embargo en la reputación internacional de Estados Unidos.

Al igual que quienes lo apoyan, la mayoría de quienes se oponen creen que el embargo (en este caso su levantamiento) es una variable que provocará cambios políticos en la Isla (53%), sin embargo más de una cuarta parte (27%) no están convencidos de que el levantamiento del embargo tenga consecuencias políticas directas (solo el 6% de los encuestados a favor del embargo expresaron ambigüedad sobre el impacto político directo del mantenimiento del embargo).

Los cambios políticos previstos por los encuestados anti-embargo son complejos y están mediados por el impacto económico desatado por el levantamiento de las sanciones. Algunos creen que el gobierno cubano ganaría prestigio y reputación si se ajustara con éxito al período posterior al embargo, otros creen que el levantamiento del embargo obligaría a los líderes a responder preguntas serias sobre la ineficiencia del sistema. Otros prevén un ablandamiento de las actitudes actuales hacia Estados Unidos como el enemigo perpetuo y esto permitiría que se produzcan debates internos con el gobierno sin la estigmatización de ser etiquetados como “contrarrevolucionarios”.

¿Entonces que sabemos? “La descarga”.

Los partidarios y opositores del embargo comparten una característica: ambos grupos creen que inclinar la política estadounidense hacia su posición provocará cambios en la Isla. Pero ahí termina la similitud.

Los encuestados a favor del embargo están obsesionados con el estrangulamiento económico del gobierno cubano. La mayoría de los encuestados anti-embargo están igualmente obsesionados con el daño que la política ejerce sobre el pueblo cubano.

El “cambio” que imaginan la mayoría de quienes se oponen al embargo es una mejora en la calidad de vida de los cubanos comunes. El “cambio”, para la mayoría de los encuestados a favor del embargo, equivale a un cambio de régimen, la disolución del gobierno cubano. No es un argumento complicado.

Tampoco es un buen argumento. Obliga a los partidarios del embargo a explicar por qué sesenta años de presión, que han pasado por el Período Especial y una pandemia mundial, no han producido los cambios que esperaban. ¿Han surgido nuevas evidencias que nos hagan pensar que el embargo hará ahora lo que no ha podido hacer durante los últimos sesenta años? ¿Que hará lo que el más restrictivo embargo y el Periodo Especial juntos no pudieron hacer? Me gustaría ver esa evidencia. El pensamiento mágico no es una prueba.

Sin embargo, quienes proponen levantar el embargo/bloqueo también deben responder preguntas difíciles. ¿Cómo se puede persuadir al sistema político —maquiavélico y arrogante— de los Estados Unidos para que rescinda una política que no ha logrado imponer el poder del imperio? ¿La estrategia debería ser enfatizar los intereses nacionales de Estados Unidos que se beneficiarían de levantar el embargo o la crisis humanitaria que enfrenta el pueblo cubano? (Recuerde que incluso durante el apogeo de la Trumpmanía, más del 60% de los cubanoamericanos del sur de la Florida estaban a favor de un levantamiento temporal del embargo durante la crisis pandémica).

Por supuesto, recibir el apoyo de los funcionarios cubanoamericanos electos sería de enorme ayuda, pero la imposibilidad de que eso suceda conduce a otro enigma. ¿Por qué los cubanoamericanos siguen eligiendo funcionarios que apoyan una política anacrónica que tanto sufrimiento trae a sus compatriotas en la isla? ¿Es la obsesión por derrocar al gobierno cubano tan abrumadora que el sufrimiento del pueblo cubano se ve simplemente como un daño colateral? ¿Es aquí donde estamos como comunidad, en la voluntad de poner al pueblo cubano bajo la guagua para ganar una discusión con el fantasma de Fidel Castro? ¿O es que Cuba no es tan importante para nosotros y nuestro futuro como cubanoamericanos?

Veo un —pequeño y frágil—terreno común. Ambos grupos ven su posición como motivadora del cambio económico. Ambos grupos, por diferentes motivos, quieren que el gobierno cubano relaje las restricciones económicas y diversifique la actividad económica.

Estos son precisamente los tipos de cambios provocados por la apertura de Obama. Estos cambios fueron sustanciales, dada la brevedad del nuevo orden y apoyaron iniciativas económicas iniciadas por el gobierno cubano antes de que Obama agitara la olla. Entre estos: un aumento en el sector no gubernamental / empleo privado (del 16% en 2010 al 29% en 2015); el surgimiento de una clase empresarial; la diversificación de la economía; así como el entusiasmo intangible, pero no menos real, entre la gente, en anticipación a un nuevo amanecer con los Estados Unidos.

Son estas las consecuencias de una política de compromiso que influye en la relación entre el pueblo cubano y su gobierno, así como entre la diáspora y el pueblo cubanos, en formas que parecen desear tanto las fuerzas a favor como en contra del embargo. Sé lo que estás pensando: Los copos de nieve no duran mucho en Miami.

Para ser honesto, no me hago ilusiones de que la vox populi cubanoamericana levantará un coro apoyando el fin del embargo. No veo ninguna señal de que estemos dispuestos, como comunidad, a aceptar nuestra “gran mentira”, a reconocer que el embargo, como política para motivar el cambio en Cuba, ha sido un rotundo fracaso y no ha cumplido las expectativas de sus partidarios. Es una política zombi que debería haber sido eliminada con el respaldo años de evidencia que verifica su fracaso, pero se mantiene viva, devorando los cerebros de los cubanoamericanos. Apoyar el embargo es una prueba de que nuestra comunidad ha sido reclutada con éxito para abusar del pueblo cubano asistiendo a Estados Unidos en su débil intento de proyectar el poder estadounidense. Me preocupa la historia que estamos ayudando a forjar.

La única esperanza que tengo de ver el levantamiento del embargo es que el gobierno de Estados Unidos actúe en su mejor interés. En este caso unique, los mejores intereses de Estados Unidos están alineados con los mejores intereses de Cuba, su pueblo y su gobierno.

Aceptar esto puede que no sea fácil para quienes han desarrollado una identidad basada en la oposición al gobierno cubano, pero es la realidad que enfrentamos. Cedamos a un momento de claridad. No podemos, con credibilidad alguna, exigir cambios en los demás cuando nosotros, como comunidad, seguimos siendo tan reacios e incapaces de cambiar.

Pero podría estar equivocado. ¿Qué sé yo?

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