No al consumismo y un sí gigante para la felicidad

Ya se acerca la Navidad y el fin de año… En unas semanas comienzan en la radio y la televisión a transmitir canciones navideñas hasta el cansancio, Feliz Navidad, de José Feliciano, la tararea hasta Chicho, mi perro… Tragaré en seco de tanto repetir, Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo y quedaré sin tinta y con dolor en la muñeca izquierda firmando tarjetas de felicitaciones.

Las vidrieras de las tiendas y otros negocios dejarán de ser transparentes para estar cubiertas de dibujos navideños y carteles con rebajas de precios, ofertas imposibles de resistir. Y todos iremos al Mall como zombis en busca de mermelada. Las casas comienzan a disfrazar sus fachadas con trineos, nieve de algodón, muñecones de Santa Claus, imágenes del nacimiento del Niño Jesús y luces, muchas luces de colores que imagino que convierten el planeta en una bola lumínica de discoteca; los terrícolas están otra vez de fiesta, dirían los extraterrestres.

En unos días, para ser exacto, el viernes, después de Thanksgiving —Día de Acción de Gracias—, es Black Friday —Viernes Negro—, el día en que todas las tiendas de ropa, cosméticos, zapatos, carteras, electrodomésticos, joyas, etc., rebajan sus precios en más de un 50% y el chin de las cajas registradoras no descansa hasta el amanecer. Me imagino que nosotros tengamos que rebajar la suscripción de la revista y el precio en las más de 189 tiendas donde se vende.

OnCuba —Barnes & Noble, Books & Books, Hudson News—, o seremos los únicos en las tiendas con el mismo precio, por lo que si me lees, aprovecha y cómpranos, puedes comprar varias revistas para darlas de regalo. A propósito de regalos, alguna vez te has preguntado ¿por qué tenemos que regalar algo en Navidad? ¿Es que acaso ya nadie se conforma con un buen consejo?

En unos días también ya la refrescante brisa de mi querido Miami Lakes se intoxicará con el olor a carne de puerco frita y chicharrones que arrastra el viento desde la ciudad de Hialeah. Creo que Hialeah, en Navidad, es donde más puercos se fríen y se asan en los Estados Unidos, y aunque el olor a masas de puerco navega en su aire, mi gente se queja, porque dicen que el puerco que se cría aquí, no sabe ni huele “jamás”, como el de Cuba. Menos mal, si oliera tanto como el de Cuba me hubiera mudado para New York… Déjenme explicarme, es que yo no como puerco, a veces me da pena decirlo porque siento que el no comer carne de puerco es falta de cubanía…

Como se podrán haber dado cuenta, no soy muy ardoroso ni ávido de la Navidad, me desilusiona el carácter mercantil y consumista que se fomenta y promueve alrededor de estas fechas, ojalá nuestro país no se convierta en una sociedad de consumo desenfrenado… Sin embargo, me gusta, me suscita el espíritu amistoso y familiar que invade el ambiente por estas fechas. Me conmueven los festejos con amigos y familia, compartir con nuestros seres queridos, la buena cena, el buen vino, la risa, los cuentos, los abrazos y los besos y las fotos que quedan para la posteridad.

Este año, no enviaré tarjetas postales de felicitaciones, enviaré la revista OnCuba a todos mis amigos, y que sirva este Editorial para enviarles a todos un saludo por Navidad, desearles que la pasen bien en compañía de la familia y que el nuevo año, los colme de bendiciones, buena salud, amor, felicidad y prosperidad.

Para el equipo de OnCuba, mis felicitaciones, ustedes son los mejores… Y para ustedes, nuestros lectores, gracias por leernos; les deseo que en el 2013 les acompañe siempre la buena salud, la felicidad y la revista OnCuba.

Salir de la versión móvil