Una Cuba que quiero

Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

Un muy joven artista cubano se me acercó recientemente para saludarme, y aprovechó para hacerme un comentario que me sorprendió y me complació. No todos los jóvenes están a merced de dejarse seducir por los “privilegios” del capitalismo, la mayoría quiere algo diferente a lo de aquí y a lo de allá. “Yo veo con mucho optimismo todo lo que está sucediendo entre Cuba y EE.UU., viajo mucho a Miami y a Nueva York, y sí necesitamos una tienda como Wallmart, o algo así, pero no un capitalismo loco como el que hay allá; temo que se pierda la inocencia del cubano en este sentido y toda la atención a la población, y los valores sociales que tenemos, sobre todo en la educación, la salud y la cultura”, me dijo.

El pasado diciembre, horas después del discurso del presidente Obama, altos ejecutivos de empresas norteamericanas, ejecutivos de fondos de inversión de la bolsa de valores y prestigiosas firmas de abogados, comenzaban a poner en marcha algo que venían saboreando desde hace un tiempo ya: su Plan Cuba.

En un artículo recién publicado, el profesor de Princeton y ex Secretario del Trabajo norteamericano Robert Reich, dijo que la mayoría de las empresas de EE.UU. no sienten ningún tipo de alianza o compromiso con su país, con la mejoría de salarios para su fuerza laboral, y que su único compromiso es con sus accionistas y con maximizar ganancias.

Yo también deseo ver una tienda Wallmart en Cuba, varias, por qué no; tiendas Apple, Home Depot, y aunque prefiero el café cubano al expreso de Starbucks, me gustaría ver algunos regados por la Habana. Yo no tengo nada en contra de la forma de operar de esas empresas; a pesar de lo que señala el profesor Reich, me parece bien que defiendan sus intereses. Sin embargo, de tener algún día acceso al mercado cubano, me gustaría que se pensara no tan solo en generar ganancias sino también en cómo devolver e invertir parte de esa riqueza en la sociedad. Mi criterio es que todo lo que inspire y promueva la prosperidad y el bienestar de la nación y la población, incluyendo la participación de empresas norteamericanas, debería ser bienvenido, pero con moderación y cautela.

Hay necesidad de inversión, Cuba necesita salir a flote, evolucionar… Pienso que hay muchas cosas que resolver y también muchas que cuidar, preservar y defender, sobre todo aquellas que representan y son, en esencia, el alma de la nación.

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