Carta de un asere a Trump

Foto: Kaloian.

Foto: Kaloian.

A la memoria de Bernardo Cárdenas Ríos, maestro, y a Yapci Bienes.

 

Estimado Donald Trump,
vecino casablanquero,
nagüe, bróder, compañero
de la otra circunscripción.
Tengo cierta información
que por poquito me infarta.
Estaba oyendo una sarta
de cosas que hablan de ti
hasta que me decidí
a redactarte esta carta.

 

Asere, ¿tu tás quemao?
¿Tú tás quende o majareta?
¿Te dieron una galleta
con el zapato quitao?
¿Te echaste un doble planchao
y jorobaste la esquina?
¿Se te fue la catalina?
¿Te entró piojo en el ombligo?
¿Te estás metiendo conmigo?
¿Tú quieres bronca, monina?

 

¡Donalcito, Donalcito!
No me provoques, asere,
no permitas que me altere,
no te hagas el cabroncito.
Yo estaba aquí, tranquilito,
viendo la televisión
y me enteré de un montón
de medidas que has tomado.
Asere… ¡no seas pesado!
cambia el casete, ¡so… Trump!

 

¿Qué te pasa a ti, pureta?
¿Vuelta al juego congelado?
Se ve que nunca has pasado
el Niágara en bicicleta.
¿Y si te parto la jeta?
Ay, Don, no me tientes más.
Mira que yo soy capaz
de ir a tu gao, vecino.
Y en vez de tener un chino
tendrás un asere atrás.

 

Si ya tú estás deschavado,
¿a qué viene esta cañona?
No seas mala persona,
rubianco tan mal peinado.
Mira… ya me has enfadado.
¡No comas más catibía!
Deja quieta a la isla mía
y ponte pa’ tus asuntos
que tú y yo si estamos juntos
uno de los dos se enfría.

 

No seas tan comebola.
No hables tan ligeramente.
¿Qué es eso de que tu gente
no beba más Tropicola?
¿Quieres que te hagan la ola
los turistas, las visitas?
Consorte, si algo me quitas
te armo un titingó de ampanga.
¡Eso lo sabe malanga
y el dueño de puesto ‘e fritas!

 

No te llamaré guanajo
por no faltarte al respeto
pero, nagüe, estate quieto,
concéntrate en tu trabajo.
No mires más para abajo,
quítate esa mala idea.
¿Tú quieres que Cuba sea
pobre más de lo común?
¡Tú debes tener algún
guayabito en la azotea!

 

Es más, vente al barrio mío,
y pasa un fin de semana
en las calles de La Habana,
para que entiendas el lío.
Yo el pasaje te lo fío
para que hagas la visita.
Te busco una parejita
Pa’ que bailes reguetón
y te pago el primer ron
Y la primera Najita.

 

Déjate de tanto aguaje,
mi ambia, para el carro ya.
Toma antiluchín, anjá,
y disfruta del paisaje.
Déjate de tropelaje,
si es que así puede decirse,
porque si empiezan a irse
los turistas que aquí veo
te voy a dar un bateo
que hasta en la ONU va a oírse.

 

Te voy a invitar, asere,
a que subas a un camello
(sin practicar “el repello”)
y a bailar con Irakere.
A cantar un miserere
y fumar puro en cachimba.
A caminar por La Timba,
y a beber Paticruzado.
Que si sigues ofuscado
te va a dar una sirimba.

 

Hazme caso, consortico.
Ni siquiera me caes mal.
Eres gracioso, un chacal
metido en traje de rico.
Deja ver cómo me explico,
si la voz no se me tranca.
Ve a jugar a la petanca,
mandatario mameluco,
o yo halo por el bejuco
y llamo a la Casa Blanca.

 

A ver: ¿cómo se controla
que todo el que nos visita
haya bebido Najita,
o Cachito o Tropicola?
¿Estás regando una bola
porque sabes que es dañina?
¿O pondrás en cada esquina
de airports internacionales
un detector de metales
y al lado un control de orina?

 

¿Quien beba Caney oculta
algún delito y se inmola?
¿Y al que orine Tropicola
van a ponerle una multa?
Bróder, esto no resulta,
son prácticas algo añejas.
Ya se están oyendo quejas
Ante la causa inaudita
de que por una Najita
pueda acabarse entre rejas.

 

¿A quien duerme en un hotel
de la cadena Gaviota
llega a Tampa y se le nota
la marca de algo en la piel?
Consorte, no seas cruel,
no hagas planes tan grotescos,
burdos y rocambolescos.
Mira, ¿por qué no lo hablamos?
Si quieres te fabricamos
el detector de refrescos.

 

Erick John, de Pensacola,
anoche fue detenido
porque en su orina han salido
burbujas de Tropicola.
Como todo se controla
tras hacernos la visita
la cuban-newyorker Rita
fue esposada –lo lamento–
porque habló y tenía aliento
a ron Caney con Najita.

