¿Podemos aprender de los japoneses?

El embajador de Japón, Sr. Masaru Watanabe visita OnCuba. Foto: Regino Sosa.

El embajador de Japón, Sr. Masaru Watanabe visita OnCuba. Foto: Regino Sosa.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de conversar con el Sr. embajador de Japón en Cuba, Masaru Watanabe. Quisimos conversar con él y entrevistarlo motivados por la reciente histórica visita del Primer Ministro japonés Shinzo Abe a la Isla.

El equipo editorial de OnCuba tenía mucho interés en conocer los detalles sobre ese encuentro. Yo, sin embargo, tenía otras preguntas, otra curiosidad mucho más personal.

El señor embajador fue muy amable y cortés al aceptar la invitación que le hicimos de visitar nuestra oficina en La Habana y conocer al equipo. Después de recorrer nuestra sede, nos sentamos en el salón de conferencia. Nos dedicó más de una hora de entrevista y respondió a todas las preguntas. Se sentía cómodo, complacido por los resultados de la visita de primer nivel a Cuba y comprometido con estos nuevos aires de cooperación, colaboración y vínculos económicos de mutuo interés.

Mientras lo escuchaba hablar, noté que era un hombre de mucha paz, tranquilidad, y seguridad; sellaba cada respuesta con una sonrisa. Parecía no llevar nada de odios ni resentimientos en su corazón, ni sentirse en estado de emergencia o paranoia…

Sin embargo, Japón está en una zona de conflictos, un país rodeado por dos regímenes que desafían a sus vecinos a su antojo y desestabilizan la región. Fue noticia (y el propio embajador lo confirmó) que en la agenda del primer ministro estaba una petición al gobierno cubano para mediar el conflicto con el “líder” de Corea del Norte: el controvertido y eufórico Kim Jong Un.

El embajador de Japón, Sr. Masaru Watanabe visita OnCuba. Foto: Regino Sosa.
El embajador de Japón, Sr. Masaru Watanabe visita OnCuba. Foto: Regino Sosa.

Al terminar la entrevista, interrumpí la sonrisa de su última respuesta y le dije: “Señor embajador, gracias por dedicarnos tanto tiempo y por su visita. Como usted ya sabe, no soy periodista, pero me gustaría hacerle una pregunta”.

– Sí, claro –me contestó amablemente.

– Como usted ha dicho, Cuba y Japón tienen muchas similitudes: ambas son islas o conjunto de islas, a ambas las afectan parecidos desastres naturales, etcétera. Pero yo veo otras semejanzas más profundas que quizás nos sirvan a los cubanos como aprendizaje, como lección.

A pesar de las diferencias históricas y de contexto, Japón y Cuba han tenido conflictos con los Estados Unidos. El de Japón fue un episodio muy triste, de guerra y cientos de miles de muertos. Además, Japón tuvo la terrible experiencia de las dos bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Pasó por una ocupación militar y al igual que Cuba aún tiene parte de su territorio ocupado por una base naval de EE.UU.

Hoy en Cuba, a pesar del proceso en marcha del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, hay quienes tienen mucha preocupación, otros al parecer buscan dar marcha atrás e intentan entorpecer este proceso impulsado por Raúl Castro y Barack Obama. Y hay otros que vienen estancados en el pasado intoxicados por el odio y el rencor.

Japón en la actualidad es un país próspero, socio importante y un aliado de su antiguo enemigo de guerra: Estados Unidos. ¿Cómo se logró esto? ¿Cómo lograron los japoneses y el gobierno de Japón superar estos traumas?, le pregunté al embajador Watanabe.

Él suspiró y sin tardar respondió: “No fue fácil. Nos vimos obligados a poner el bienestar y los intereses de los japoneses por encima de nuestro dolor personal”. Calló por unos segundos como buscando una reacción en nuestras miradas. Y sonrió.

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