Retrospectiva rápida pero no furiosa a la nueva Habana

Foto: Kaloian

Foto: Kaloian

Me debo poner al día

con las cosas que han pasado

porque “mucho es demasiado”

y “hoy es siempre todavía”.

On-Décimas no existía

cuando el Papa entró en La Habana.

Dicen que su caravana

se paseó entre Cristo, el Che,

el messianismo culé

y la blanca Fe “Cristiana”.

 

Y luego Obama llegó

como un “mulato simpático”

“en talla”, no problemático

y a todos encandiló.

Hasta jugó al dominó

con Pánfilo el humorista.

Fue pelotero y cuentista,

e incluso habló de su afán

por inventar al “New Man”:

un dreamer cuentapropista.

 

Dicen que Mick Jagguer vino

con The Rolling, -¿Cuerda Viva?-

y en la Ciudad Deportiva

bailó rock y no casino.

Dicen que dijo un vecino

del Cerro, oculto en la bruma,

al notar aquella suma

de energía tan violenta:

¡Hay que ver lo bien que sienta

la moringa de la Yuma!

 

Dicen que ya hay más de un perro

que ladra en spanglish, men.

Y que ahora es Hollywood quien

tiene la llave del Cerro.

Dicen que el Puente de Hierro

mini-Brooklyn parecía.

Y que incluso en pleno día

tiraron un almendrón

al fondo del malecón

mientras la gente aplaudía.

 

Hemos pasado de estar

sin cable y sin Internet

a ser los extras de un set

apto para la Star Wars.

Nadie lo puede negar,

somos, sin duda, geniales.

Sin grandes traumas morales

hemos creado, ahora mismo,

algo nuevo: el Socialismo

con efectos especiales.

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