 

Peritos del CSI
analizan la saliva
de una turista nativa
de Kansas que estuvo aquí.
Parece mentira, ¿sí?
Pero eso está en el programa.
Ya se acabó la Era Obama.
Otro turista está roto
por haberse hecho una foto
en el hotel Panorama.

 

Y mira, estoy tan berreado,
tan fuera de mis cabales
que te deseo los males
que a nadie le he deseado.
Estoy tan… encabronado,
tan bronco, tan en candela,
que a través de la espinela
te voy a hacer (sin esfuerzo)
las maldiciones en verso
que yo aprendí de mi abuela.

 

Maldiciones en verso

Ojalá te muerda un perro
al que no hayan vacunado.
Y que te vendan pescado
ciguato y falto de hierro.
Ojalá con un cencerro
te toquen son en la oreja.
Ojalá una vaca vieja
te haga caca en el zapato
y te vendan pan socato
y gallina sin molleja.

 

Ojalá te dé en un ojo
el toco de la quimbumbia.
Y bebas una sambumbia
rara que te deje cojo.
Ojalá te caiga piojo
y pierdas el bisoñé.
Ojalá te pise un pie
un guardaespaldas bien gordo.
Ojalá te deje sordo
el que pregona el café.

 

Ojalá tú andes a pie
y yo con el tanque lleno.
Y que acabes de sereno
de una Tienda TRD.
Ojalá que alguien te dé
un yiti (o diez, digo yo).
Ojalá te digan ¡Noooooo!
cuando quieras ir de bodas.
Y ojalá que pierdas todas
las datas del dominó.

 

Ojalá tengas que estar
un mes en Guanabacoa
durmiendo en la barcaboa
de un cuartico en un solar.
Ojalá que un calamar
te eche la tinta en el pelo.
Ojalá caigas al suelo
y no puedas levantarte
baje un marciano de Marte
y juntos alcen el vuelo.

 

Ojalá que haya calor
y tu corbata indiscreta
se enrede con la paleta
de un viejo ventilador.
Ojalá en el comedor
oval haya cucarachas.
O que te caigan hilachas
y pelitos en la sopa.
O que te quiten la ropa
Pa’ reírse las muchachas.

 

Ojalá que un adoquín
te caída sobre el tejado,
y que nades, amarrado,
en un río de azuquín.
Que te toquen un violín
desafinado diez días.
Que pidas cervezas frías
y te las traigan calientes.
Que se te caigan los dientes
por ceguera en las encías.

 

Ojalá caigas a un hueco
y esta vez al levantarte
vengan a movilizarte
los jefes del Plan Tareco.
Ojalá con un pie seco
compres un tenis mojado.
Ojalá que en el Vedado
quieras un cuarto alquilar
Y solo haya en un solar
con un bache grande al lado.

 

Ojalá no te funcione
la wifi en ningún lugar.
Que te quieras afeitar
y que un pelo se te encone.
Ojalá alguien te enjabone
la espalda y se vaya el agua.
Ojalá pase una guagua
cuando vayas al trabajo
Y metas el pie debajo
de la última jimagua.

 

Ojalá quieras dormir,
al lado se arme un bembé,
te quejes al Comité
y nadie te quiera oír.
Ojalá quieras salir
y comience un huracán.
Ojalá se acabe el pan
cuando te toque en la cola.
Y que al beber Tropicola
eructes alcolifán.

 

Ojalá un grupo de locos
escapado de Mazorra
quiera pegarte la gorra
de pelotero con mocos.
Ojalá te queden pocos
chavitos a fin de mes.
Ojalá busques después
que alguien zapatos te venda
Y no haya en ninguna tienda
zapatos de los dos pies.

 

Ojalá un viejo bisnero
te dé pollo por pescado.
Y que juegues “un candado”
y otro se quede el dinero.
Ojalá tu peluquero
no vuelva de vacaciones.
Ojalá compres jabones
hechos en Batabanó,
y te salga, cómo no,
sarpullido en los… calzones.

 

Ojalá nadie te venda
el Paquete Semanal.
Que un día te sientas mal
Y el médico no te atienda.
Ojalá te multe Hacienda
y te deje tu mujer.
Ojalá eches a correr
y te pises los cordones.
Ojalá que saquen clones
de alguien que no quieres ver.

 

Ojalá te salga un muerto
negro en plena Casa Blanca.
Y una pobre ciega y manca
te toque y te deje tuerto.
Ojalá venga un experto
otorrrinolaringólogo
y te mande al ginecólogo
porque el podólogo diga
que al proctólogo lo intriga
lo que dice tu psicólogo.

 

En fin, ojalá que vayas
a hablar cuando se te invite
y alguien del público grite:
“Donald, por qué no te callas”.
Ojalá que en las pantallas
se queden tus manos quietas.
Y ojalá dos manos prietas
te quiten el peluquín
para que aprendas por fin
¡y-con-Cu-ba-no-te-me-tas!

 

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